Recensión De El Origen De Las Especies Cap. 3 Y 4
Enviado por sandovalcarloss • 4 de Mayo de 2014 • 2.124 Palabras (9 Páginas) • 497 Visitas
Capítulo 3 |La lucha por la existencia.
Su relación con la selección natural
Debido a la lucha por la vida, las variaciones, por ligeras que sean y cualquiera que sea la causa de que procedan, si son en algún grado provechosas para los individuos de una especie para sus relaciones infinitamente complejas con otros seres orgánicos y con sus condiciones físicas de vida, tenderán a la conservación de estos individuos y serán, en general, heredadas por la descendencia.
La expresión “lucha por tu existencia” se usa en un sentido amplio Este principio, por el cual toda la ligera variación, si es útil, se conserva, Darwin lo ha denominado con el término de selección natural. La selección natural, es una fuerza siempre dispuesta a la acción y tan inconmensurablemente superior a los débiles esfuerzos del hombre como las obras de la Naturaleza lo son a las del Arte.
Progresión geométrica del aumento La dependencia de un ser respecto, de otro incluye no sólo la vida del individuo, sino también el éxito al dejar descendencia. Todo ser que durante el curso natural de su vida produce varios huevos a semillas tiene que sufrir destrucción durante algún período de su vida, pues de otro modo, según el principio de la progresión geométrica, su número sería pronto tan extraordinariamente grande, que ningún país podría mantener el producto.
La verdadera importancia de un gran número de huevos o de semillas es compensar la mucha destrucción en algún período de la vida, y este período, en la gran mayoría de los casos, es un período temprano. Con mucha frecuencia, lo que determina el promedio numérico de una especie no es el obtener alimento, sino el servir de presa a otros animales.
Naturaleza de los obstáculos para el aumento En las regiones árticas, o las cumbres coronadas de nieve, o a los desiertos absolutos, la lucha por la vida es casi exclusivamente con los elementos. Batallas tras batallas han de repetirse continuamente con diferente éxito, y, sin embargo, tarde o temprano, las fuerzas quedan tan perfectamente equilibradas, que el aspecto del mundo permanece uniforme durante largos períodos de tiempo, a pesar de que la cosa más insignificante daría la victoria a un ser orgánico sobre todo. Sin embargo, tan profunda es nuestra ignorancia y tan grande nuestra presunción, que nos maravillamos cuando oímos hablar de la extinción de un ser orgánico, y, como no vemos la causa, invocamos cataclismos para desolar la tierra o inventamos leyes sobre la duración de la vida.
En cada especie probablemente entran en juego muchos obstáculos diferentes, obrando en diferentes períodos de la vida y durante diferentes estaciones o años, siendo por lo general un obstáculo, o unos pocos, los más poderosos, pero concurriendo todos a determinar el promedio de individuos y aun la existencia de la especie.
Complejas relaciones mutuas de plantas y animales en la lucha por la existencia La dependencia de un ser orgánico respecto de otro, como la de un parásito respecto de su víctima, existe generalmente entre seres distantes en la escala de la naturaleza. Pero la lucha será casi siempre muy severa entre los individuos de la misma especie, pues frecuentan las mismas regiones, necesitan la misma comida y están expuestos a los mismos peligros. En el caso de variedades de la misma especie, la lucha será por lo general igualmente severa, y algunas veces vemos pronto decidida la contienda.
La lucha por la vida es rigurosísima entre individuos y variedades de la misma especie Como las especies de un mismo género tienen por lo común –aunque no, en modo alguno, constantemente- mucha semejanza en costumbres y constitución, y siempre en estructura, la lucha, si entran en mutua competencia, será, en general, más rigurosa entre ellas, que entre especies de géneros distintos. Pero probablemente en ningún caso podríamos decir con precisión porque una especie ha vencido a otra en la gran batalla de la vida.
Un corolario de la mayor importancia puede deducirse de la observaciones precedentes, y es que la estructura de todo ser orgánico está, relacionada de modo esencialísimo, aunque frecuentemente culto, con la de todos los otros seres orgánicos con que entra en competencia por el alimento o residencia, o de los que tiene que escapar, o de los que hace presa.
La competencia no cesará hasta que alcancemos los límites extremos de la vida en las regiones árticas, o en las orillas de un desierto absoluto. La tierra puede ser extremadamente fría o seca, y, sin embargo, habrá competencia entre algunas especies, o entre los individuos de la misma especie, por los lugares más calientes o más húmedos.
Es conveniente el intentar dar de este modo, con la imaginación, a una especie cualquiera, una ventaja sobre otra. Es probable que ni en un solo caso supiéramos cómo hacerlo esto debería convencernos de nuestra ignorancia acerca de las relaciones mutuas de todos los seres orgánicos, convicción tan necesaria como difícil de adquirir. Todo lo que podemos hacer es tener siempre presente que todo
ser orgánico está esforzándose por aumentar en razón geométrica, que todo ser orgánico, en algún período de su vida, durante alguna estación del año, durante todas las generaciones o con intervalos, tiene que luchar por la vida y sufrir gran destrucción.
Cuando reflexionamos sobre esta lucha nos podemos consolar con la completa seguridad de que la guerra en la naturaleza no es incesante, que no se siente ningún miedo, que la muerte es generalmente rápida y que el vigoroso, el sano, el feliz, sobrevive y se multiplica.
Capítulo 4 |La selección natural o la supervivencia de los más aptos.
Selección natural No podemos dudar que los individuos que tengan alguna ventaja sobre los demás, por pequeña que esta sea, tendrán las mayores probabilidades de sobrevivir y de reproducir su especie. También podemos estar seguros de que cualquier variación en el más pequeño grado perjudicial sería rígidamente destruida. Esta conservación de las variaciones y diferencias individuales favorables, y la destrucción de aquellas que son nocivas, es lo que hemos llamado selección natural o supervivencia de los más aptos. Puede decirse metafóricamente que la selección natural está haciendo diariamente, y hasta por horas, en todo el mundo, el escrutinio de las variaciones más pequeñas; desechando las que son malas, conservando y acumulando las que son buenas, trabajando insensible y silenciosamente donde y cuando se presenta una oportunidad, en el mejoramiento de todo ser orgánico en relación con sus condiciones orgánicas e inorgánicas de vida. No vemos estos pequeños y progresivos
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