Rene Descartes

RESUMEN: DISCURSO DEL METODO- RENÉ DESCARTES

Consideramos como tema principal en este discurso, el de la razón como cualidad que nos hace hombres y nos distingue de los demás seres vivos, a partir de la facultad que tenemos para juzgar y así distinguir entre lo bueno y lo malo, y para ello el autor nos descubre la posibilidad de usar un método que por lo menos a él le fue útil para aumentar gradualmente su conocimiento a partir de los supuestos principios que daban explicación a todas las cosas existentes. Para ello nos lleva al proceso de conocimientos adquiridos durante su vida desde la niñez hasta los estudios, y lectura de libros antiguos, fascinándose por todos aquellos temas que eran producto más del ingenio que del conocimiento procedente de su estudio. Que no había nada solido en todas aquellas ciencias que si bien tomaban principios de la filosofía, de la cual todo es objeto de disputa, no podían tener una base solidad para explicar las ciencias como tales. Ante ello el autor se propone recoger experiencias y hacer reflexiones a partir de ellas, a través de lo que él denomina “ el libro del mundo”. Nos cuenta estando en Alemania, que las ciencias de los libros carecen de demostraciones, y sus razonamientos son solo probables, a diferencia de los razonamientos simples que un hombre de buen sentido puede hacer, examinándose siempre en los principios en que se apoya si son o no verdaderos, tomando la libertad de dudar de los principios que alguna vez recibió para mantenerse así en la senda que hay que seguir para ir mas en derechura”; no admitiendo como verdadera cosa alguna sin evidencia que la demuestre, razones ciertas y evidentes como las que han investigado los matemáticos en la verdad de las ciencias y a partir de las cuales Descartes parte para explicar su método, no sujetándose a ninguna materia en particular. Para ello se procura seguir las leyes y costumbres de su país y acomodándose a aquellos con los que tendría que vivir, eligiendo las opiniones más moderadas y perfeccionando así más y más sus juicios, aplicando su vida entera al cultivo de la razón y adelantando cuanto pudiera en el conocimiento de la verdad, a partir de razonamientos claros y seguros. Rechazar como absolutamente falso, todo aquello en que se pudiera imaginar la menor duda, y reconociéndose como una sustancia cuya esencia y naturaleza toda es pensar, haciendo una distinción entre alma y cuerpo.

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