Siddartha

El joven Siddharta, hijo de un brahmán, querido por todos y destinado a ser un admirable brahmán, afirma sentirse insatisfecho con su conocimiento y a pesar de la oposición de su padre, marcha cn su amigo Govinda a vivir con los ascéticos samanas. Allí, medio desnudo y famélico por el ayuno, aprende a ponerse en trance y trasladar su esencia a una garza en vuelo o al cadaver de un chacal que se está descomponiendo, pero concluye que esas prácticas son meros narcóticos, como la del borracho que va a la taberna, y convence a Govinda de que le acompañe a conocer al monje Gotama, de quien dice que ha ido más lejos que nadie y ha encontrado el saber de los saberes, el nirvana. Pronto concluye que aunque Gotama es verdaderamente un buda, su sabiduría no se puede aprender como doctrina sino que debe de ir naciendo en uno mismo y se marcha de allí, aunque su amigo se queda.

Vagabundeando en soledad, intuye que su búsqueda no debe dirigirse al más allá sino a la realidad. Un barquero optimista y lleno de alegría de vivir le cruza gratis el río y Siddharta va a parar al jardín de la bella cortesana Kamala, de manera que decide aprender las artes eróticas de la que le parece la mujer más bella del mundo. Kamala le dice que para acostarse con él, debe traerle dinero y regalos y le recomienda que entré en contacto con el comerciante Kawasbami. De la mano de éste y trabajando en su empresa siempre como un igual, Siddharta consigue dinero y riqueza y se convierte en el amante de Kamala, aunque, como ella, se sabe incapaz de amar.

Durante los años siguientes, Siddharta disfruta del dinero, la comida y los demás placeres mundanos como si se tratara de un juego, sin perder su espiritualidad, pero con el paso de los años, comienza a sucumbir a ellos, se vuelve codicioso en el juego de dados y en los negocios y se siente atrapado por lo que llama “samsara” (ilusión y sufrimiento, contrario a nirvana, verdad y redención) hasta el punto de que llegue a darse asco a sí mismo y se marcha abandonando sus posesiones e ignorando que Kamala espera un hijo suyo.

Vacío y desanimado, Siddharta decide ahogarse en el río, pero de su interior parece levantarse el sonido de la sílaba Om, símbolo de perfección, y desiste, y en pocos días comienza a sentirse tranquilo y renacido, como aprendiendo a vivir de nuevo. Después de un breve encuentro con su antiguo amigo Govinda, al que le cuesta reconocerle, Siddharta se reencuentra con Vasudeva, el viejo barquero que le regalara un viaje, y consigue que le permita vivir con él y le enseñe su oficio. Vasudeva insiste en que tiene que aprender del río, como ha hecho él. El río le ha enseñado que debe vivir en un continuo presente y que en la vida el camino correcto es el de bajada (de filósofo y rico comerciante a simple barquero).

Entre los peregrinos que buscan cruzar el río para ver al monje Gotama, que está a punto de morir, se encuentra Kamala, que

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