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Sociología De La Desviación


Enviado por   •  23 de Junio de 2012  •  7.911 Palabras (32 Páginas)  •  1.034 Visitas

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OUTSIDERS; HACIA UNA SOCIOLOGÍA DE LA DESVIACIÓN:

A partir de ahora, realizaremos una profundización en las ideas del Interaccionismo Simbólico, sobre todo en cuanto a etiquetamiento y desviación. La obra principal que utilizaremos para ello es “Outsiders; hacia una sociología de la desviación”, de Howard Becker.

a) Premisas:

Becker cita como premisa del interaccionismo simbólico, en la introducción a su libro, la famosa frase de William I. Thomas en su libro “The Child in America” de 1928:

“Las situaciones que los hombres definen como reales tienen consecuencias reales”

b) Mensaje General del Interaccionismo simbólico en cuanto a desviación:

Partiendo de esa base, la perspectiva de la desviación vista desde el interaccionismo simbólico sostiene, en líneas generales, que los adjetivos, cualidades y en resumen etiquetas, que las personas asignan a otros individuos o a sí mismos, tienen consecuencias reales en esos individuos. En concreto, siempre que la etiqueta sea adjudicada con éxito e interiorizada por el individuo, empujará a ese individuo etiquetado a amoldarse a ella (si aún no lo estaba) o a acentuar su conformidad a esa etiqueta; asimilarla.

Esto no otorga a la etiqueta un poder absoluto sobre las acciones de la gente. Para que la etiqueta tenga algún efecto debe ser tenida como cierta, deben creer en ella o bien el individuo (que entonces actuará como dicta esa etiqueta) o bien los que le rodean (que actuarán hacia el individuo en función de su etiqueta).

c) Reaccionando en contra de la etiqueta:

Los individuos también pueden reaccionar en contra de la etiqueta y demostrar que su aplicación era errónea, por ejemplo un acusado de un delito, puede demostrar en el juicio que no lo cometió. Sin embargo, incluso en ese caso, es posible que la etiqueta aún persiga al individuo y le acarree consecuencias muy reales en su vida. En el ejemplo anterior, una persona a la que se acusó de delinquir, aunque haya dejado clara su inocencia, puede encontrarse con dificultades para conseguir un empleo o para entablar una buena relación con sus vecinos.

Otra forma de reaccionar en contra de la etiqueta, si su portador no está conforme con ella, es cambiar de actitud, rechazar los comportamientos que se han considerado como desviados, si realmente había alguno, y adaptarse lo más posible a los comportamientos considerados normales. Por ejemplo un estudiante superdotado puede disimular sus dotes, fallando las respuestas de los exámenes para no sobresalir sobre el resto de la clase y no ser considerado diferente.

En cualquier caso, ambas reacciones son también un comportamiento condicionado por el etiquetamiento. Aportar pruebas de inocencia o cambiar de hábitos no son comportamientos espontáneos, sino que responden a un etiquetamiento insatisfactorio.

d) Etiquetas y Estatus:

Las etiquetas no muestran a la persona sólo en cuanto al contenido de la etiqueta, también le confieren un estatus, un estatus que puede ser maestro o auxiliar.

Para explicar las consecuencias que supone adquirir un estatus, Becker se remite a la distinción que hace Hughes, en su obra de 1945, “Dilemmas and Contradictions of Status”, entre los rasgos de estatus maestros y los auxiliares.

Hughes señala que casi todos los estatus tienen un rasgo clave distintivo básico. Por ejemplo un médico es una persona con un certificado que el acredita, o una mujer es una persona del sexo femenino.

Pero la sociedad, en su gran mayoría, espera que cada estatus cumpla además otros requisitos o rasgos auxiliares. En el caso del médico, tradicionalmente se espera que sea hombre y blanco, y si no lo es queda una sensación de anomalía. De la misma manera, de una mujer no sólo se espera que físicamente sea mujer, sino también se espera que cumpla una serie de requisitos o se comporte de manera determinada, por ejemplo se espera de ella, en general, que desee tener hijos o que prefiera un determinado tipo de aficiones en lugar de otras.

De estas etiquetas surgen multitud de prejuicios, que sirven a la sociedad para tomar conciencia del mundo e interactuar con él, pero que en muchas ocasiones son falsos o simplemente temporales.

En cuanto a la desviación, el estatus de desviado es un estatus dominante. Si una persona es etiquetada como desviada en un campo se suele presuponer que es potencialmente desviada en otros.

Por ejemplo, en el caso de la delincuencia, para ser etiquetado como delincuente hace falta cometer un solo delito, que es lo que la palabra delincuente realmente denota, pero socialmente la palabra delincuente tiene otras connotaciones, como falta de respeto por la ley, así, se presume que un hombre condenado por robo es capaz de entrar a robar en una casa e incluso de matar si con ello logra sus fines. En general ser etiquetado como desviado supone una pérdida de confianza a gran escala.

En el caso friki, esto se ve especialmente en el ejemplo del rol. Desde que se conocieron en España los crímenes del “asesino del juego de rol”, mucha gente cree que una persona que juega al rol tiene poco control de sí misma, le resulta difícil distinguir entre realidad y ficción y es potencialmente agresivo o peligroso. Aunque se haya señalado en numerosas ocasiones que la causa de esos crímenes no fuera el juego, la gente sigue desconfiando en general de los jugadores de rol y sólo cesan en su desconfianza cuando conocen mejor los fundamentos del juego.

e) Etiquetamiento y desviación:

En este trabajo, y también como ocurre en el libro de Howard Becker y otros textos interaccionistas, se trata al etiquetamiento y a la desviación como fenómenos hermanados. Aunque podría argumentarse que las etiquetas son de múltiple naturaleza, y que incluso existe la etiqueta de “normalidad” –aunque ésta pueda aplicarse en ocasiones a situaciones y hechos que no son en absoluto habituales-, lo cierto es que toda etiqueta que juzgue el comportamiento humano, está diferenciando ese comportamiento del general de la sociedad e incluye una serie de juicios de valor auxiliares a la propia etiqueta. Por ejemplo, la etiqueta de “médico”, no sólo denota asépticamente que una persona ha estudiado esa carrera o ejerce esa profesión. Hablar de un médico es mucho más. La mera etiqueta puede decir mucho de una persona a los demás (aunque luego se revele que no todo es cierto), y crea unas expectativas muy amplias en la comunidad.

La etiqueta de “médico” también implica un tipo de desviación, ya que no se espera que un médico se comporte como “cualquier persona”. Y se presupone que los médicos tienen sus propia subcultura (sus colegas, el hospital…) aunque ésta interaccione muy a menudo con el resto

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