Teoria Del Desarrollo
Enviado por sodom • 28 de Agosto de 2013 • 7.783 Palabras (32 Páginas) • 216 Visitas
TEORÍA DEL DESARROLLO, CAMBIO HISTÓRICO Y CONOCIMIENTO
Un balance de enfoques analíticos y aportaciones teóricas
Miguel A. Rivera Ríos
Facultad de Economía-UNAM
Introducción
Ante los magros resultados en materia de crecimiento y equidad social derivados de la reforma neoliberal en América Latina y del agotamiento del Consenso de Washington como inspirador y orientador de esa reforma, hay un creciente interés en estrategias alternativas de desarrollo o más propiamente, en una genuina estrategia de desarrollo, ya que el neoliberalismo se basó en la idea de suprimir toda forma de intervención pública sobre las actividades económicas. Aunque esta búsqueda es prometedora, también está enmarcada en ciertas dificultades que habría que sopesar a manera de introducción.
Un primer foco de dificultades se refiere a la relación entre estrategia y teoría. Difícilmente se logrará una estrategia efectiva sin una teoría que le sirva de sustento. La acción colectiva requiere un estatuto científico que permita delimitar el objeto de estudio, unificar el tratamiento analíticamente, proponiendo herramientas conceptuales, para finalmente evaluar de manera más o menos objetivas los resultados de la investigación. Ciertamente una estrategia de desarrollo lleva implícitos elementos intuitos que cabe definir como arte más que como ciencia, pero dentro de un programa científico tales elementos debieran constituir componentes residuales, subordinados a la comprensión científica de los procesos sociales. Preferentemente tal teoría debe tener una orientación general que permita abarcar la totalidad del universo a explicar.
Lamentablemente no existe en la actualidad una teoría del desarrollo de orientación general como lo fue la Economía del Desarrollo (ED) en la posguerra. Esa carencia se explica primordialmente por la naturaleza de la relación entre teoría e historia. El curso que tomó la economía mundial después de los sesenta significó un giro que llevó al desmantelamiento del enfoque de los primeros teóricos y el debate subsiguiente tendió a amplificar considerablemente el análisis, de modo que el resultado fue un alejamiento de los principios generales.
La ortodoxia del pensamiento económico tiene su propia teoría general basada en el equilibrio walrasiano. La conexión entre el modelo de equilibrio y el teorema Heckscher-Olhin, que subraya la relación entre cambio tecnológico y comercio internacional, sirvió para cuestionar los principales postulados de la ED en momentos en que ésta mostraba signos de agotamiento. Pero los modelos basados en el principio del equilibrio general en tanto desestiman la historicidad de los fenómenos y el desequilibrio, aspectos que son claves en el estudio y discusión de la transformación de los países atrasados, no pueden promover la necesaria unificación ontológica. Por su adhesión a teorías generales de base lógica o derivacional (Hodgson, op. cit, p. 12) la ortodoxia no permiten comprender la relación dinámica entre la economía global y las economías nacionales, relación que ha cobrado mayor relevancia a medida que se profundizan los procesos de integración productiva y financiera.
La insatisfacción con las propuestas provenientes del modelo de equilibrio general, ha fortalecido un movimiento muy amplio de corte heterodoxo que ha efectuado aportaciones invaluables a la temática del desarrollo. Sin embargo, esos esfuerzos por si solos no brindan una orientación teórica capaz de sustentar con firmeza una estrategia de desarrollo para principios del siglo XXI. Proporcionan ciertamente una base a partir de la cual debe efectuarse una cuidadosa labor de unificación teórica, contextualizada históricamente
Un segundo problema en el camino hacia una nueva estrategia, se encuentra en la relación entre desigualdad y desarrollo. No debe olvidarse que el desarrollo es por naturaleza un proceso creador de desigualdades sociales. La industrialización o modernización de un país atrasado destruye los modos de vida tradicionales y hace obsoletas formas de producción, habilidades y conocimientos, lo que significan costos o externalidades negativas que recaen sobre sectores social y políticamente débiles. Adicionalmente a ese hay otros dos problemas: una vez que el desarrollo está en marcha se crean conflictos políticos (relacionadas con la emergente desigualdad, aunque no siempre de manera directa), que son particularmente difíciles de resolver y por ello pueden bloquear el crecimiento; además, suponiendo se que se superen los obstáculos políticos, el crecimiento tiende a elevar el costo del capital y encarecer la renta de la tierra, además de que presiona sobre los recursos naturales.
Este aparente dilema entre estabilidad-igualdad y crecimiento es un factor que complejiza las soluciones estratégicas, representando un reto formidable para los intelectuales y estrategas de izquierda, ya que su identificación con la situación de los desposeídos, parece desarmarlos ante los retos de conciliar el desarrollo con metas sociales de equidad o estabilidad. Lo anterior no debe interpretarse en el sentido de que no existe una solución socialmente progresiva, sino más bien que se requiere un esfuerzo de búsqueda y reflexión que descubra conexiones hasta ahora poco visualizadas.
Teniendo en mente los problemas anteriores, se propone aquí revisar algunos de los aspectos más sobresalientes de la relación entre la constitución y replanteamiento de la teoría del desarrollo y el papel de la transformación histórica del capitalismo, apuntando a destacar el creciente papel del conocimiento tecnológico como activo de producción. Como se desprende del planteamiento introductorio, la hipótesis que orienta un trabajo más amplio que enmarca el actual, es que la teoría originaria del desarrollo o ED adoptó un estatuto general que estableció las bases para integrar teoría con estrategia. Sin embargo, la ED enfrentó posteriormente una crisis que la llevó a su debacle, dando paso a nuevos enfoques pero de menor amplitud y débil orientación a la estrategia; podemos hablar en consecuencia de un proceso de fragmentación, donde se perfilan varias corrientes teóricas o interpretativas de alcance especifico, pero que reconocen a diferente profundidad el papel de la historia, o mejor dicho, razonan históricamente. Esa corrientes teórico-analíticas se formularon, en mayor o menor grado, en respuesta o bajo la influencia del milagro asiático, que modificó los referentes que enmarcan el debate sobre el desarrollo económico a partir de fines de los sesenta. Un posible criterio
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