Trabajo sobre el curso “¿Qué es Filosofía?”, impartido por José Ortega y Gasset.
Enviado por jmelena • 2 de Mayo de 2017 • Ensayo • 7.400 Palabras (30 Páginas) • 250 Visitas
Trabajo sobre el curso “¿Qué es Filosofía?”, impartido por José Ortega y Gasset
José Manuel Elena Ortega
CONCEPTOS
En este este trabajo para la asignatura Métodos del Pensamiento Filosófico vamos a intentar desarrollar y ampliar los conceptos relativos a las dificultades y obstáculos que el conocimiento humano encuentra para justificarse a sí mismo, como tal conocimiento, y en la aplicación del mismo para lograr la comprensión de todo aquello que es externo a nosotros, la posible existencia o no de nuestro entorno, qué es lo que consideramos bajo el punto de vista de la actitud natural como la realidad, y llegar así a la posibilidad de comprensión del propio Universo.
Para ello tomaremos como punto de partida los contenidos expresados al respecto por el profesor D. José Ortega y Gasset en sus lecciones impartidas sobre ¿Qué es filosofía? para, posteriormente, realizar un pequeño recorrido sobre la evolución que, con el transcurrir del tiempo, han tenido dichos contenidos y conceptos.
ANTECEDENTES
Los mencionados conceptos que vamos a someter a análisis se exponen en la lección III ¿Qué es Filosofía?, impartido por el profesor y filósofo nacido en Madrid D. José Ortega y Gasset[1], catedrático por oposición (octubre de 1910) de la Cátedra de Metafísica de la Universidad Central.
Estas lecciones comenzaron a impartirse en la universidad en el mes de febrero de 1928. Debido a los avatares políticos sucedidos en aquella época[2], y tras su renuncia a su cátedra universitaria, tuvieron su continuación con gran éxito de público, y bajo la fórmula de curso con matrícula de pago, inicialmente en la sala REX (a partir de la lección II) y, debido a la gran afluencia de público, en el teatro Infanta Beatriz a partir de la lección VII[3].
Es posible que este sea el primer, y quizás único, curso de filosofía pura impartido a un público general y no especializado.
Las diversas conferencias impartidas fueron publicadas, reunidas y editadas de muy diversas maneras, inicialmente en el periódico El Sol, posteriormente en diversos medios de la América de habla hispana y en distintas ediciones de las obras de Ortega, con el carácter de libro individual o incluidas en diferentes ediciones de las obras completas del autor hasta ahora publicadas.
Ante la dificultad existente por las muchas y diferentes agrupaciones de contenidos de las lecciones impartidas y las sucesivas ediciones realizadas de las mismas, hemos optado para la realización de este trabajo por utilizar el tomo VII de la Segunda Edición de las Obras Completas editado en 1964[4], Lección III páginas 299 a 312 (más un pequeño apéndice desde la página 312 a la 314).
TESIS
La tesis defendida por Ortega respecto a la realidad y nuestra posibilidad de acceder a ella, si es que esta realidad existe como tal, ya se expresa en los subtítulos de la lección que vamos a analizar:
LECCIÓN III: El «tema de nuestro tiempo». La «ciencia» es mero simbolismo. Las ciencias en rebeldía. ¿Por qué hay filosofía? La exactitud de la ciencia y el conocimiento filosófico. El origen del conocimiento (apéndice).
Ortega afronta unas cuestiones ya clásicas en las preocupaciones filosóficas actuales, como son el abordaje de la existencia de la realidad, la influencia de la filosofía sobre las ciencias positivas y la de estas ciencias positivas sobre la filosofía, la preponderancia de una de ellas sobre la otra en las distintas épocas del saber filosófico y científico y las diferentes maneras de estructurar una teoría del conocimiento que sea adecuada a ambos saberes. Ya en la lección IV, hace una aproximación a posibles teorías cosmológicas sobre el Universo y la posibilidad de abordar su estudio y obtener conocimiento, dada la dificultad de tan enorme tarea.
Tras describir en lecciones anteriores que el dominio de las ciencias positivas sobre la filosofía había llegado a ser total:
“Hemos visto que la filosofía había quedado reducida, o poco menos, a la teoría del conocimiento. Así se titulaban la mayor parte de los libros filosóficos publicados entre 1860 y 1920”[5].
Se sorprende Ortega de que no se ponga en cuestión de manera seria y ordenada la naturaleza del propio conocimiento:
“Y notaba ya el hecho demasiado sorprendente de que en esos libros así titulados no se encontrase jamás planteada en serio esta cuestión: «¿Qué es conocimiento?»”[6].
En realidad, el problema estaba situado en la actitud “ingenua o natural” del hombre de ciencia, que asumía que:
“[…] no hay más conocimiento del mundo sensu stricto que la ciencia física, que no hay más verdad sobre lo real que la «verdad física»”[7].
Con el transcurso del tiempo, nuevos aires llegan a la física:
“De aquí que los físicos se viesen obligados a filosofar sobre su ciencia, y en este orden el hecho más característico del momento actual es la preocupación filosófica de los físicos. Desde Poincaré, Mach y Duhem hasta Einstein y Weyl, con sus discípulos y seguidores, se ha ido constituyendo una teoría del conocimiento físico debida a los físicos mismos. […] mientras la filosofía misma exageraba su culto a la física como tipo de conocimiento, la teoría de los físicos concluía descubriendo que la física es una forma inferior de conocimiento —a saber, que es un conocimiento simbólico.”[8].
Aludiendo a Albert Einstein en su discurso a Max Planck en el sexagésimo cumpleaños de éste:
“«La evolución de nuestra ciencia ha mostrado que entre las construcciones teoréticas imaginables siempre hay una en cada caso que demuestra decididamente su superioridad sobre las demás. Nadie que se haya penetrado bien del asunto negará que el mundo de nuestras percepciones determina prácticamente sin equívocos qué sistema teórico hay que elegir. Sin embargo, no hay ningún camino lógico pue conduzca a los principios de la teoría.»”[9].
Por tanto, afirma Ortega, no existe una teoría verdadera y única que nos lleve por el camino deseado hacia el auténtico conocimiento. La elección de una de ellas, que se verá inexorablemente por alguna otra posteriormente, obedece sólo a criterios prácticos de mejor adecuación, aquí y ahora, a lo observado empíricamente. Por tanto, afirma posteriormente:
“[…] la llamada realidad física es una realidad dependiente y no absoluta, una cuasi-realidad —porque es condicional y relativa al hombre. En definitiva, llama realidad el físico a lo que pasa si él ejecuta una manipulación. Sólo en función de ésta existe esa realidad.
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