San Juan
Enviado por grm1 • 7 de Diciembre de 2013 • Síntesis • 417 Palabras (2 Páginas) • 284 Visitas
Arte y Literatura
¡Oh llama de amor viva,
que tiernamente hieres
de mi alma en el más profundo centro ! ;
pues ya no eres esquiva,
acaba ya, si quieres;
rompe la tela de este dulce encuentro.
2
¡Oh cauterio suave!
¡Oh regalada llaga!
¡Oh mano blanda! ¡Oh toque delicado!,
que a vida eterna sabe
y toda deuda paga;
matando, muerte en vida la has trocado.
3
! Oh lámparas de fuego,
en cuyos resplandores
las profundas cavernas del sentido,
que estaba oscuro y ciego,
con extraños primores
calor y luz dan junto a su querido!
4
! Cuán manso y amoroso
recuerdas en mi seno
donde secretamente solo moras,
y en tu aspirar sabroso
de bien y gloria lleno
cuán delicadamente me enamoras!
Autor: Juan de la Cruz
La poesía de Juan de Yepes constituye el punto de encuentro de una larga tradición literaria. Su lírica integra tradiciones literarias de distinto origen que, aunadas por el escritor en sus textos, van adquiriendo significados y valores múltiples que sobrepasan aquellos que tenían en su origen.
El poema y el comentario de la Llama de amor viva fueron compuestos por Juan de la Cruz en el convento de los mártires de Granada, en 1584 (o 1585), mientras era vicario provincial de Andalucía. Fueron escritos en quince días, a petición de Ana de Peñalosa, una de sus hijas espirituales preferidas. Hubo un poco más tarde una segunda redacción, ligeramente aumentada, pero los dos textos se sitúan después de la Subida del Monte Carmelo, de la Noche oscura y de la primera versión del Cántico espiritual (antes del Cántico B que la cita).
Según el mismo Juan de la Cruz, las cuatro estrofas de su poema se inspiran, respecto a su estructura, en un poema de Garcilaso : la soledad siguiendo… En cuanto al comentario, toma pronto el paso de una confidencia libre, sin cuidado de divisiones ni miedo de digresiones. Juan de la Cruz, sin la menor duda, tenía a su destinataria presente en la mente cuando lo escribió. La Llama es la última gran obra de Juan de la Cruz y expresa la cumbre de su experiencia. Descubrimos en ella un aspecto poco conocido de su personalidad : el polemista que echa la culpa a todos los seudo-guías espirituales. Contra ellos, que a veces tutea agriamente, reafirma fuertemente la prioridad de la acción de la gracia y de la contemplación divina sobre la acción, la obra y la meditación humana. Mas, que se trate de exposición mística o de pedagogía espiritual, la Llama ha sido escrita en caliente, en la pasión y la llama del amor, como Juan de la Cruz mismo lo hace entender en su prólogo.
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