Reflexión metatéorica de la muerte
Enviado por SIRDARKNESS • 16 de Junio de 2017 • Ensayo • 734 Palabras (3 Páginas) • 187 Visitas
Reflexión metateórica sobre la Muerte
(La vicisitud de la propia vida)
Por: Welter Salvador Sánchez Galicia
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A mis alumnos que me hacen ser maestro,
por permitirme hacerlos mis alumnos.
Hablar de la muerte,
es tocar un tema escabroso
pero a la vez apodíctico.
El tema de la muerte es una referencia obligada en cualquier reflexión filosófica, ya sea humanista o existencialista e incluso en las de tipo psicológica, ya que reflexionar sobre la muerte, es hacerse consciente de la propia condición temporal, efímera y fugaz de la que se es participe.
Actualmente está muy de moda, el encomendarse a la “santa muerte”, mediante conjuros, oraciones, invocaciones, promesas, etc., pero ¿cómo se puede en un extremo llegar a adorar un fenómeno transitorio?, como si se adorara el acto de ganar un premio o de perder algo.
El hombre a través de la historia, evade los fenómenos que le resultan incomprensibles o misteriosos, y mas, cuando impactan su propia existencia, en lo referente a la muerte realiza mofas, bromas, la mitifica, la ritualiza e incluso la sacraliza tanto que incluso llega a personificarla.
Será que detrás del pseudorespeto, el alboroto y la algarabía, se esconde una resistencia a pensar en la propia muerte, un negarse a la aceptación de un fenómeno apodíctico o inevitable, ese rehuir a la propia condición efímera, pasajera y temporal que atañen las mismas entrañas de la condición mortal del hombre.
Mucho se habla tratando de aplicar una psicología chafa, de vivir como si fuera el último día de tu vida, pero alguna vez te has puesto a pensar en ¿cómo será el día siguiente al último de tu existencia?
Imagina el no poder sentir,
no gozar de un abraso, ni de una caricia,
no escuchar las voces de quien amas,
no abrazar a alguien que estimas mucho,
no sentir la presencia feliz de los amigos que tanto aprecias,
no saborear en tu boca un dulce, un rico cafecito,
no paladear la comida que más te gusta;
jamás lo volverás a sentir.
Piensa, en que jamás volverás a tocar tus objetos favoritos que tanto cuidaste, esos que vigilabas cuidadosamente.
No escucharás de nuevo ese regaño de mama, esa palabra de preocupación y consejo, ni sentirás sus caricias de ternura y ese reconfortarte en su pecho.
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