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Resumen el mundo de Sofía.


Enviado por   •  25 de Octubre de 2016  •  Resumen  •  8.958 Palabras (36 Páginas)  •  575 Visitas

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El jardín del Edén.

Sofía Amundsen vive en la calle del Trébol número 3. Su mejor amiga se llama Jorunn. Su padre es capitán de un barco petrolero y casi nunca está en la casa, pero siempre se preocupa de que la vida de Sofía y su madre sea lo más cómoda posible, regalándole animales como peces, gatos, entre otros.

Un día de la semana, al llegar a su casa se encuentra con un papel sin remitente (pero con el nombre Sofía escrito), que dice, simplemente: ¿Quién eres tú?

Sofía reflexiona con esta pregunta y decide que ella es Sofía Amundsen, pero ese es solo su nombre, así que: ¿Quién es Sofía Amundsen? Ella comienza a mirarse frente al espejo y le dice a su reflejo, seriamente: Tú eres yo, yo soy tú. Ella comienza a pensar que es injusto no saber quién es. Sofía ni siquiera había podido decidir quien quería ser (¿quería ser un humano o un animal?) al momento de nacer. Nadie le había preguntado si deseaba ser humana. Pero, ¿qué era ser humano?

Ante esta pregunta, Sofía decide salir al jardín, donde comienza a notar su propia existencia: lo maravilloso que es estar viva y presente en este mundo, pero que alguna vez tendrá que morir y desaparecer de él. Se pregunta si habrá vida más allá de la muerte y entiende que, esta última (la muerte) está conectada con la vida propiamente tal. No podemos vivir sin morir ni, tampoco, morir sin haber vivido. La vida y la muerte son dos caras de la misma moneda.

Ella va a ver si hay otro sobre o papel en el buzón y se encuentra con otra pregunta: ¿De dónde viene el mundo?

Para contestar esa pregunta, Sofía decide ir al Callejón (su escondite secreto en su jardín donde solo iba cuando estaba triste o enojada). Allí se pregunta cuál es el origen del mundo. Ella sabe que el planeta Tierra es parte de un Universo, pero ¿de dónde venía ese Universo?

Ella considera la idea de que el Universo ha existido siempre porque nada puede salir de la nada. Luego decide que “alguien” o “algo” debieron haberlo creado. Pero ese “alguien” o “algo” también debieron haber sido creados por otra cosa también. Sofía comienza a utilizar la idea de que Dios creo todo, pero ¿quién creo a Dios? ¿Él se creó a sí mismo o alguien lo creo a Él?

Sofía va a ver el correo por tercera vez y encuentra una postal del Batallón de Las Naciones Unidas dirigida a una niña llamada Hilde Moller Knag, la cual cumple años cerca del cumpleaños de Sofía. La postal es una felicitación de cumpleaños dirigida a Hilde Moller Knag y escrita por su padre. En ella se disculpa por haber enviado la postal a Sofía y no a Hilde.

Por supuesto que Sofía no tiene idea de quién es Hilde, ni quien envió los sobres con las preguntas.

El sombrero de copa.

Jorunn no comprende porque Sofía ya no quiere jugar a las cartas o al bádminton después del colegio con ella y se molesta mucho. Sofía no quiere decirle que la verdadera razón del problema es el hecho de que no puede dejar de pensar en Hilde y en quien envió los sobres con las preguntas.

Cuando Sofía llega a su casa encuentra un sobre que dice: Curso de filosofía. Trátese con cuidado. Ella decide leerlo en el Callejón.

En el sobre hay varias páginas escritas a máquina. La primera tiene como título: ¿Qué es la filosofía?

El autor de la carta comienza preguntando a Sofía si existe alguna cuestión o problema que interese a todo el mundo. El escritor dice que si existe. Luego le pregunta si hay algo que todo el mundo necesite. Él vuelve a decir que si: todo el mundo necesita saber quiénes son y porque viven.

Todas las preguntas de ¿de dónde viene el mundo? ¿por qué existimos? ¿cómo debemos vivir? son preguntas que preocupan a los filósofos y no tienen respuestas escritas en libros o que sean tangibles. Nosotros tenemos que elaborar nuestras propias respuestas a esas preguntas y creer que tienen solución. La ciencia siempre nos ha ayudado a resolverlas, pero no todas ellas.

Lo que define a un filósofo es su gran capacidad de asombro: estamos tan extrañados por existir (es muy raro vivir en este mundo) que las preguntas filosóficas surgen solas. El autor compara la capacidad de asombro con un acto de magia: nosotros nos asombramos ante él y no podemos comprender como alguien saca un conejo de un sombrero. Él dice que el conejo es como los seres humanos, pero luego decide que el conejo es el Universo entero y que nosotros (los seres humanos) somos bichos pequeños, habitando en su piel. El filósofo es aquel bicho que se arriesga a mirar a los ojos del mago.

Sofía termina de leer la primera la carta y decide dos cosas: la persona que envió la postal a Hilde no es la misma persona que está enviando las preguntas y la información acerca de la filosofía y que, probablemente, el extraño podría haber enviado otro sobre mientras ella estaba leyendo la carta.

Ella va al buzón y encuentra otras hojas que tienen como título: Un ser extraño.

En esta nueva carta dice que LO UNICO QUE NECESITAMOS PARA SER BUENOS FILÓSOFOS ES LA CAPACIDAD DE ASOMBRO. Los niños tienen una enorme capacidad de asombro, pero cuando van creciendo esta se pierde. Esto pasa porque los niños, al no conocer las cosas del mundo, se extrañan y asombran con todo y nosotros, los adultos, ya hemos visto todo (animales, autos, casas, supermercados, entre otros) muchas veces y no nos parece extraño ni nuevo porque todo es habitual.

También pone el caso de que si nosotros nos encontramos con un marciano, tenemos que considerar que para el nosotros somos un marciano también.

El autor cree que los niños no están habituados o acostumbrados a la ley de la gravedad. Si un niño ve a su padre flotar no le parecerá tan extraño como a su madre que, probablemente, se espantará al verlo. A medida que crecemos y conocemos las leyes de la ciencia nuestra capacidad de asombro disminuye y el mundo deja de sorprendernos.

La mayoría de los hombres se aferra a lo cotidiano y dejan de sorprenderse. Los niños y los filósofos nunca dejan de asombrarse y por eso tienen tanto en común.

Aquí el autor de la carta le pregunta a Sofía si quiere ser una niña pequeña que aún no conoce el mundo o una filósofa que nunca lo llegará a conocer por completo.

Él vuelve a retomar el tema del conejo y dice que hay dos tipos de bichos que viven en su piel: los que se adaptan a ella y quieren vivir en lo habitual y en lo cotidiano o los que deciden subir hasta la piel del conejo y mirar afuera (filósofos).

La carta se finaliza con el autor diciendo que el curso de filosofía es enteramente gratis y que si Sofía quiere terminarlo debe enviar una rana o algo verde para que el cartero no se asuste demasiado.

Sofía intenta estudiar, pero no puede dejar de pensar en

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