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Roberth Dahl


Enviado por   •  18 de Marzo de 2014  •  1.744 Palabras (7 Páginas)  •  264 Visitas

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Baratz muchos asuntos resultaban en New Haven excluidos de la agenda, y esas no decisiones eran en realidad, de alguna manera, decisiones (Bacharch and Baratz, 1970). De hecho, los graves conflictos raciales y contra el pago de impuestos que estallaría años mas tarde, revelaban tensiones latentes que el modelo behavioralista, atento a las solas dimensiones empíricamente observables del poder, no había acertado a descubrir.

Este método behavioralista y su correlativo concepto de poder, conducía a problemáticas asunciones como la distinción entre homo civicus (ciudadanos no participativos) y homo politicus (ciudadanos implicados regular y activamente en política). En efecto, se entendía que, del hecho de que los primeros no presentaran demandas explícitas a través de la acción política de grupos de interés u otras modalidades, se podía inferir que estaban razonablemente satisfechos no sólo con las instituciones, sino con las políticas públicas implementadas por el gobierno municipal. La epistemología positivista desconocía un hecho de notorio relieve tanto para la teoría empíricamente orientada como para la teoría normativa; a saber: que los intereses del individuo constituyen sólo parte de sus razones para actuar. Es preciso, además, considerar las posibilidades que el contexto social y político deja abiertas a la acción, qué recursos facilita el contexto para la misma a unos y otros individuos, en suma, es preciso conocer la estructura de incentivos que pueden conducir o no a la superación de la pasividad, a la solución de los problemas de la acción colectiva.

Pues bien, este extremo sería revisado posteriormente por Dahl en el prefacio de 1976 a Politics , Economics, and Welfare y en Dilemmas of pluralist Democracy (1982) donde se aprecia con claridad una mayor preocupación analítica por lo que los actores pueden realizar en razón de "estructuras económicas y políticas que están más allá de su control" (Dahl, 1997:12). Esto posee decisivas consecuencias para la teoría de orientación empírica, al cubrir el déficit estructural del behavioralismo clásico, pero también para la teoría normativa de la democracia, pues reclama la elaboración de la distinción entre poliarquía y democracia y una reflexión sustantiva sobre las instituciones mínimas necesarias para el proceso democrático, la dotación de recursos políticos y económicos de los ciudadanos y las condiciones necesarias para la democratización. Lo cual, como luego veremos, llevaría a la sustantivación del problema de la igualdad económica, pues la igualdad política requiere igualdad de acceso a los recursos políticos, y esta su vez reenvía a la igualdad en la distribución de la riqueza, por lo que "una más equitativa distribución de ingresos y riqueza ha de convertirse en un requisito para que la democracia funcione" (Dahl & Lindblom, 1976: xxxvi). Por otra parte, del contraste normativo con la realidad, se desprende una valoración muy crítica respecto a la democracia USA habida cuenta que "el sistema económico y la estructura y funcionamiento de la política de los Estados Unidos, inhibe los esfuerzos para reducir la desigualad social, económica y política" (Dahl 1987: 13).

Decíamos que el behavioralismo se prolongaba en la crítica del elitismo y la tesis pluralista clásica, esto es, que el poder político se encuentra distribuido entre diversos grupos en competición, que actúan como "poderes de contrapeso" (countervailing powers en la expresión de Galbraith), impidiéndose de esta suerte la acumulación de poder y recursos en pocas manos. Sintetizando las tesis pluralistas de Politics, Economics, and Welfare (Dahl and Lindblon, 1953: 303-306), es preciso recordar, sin embargo, pues suele olvidarse, que la atención a los actores, que se vuelca en el estudio y valoración positiva de la multiplicidad competitiva de grupos de interés, constituye para Dahl y Lindblom desde los años cincuenta, una condición necesaria pero no suficiente de la democracia, que requiere además atención sustantiva a lasestructuras, esto es, a los requisitos institucionales y económicos. Ahora bien, ¿cuáles son los argumentos que los autores aportaban inicialmente para fundamentar la centralidad de los grupos de interés en la democracia?. Estas son las fundamentales:

1. los grupos son mas efectivos políticamente que los individuos y otras organizaciones mas complejas, lo que incentiva la participación mediante asociaciones voluntarias en torno a problemas concretos

2. la pluralidad de grupos asegura la competición política necesaria para una esfera pública democrática

3. el proceso de negociación entre grupos dificulta la aparición del extremismo y genera un clima propicio a las alianzas

4. pese a ser los grupos organizaciones monotemáticas (single issue) la participación superpuesta de los ciudadanos en varios grupos desincentiva la acción unilateral

5. una red extensa de grupos asegura la difusión de la información y los canales de comunicación necesarios para la democracia

Ahora bien, cuando el estudio del Estado democrático resulta reducido a la sociedad civil, al mosaico de grupos de interés en competición e intercambio, la democracia tiende a ser considerada desde una perspectiva conducente al equilibrio y al consenso implícitos, consenso no sólo en las instituciones, en las reglas del juego, sino asimismo en el abanico de políticas públicas que se consideran razonables. Esto tiene dos consecuencias de relieve tanto para la teoría de orientación empírica cuanto normativa; a saber: 1) la desconsideración en sentido estricto del Estado y la eficacia de su complejo institucional en la selección estructural de decisiones; y 2) la problemática tesis pluralista

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