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Teorías Éticas


Enviado por   •  8 de Junio de 2015  •  3.114 Palabras (13 Páginas)  •  269 Visitas

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Teorías Éticas

La ética es la ciencia filosófica que tiene como objeto de estudio la moral. Esto se concibe como un concepto universal en cuanto al significado y, a su vez, es una reflexión y análisis de las normas de la conducta.

Sin embargo, a la hora de estudiar las teorías éticas, se puede observar que la ética ha sido concebida a través del tiempo desde diferentes puntos de vista.

Existen varias teorías que han sido desarrolladas por varios filósofos a lo largo del tiempo y han descrito qué significado tiene la ética en el desarrollo de la moral de los individuos.

A continuación, se presenta un resumen acerca de varias teorías éticas concebidas a través del tiempo y su significado para cada filósofo que la ha desarrollado, presentando de forma visible, la diferencia de una con otra.

Una teoría ética es una teoría filosófica que intenta fundamentar la moral, justificar su validez y legitimidad. Como moral, consiste en una serie de preceptos o normas (busca el término medio, haz lo que beneficie a la mayoría) y una serie de valores (templanza, utilidad, felicidad.)

Según el tipo de fundamento que proporcione, hablaremos de un tipo de teoría ética o de otro. Así, serán teorías distintas las que conciben y defienden la moral como una búsqueda de la vida buena o como cumplimiento del deber.

EUDEMONISMO

El concepto de eudemonismo forma parte de la filosofía y más concretamente de una de sus disciplinas, la ética. Eudemonismo es un término griego que viene de la palabra eudaimonia, que quiere decir felicidad.

El eudemonismo como teoría o concepción ética defiende la tesis de que el hombre anhela la felicidad como bien supremo. La felicidad es, desde esta perspectiva, un bien al que todos aspiramos.

Según el eudemonismo el hombre quiere ser feliz por encima de todo, pero su conducta tiene que estar en consonancia, ya que todo individuo tiene un sentido moral para distinguir lo bueno de lo malo.

La ética eudemonista es de tipo material, ya que identifica la felicidad con la obtención de un bien. En contraposición, hay una ética formal (defendida, por ejemplo, por Kant), la cual no indica ningún bien concreto, sino que propone que lo primordial es una propuesta virtuosa que sea valorada en sí misma. Kant se opone al eudemonismo y considera que el criterio ético debe ser una propuesta general sin contenido alguno (por ejemplo, actúa de tal manera que tu comportamiento pueda ser universal e imitado por cualquiera).

Si preguntamos para qué sirve la felicidad, la respuesta sería que para nada, pues no es algo que se busque como medio para otra cosa, sino que se basta a sí misma, es un fin. Las éticas que consideran la felicidad (eudaimonía) el fin de la vida humana y el máximo bien al que se puede aspirar son éticas eudemonistas, e intentan explicar en qué consiste.

El primer filósofo que defendió el eudemonismo fue Aristóteles. Según este pensador griego, el hombre tiende a realizar aquello que le caracteriza y lo esencial en el ser humano es el uso de la razón. Así, un comportamiento será virtuoso si está regido por la capacidad racional del ser humano. Y según esta capacidad el bien más elevado consiste en comportarnos buscando la virtud suprema.

Afirma Aristóteles (384-322) que todos los seres tienen por naturaleza un fin: la semilla tiene como fin ser un árbol; la flecha hacer diana. Como lo esencial del hombre (lo que le distingue) es su capacidad racional, el fin al que tiende por naturaleza es la actividad racional. la máxima felicidad del hombre residirá en lo que le es esencial por naturaleza: el ejercicio teórico de la razón en el conocimiento de la naturaleza y de dios.

La razón (logos) tiene que encauzar nuestras aspiraciones y deseos, y realizar aquellos que conducen a la felicidad: quien así actúa ejercita la prudencia, para elegir en cada situación lo que nos conviene para el conjunto de la vida, sopesar todos los bienes que podemos conseguir y poder establecer una jerarquía para obtener el mayor bien posible.

HEDONISMO

Hedonismo proviene del griego hedoné, que significa placer. Hedonista es la doctrina que identifica el placer con el bien y concibe la felicidad en el marco de una vida placentera.

El hedonismo es una doctrina de la filosofía que considera al placer como la finalidad o el objetivo de la vida. Los hedonistas, por lo tanto, viven para disfrutar de los placeres, intentando evitar el dolor. Se trata de un conjunto de teorías morales que destacan que, por lo general, todo lo que el hombre hace es un medio para conseguir otra cosa. El placer, en cambio, es lo único que se busca por sí mismo.

Los cirenaicos formaron una escuela iniciada por un discípulo de Sócrates, aristipo (435 a.C.) para quien la finalidad de nuestra vida es el placer, entendido como goce sensorial, sensual corporal y no como mera fruición intelectual.

Entre las escuelas clásicas del hedonismo, por un lado se encuentra la escuela cirenaica (que se desarrolló entre los siglos IV y III A.C.), creada por Aristipo de Cirene, quien sostenía que no hay bien superior al placer y resaltaba el placer del cuerpo en lugar de los placeres mentales. La escuela epicúrea, en cambio, asociaba al placer con la paz y la calma. El principal énfasis de esta doctrina se encontraba en reducir el deseo, y no en obtener placer de manera inmediata.

En concreto esta filosofía, que establece como objetivo de la vida el placer de los sentidos, fue impulsada por el filósofo griego Epicuro de Samos.

Estableció que la meta máxima de cualquier ser humano debe ser el conseguir la felicidad. Ello supone, por tanto, que haya que satisfacer de manera moderada las necesidades que tenga su cuerpo, que deba buscar los bienes materiales que le dan seguridad y que cultive la amistad, el amor, las letras y las artes.

Define placer como ausencia de dolor.

La felicidad consiste en organizar de tal modo nuestra vida que Logremos. El máximo placer y el mínimo dolor. Para los epicúreos, la razón moral Será siempre una razón calculada.

Según Epicuro, debemos diferenciar los placeres estables, que consisten en la armonía por ausencia de dolor en el cuerpo (aponía) y por ausencia de perturbación en el alma (ataraxia), y los placeres positivos (la alegría…) a Epicuro le parecen superiores los primeros porque, si tenemos hambre y la calmamos, se produce el placer de suprimir ese dolor; pero si seguimos comiendo, no aumentamos

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