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Proceso De Globalizacion


Enviado por   •  29 de Noviembre de 2013  •  2.125 Palabras (9 Páginas)  •  362 Visitas

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El proceso de globalización

El proceso de globalización, tal como lo estamos presenciando, encubre una serie de cambios radicales en las esferas económica, social y cultural.

En la primera, asistimos desde los años setenta a una transformación radical del concepto de espacio económico, inducida por el capital internacional, su relocalización a escala planetaria y la re instrumentación de las relaciones entre actores económicos y entre unidades de producción. La división que aún prevalecía hasta el siglo XIX entre el mundo occidental --mercantil y en vías de industrialización--, y el mundo de las civilizaciones estancadas y de los pueblos indígenas, fue sustituida a principios del siglo siguiente por una oposición Norte � Sur : entre países ricos e industrializados, por una parte, y países pobres y subdesarrollados, por la otra, prevaleciente aún hoy. Las relaciones de dominación y de dependencia que se establecieron entre aquellos grandes espacios --a los cuales se asimilaron los conceptos de centro y periferia-- permanecen groseramente válidas como mecanismo explicativo. Sin embargo, aquella imagen se ha vuelto más compleja en la segunda mitad del siglo XX a partir de la conformación de espacios económicos integrados --o en proceso de integración-- en torno a las grandes metrópolis económicas del Norte, en las cuales se administra hoy la mayor parte de la actividad económica y de la riqueza acumulada. Dichos espacios-que se caracterizan por un alto nivel de intercambios internos y significativas relaciones comerciales, así como por importantes flujos de inversiones internas y recíprocas-, se estructuran hoy alrededor de los tres polos de la llamada tríada, constituida por Estados Unidos, la Unión Europea y Japón.

No obstante, esta visión groseramente representativa de los mercados y de los intercambios en el ámbito de los espacios macro-económicos no capta la realidad aún más compleja de la organización de la producción y del movimiento del capital al nivel planetario. El proceso de mundialización del capital, que se inició en los setenta y se aceleró a partir de los ochenta, encubre en realidad tres fenómenos: la penetración de los grandes mercados existentes y de los llamados emergentes por la vía de la inversión extranjera directa; la relocalización de amplios segmentos de la cadena productiva en países con bajo costo de mano de obra y débil organización sindical, por la vía de las transferencias de capitales; y, finalmente, la conformación de un vasto mercado financiero a escala planetaria, articulado en torno a una docena de plazas financieras con proyección mundial.

Analizado desde este ángulo, una de las principales consecuencias de la transnacionalización de la producción y la liberalización de los flujos financieros ha sido la desvinculación de la actividad productiva con los territorios nacionales e, incluso, con las zonas de intercambio comercial y de integración económica conformadas por determinados países. En efecto, si se exceptúan las actividades con fuertes limitaciones de reubicación o con potencial limitado de expansión comercial, la mayoría de los grupos industriales y financieros tienden hoy a organizarse a escala planetaria, creando redes globales de producción y de intercambio que rebasan o se superponen a los espacios nacionales. Sin embargo, dichas redes se estructuran actualmente en torno a centros de mando de nivel planetario con sede en un número limitado de grandes metrópolis norteamericanas, europeas y asiáticas --aunque también en un número limitado de metrópolis del hemisferio Sur--, suministradoras de servicios estratégicos y financieros, y funcionando como nodos en la red global conformada por los grandes grupos industriales y financieros.

Como resultado de esta transnacionalización de la economía, se ha constituido hoy una red global de intercambios económicos y financieros que, a semejanza de la Web, trasciende las fronteras nacionales, se estructura en torno a un número limitado de nodos metropolitanos estratégicos, y sobre la cual los Estados no ejercen más que un control marginal. Pero también se ha reconfigurado el espacio social, siguiendo las líneas de fractura diseñadas por el proceso de transnacionalización, el cual, más allá de la redistribución de las actividades económicas a escala planetaria, redistribuye también la riqueza y el poder, según nuevos parámetros socioeconómicos.

La universalización de la brecha social constituye, como lo veremos seguidamente, el segundo cambio de gran envergadura inducido por el proceso de globalización. Si hasta hace poco tiempo se podía dividir el planeta en mundo desarrollado y mundo subdesarrollado, en Norte globalmente rico y Sur masivamente pobre, en centro dominador y periferia explotada, ya resulta imposible --como en la esfera económica-- emplear los mismos conceptos, por demasiado simplistas e incapaces de representar la realidad social. Si esta dicotomía permanece groseramente válida en el ámbito de los macro-espacios, reflejando los desniveles de acumulación a escala mundial, el proceso mismo de transnacionalización del capital está incidiendo profundamente en la distribución de la riqueza a escala planetaria y en las relaciones de fuerza dentro de cada sociedad.

Así, con la relocalización del capital y las actividades productivas a escala planetaria, se están produciendo cambios en las esferas del empleo y la relación capital-trabajo que afectan profundamente la estratificación social de los países y de los espacios involucrados. Mientras ciertas zonas declinan en términos de actividad económica y de empleo, otras emergen como resultado de las relocalizaciones industriales y de los movimientos de capital. De este modo, nuevas áreas deprimidas y nuevas zonas de prosperidad se constituyen, como resultado de dichos movimientos. La evolución a la cual asistimos no sería tan grave si no ocurriese en un contexto de precarización del empleo y de la protección social en los países industrializados, y de competencia por los más bajos niveles de remuneración y protección social en los países subdesarrollados. Al mismo tiempo, no se ha conseguido promover el desarrollo de inmensos espacios geográficos y de numerosos países y territorios, donde siguen concentrándose una gran parte de la miseria y donde se sitúan también los principales focos de emigración hacia las zonas de mayor desarrollo.

Mientras la regresión y la precarización sociales afectan cada día más a los países industrializados y mientras el mundo subdesarrollado continúa concentrando la gran masa de los miserables, se conforman también islotes de riqueza sobre el telón de la pobreza, como consecuencia de la relocalización del capital y la concentración de los ingresos en determinadas áreas del planeta. Se

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