Revisión del “Cogito ergo sum”
Enviado por davidperaltaval • 25 de Mayo de 2016 • Ensayo • 1.874 Palabras (8 Páginas) • 297 Visitas
La Realidad
Los seres humanos tenemos la necesidad de saber, de explicar las causas y consecuencias de los fenómenos que percibimos, y de predecir fenómenos futuros. Nacemos con la capacidad de aprender de lo que vemos y palpamos, pero también de lo que escuchamos. Construimos una visión del mundo basada en nuestra experiencia y en lo que nos enseñan quienes nos rodean. Pero esa visión del mundo puede variar considerablemente de un individuo a otro por la acción creativa del hombre y su disposición a creer. Dichas diferencias generan conflicto y es por eso que se hace necesario establecer los límites de la realidad y la forma de diferenciar aquello que es real de lo que no lo es.
Revisión del “Cogito ergo sum”
Uno de los obstáculos más relevantes en el entendimiento de la realidad es la afirmación de que la única verdad de la que podemos estar seguros es la de “yo existo” y que el mundo exterior a nuestra propia mente es imposible de conocer siendo probablemente una creación artificial de nuestro “yo”, como afirman los solipsistas. Esta afirmación se sustenta principalmente en la “Hipótesis del genio maligno” formulada por René Descartes, que es consecuencia del planteamiento del “cogito ergo sum” (pienso, entonces existo), que Descartes propone como el principio de la filosofía. Pero dicho planteamiento es, por lo menos, incompleto. Ninguna mente puede crear algo a partir de nada. No es posible pensar, si no existe un sujeto en el cual pensar. La sola capacidad intelectual es insuficiente para pensar o para ser consciente. Ni siquiera es posible pensar en el propio yo como sujeto porque la conciencia del “yo” es consecuencia de la conciencia de “lo otro”. El yo solo llega a ser consciente de su existencia al interactuar con un “algo” que es externo y diferente al “yo”. El “yo” necesita a “lo otro” para existir. Si la realidad está conformada por un solo sujeto, no podríamos hablar de un “yo” sino de un “todo” que es único, inmóvil e inconsciente de su propia existencia, pues no interactúa con nada y es incapaz de generar pensamiento alguno debido a que carece de objetos de pensamiento. Si suponemos que todo lo que percibimos externo a nosotros mismos es una creación de nuestra propia mente, necesariamente debemos suponer también que esa creación ha sido construida a partir de información que llegó a nuestra mente ya sea por percepción anterior o implantación.
De cualquier forma, toda creación de la mente necesita información para crear, que es su materia prima, y esa información necesariamente implica la existencia de “algo” externo al propio ser; una serie de percepciones, un “algo” que se vio o palpó anteriormente o un “genio maligno” quien implanto esa información en nuestra mente. Pero definitivamente ese “algo”, que es la “fuente” de esa información, es tan evidentemente real como el mismo acto de la conciencia del “yo”. Si existe un “yo” que piensa, entonces existe una información que le permite pensar y ser consciente, y existe una “fuente” de donde proviene esa información. En consecuencia, un planteamiento más completo de la primera verdad filosófica sería: Pienso, entonces poseo información; entonces existo yo y existe la fuente de esa información. En donde “yo” se refiere a nuestra mente consciente. Aun así, prevalece la duda de que esa información haya sido grabada anteriormente, toda y de una sola vez, en nuestra mente inconsciente y haya sido programada para ser revelada poco a poco a nuestro “yo” consciente; de esta forma, no existiría mayor realidad que nuestro consciente, nuestro inconsciente y la información grabada como una especie de recuerdo que se recrea constantemente en una sola vía. Pero esta situación implicaría la incapacidad consciente de decidir, seríamos como el espectador de una película de nosotros mismos, condenados solo a observar lo que pasa sin ser capaces de interferir de algún modo en dicha película. Pero evidentemente eso no es lo que sucede. Podemos tomar decisiones de forma consciente, interactuar con la película y transformarla. De modo que el mundo que percibimos es real dado que podemos interactuar con él. Entonces, el segundo postulado base de la filosofía sería: Hago, entonces algo cambia, entonces existo yo y existe lo que cambia. Y su equivalente inverso: Cambio, entonces algo lo provoca, entonces existo yo y existe lo que lo provoca. Lo cual se sustenta en que toda acción es movimiento y todo movimiento implica cambio. Como consecuencia de este postulado tenemos que todo lo que interactúa de forma directa o indirecta con nosotros hace parte de nuestra realidad, entendiendo interacción como toda acción de una entidad que produce un cambio en otra.
La realidad es un sistema cerrado de interacciones
La realidad es entonces, un sistema cerrado de entidades que interactúan directa o indirectamente entre sí. Dichas entidades pueden ser concretas o abstractas y su interacción implica movimiento, es decir un cambio físico. En otras palabras, podemos decir que nuestra realidad está formada por todas las entidades sobre las que ejercemos una acción o ejercen una acción sobre nosotros, y por todas las entidades que interactúan con éstas, y todas aquellas que interactúan con éstas últimas, y así sucesivamente. De existir una entidad o grupo de entidades aisladas de aquellas que conforman nuestra realidad, pertenecerían a una realidad diferente a la nuestra y nos sería imposible conocerlas, pues al hacerlo serían incorporadas a nuestra realidad ya que todo conocimiento implica observación y toda observación implica interacción. Toda acción real genera un cambio en la dirección o intensidad del movimiento en las entidades concretas, así éste se presente a escala celular o sub-atómica. El solo hecho de observar implica el movimiento de partículas desde el objeto observado hacia el observador. Una entidad abstracta, como una idea, es real al ser pensada y produce movimientos de iones de calcio, potasio, sodio y magnesio a través de las neuronas de quien la piensa.
Los pensamientos son reales, las ideas no. Aun si una idea se encuentra, por ejemplo, descrita en un libro que está guardado en una biblioteca; la idea en sí no será parte de la realidad, aunque el libro lo sea, pues éste último sigue interactuando con el aire, el polvo, la luz y el campo electromagnético; pero los conceptos descritos en él, solo harán parte de nuestra realidad en la medida en que sean pensados o comunicados por alguien, es decir, al momento de interactuar con entidades reales de forma que se produzca cambio, en este caso ya no hablaríamos de idea sino de pensamiento. Por otro lado, pero en el mismo sentido, aunque un pensamiento sea real, lo que representa ese pensamiento puede, o no, ser real; por ejemplo la imagen del edificio en el que me encuentro es real en cuanto a pensamiento mientras esté evocándolo y el edificio en sí es real como entidad así nadie piense en éste, porque interactúa con el mundo físico; por el contrario, la imagen de un edificio que aún no se construye, puede ser real en cuanto a pensamiento, mientras es evocado por un arquitecto pero el edificio en sí, no lo es, puesto que aún no se construye y es incapaz de interactuar con el mundo físico más allá que como el pensamiento del arquitecto. De esta forma, podemos notar que algunas entidades abstractas nos son útiles para entender las interacciones que se producen entre las diferentes entidades que conforman nuestra realidad pero que no representan a una entidad real, como por ejemplo el tiempo, la temperatura, la distancia, la justicia y la libertad.
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