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VOLVIENDO A LAS FUENTES Hacia una sororidad-fraternidad


Enviado por   •  15 de Marzo de 2017  •  Ensayo  •  1.894 Palabras (8 Páginas)  •  246 Visitas

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VOLVIENDO A LAS FUENTES

Hacia una sororidad-fraternidad

Enero de 2017        

JUSTIFICACIÓN

Llevamos más de 50 años trabajando por la justicia, la paz y la vida; acompañando procesos y sueños, esperanzas y luchas de los pueblos hermanos del Sur. Todo un tiempo repleto de procesos, de cambios, de mejoras, de evaluaciones y sistematizaciones…Para algunos, ya todo está dicho y solo queda seguir caminando; para otros, las situaciones de injusticia y de no vida nos siguen interpelando y no nos podemos permitir el lujo del desánimo. Las palabras del Papa nos animan a salir de nuestra comodidad, a ser creativos y especialmente, muy valientes. Valientes para denunciar todas esas situaciones y anunciar, al mismo tiempo, la grandeza del regalo del Reino aquí y ahora.

Permitidme que utilice las palabras del Papa Francisco del pasado domingo, en una fantástica entrevista a El País: Yo, dentro de la jerarquía de la Iglesia, o de los agentes pastorales de la Iglesia (obispos, curas, monjas, laicos…) le tengo más miedo a los anestesiados que a los dormidos. A aquellos que se anestesian con la mundanidad. Entonces claudican ante la mundanidad. Y eso me preocupa. Que si está todo quieto, está tranquilo, si las cosas están bien… demasiado orden. Cuando uno lee los Hechos de los Apóstoles, las epístolas de San Pablo, ahí había lío, había problemas, la gente se movía. Había movimiento y había contacto con la gente. El anestesiado no tiene contacto con la gente. Está defendido de la realidad. Está anestesiado. Y hoy día hay tantas maneras de anestesiarse de la vida cotidiana, ¿no? Y quizás la enfermedad más peligrosa que puede tener un pastor proviene de la anestesia, y es el clericalismo. Yo acá y la gente allá. ¡Vos sos pastor de esa gente! Si vos no cuidás de esa gente, y te dejás cuidar de esa gente, cerrá la puerta y jubílate”.

Sinceramente, me encanta la claridad de Francisco, y bien podríamos llevarla a la lectura de lo que está pasando en OCCS. Una asociación anestesiada, sin ánimo, sin identidad, triste, casi oscura por la manera que se hacen las cosas. Pero él también nos anima a: La cercanía. Una Iglesia que no es cercana no es Iglesia. Es una buena ONG. O una buena organización piadosa de gente buena que hace beneficencia, se reúne para tomar el té y hacer beneficencia… Pero lo que a la Iglesia la identifica es la cercanía: ser hermanos cercanos. Porque Iglesia somos todos. Entonces, el problema que siempre hay que evitar en la Iglesia es que no haya cercanía. Ser cercanos todos. Cercanía es tocar, tocar en el prójimo la carne de Cristo. Es curioso, cuando Cristo nos dice el protocolo con el cual vamos a ser juzgados, que es el capítulo 25 de Mateo, es siempre tocar al prójimo: "Tuve hambre, estuve preso, estuve enfermo…". 

¿Seguimos dispuestas/os a tocar? Eso me preguntaría…¿Queremos tocar de nuevo a OCCS?

Nuestra OCASHA no ha sido bien tratada por la Iglesia, eso lo sabemos todas/os; incluso se nos han puesto obstáculos y la asociación decidió en su día quemar a personas, algo así como “sacrificarlas”, a cambio de la continuidad de una idea de OCCS más o menos afectiva, o de tener una sede o una ayuda anual de 30.000 €. Me vienen a la memoria Eloina, que impulsó un maravilloso proceso de sistematización con el objetivo de removernos y situarnos, invitándonos a la reflexión, a la adecuación de OCCS a los nuevos retos y tiempos y a salir de nuestra cómoda sede y costumbre de hacer poco. ¿Acompañada por la asociación? 8 años de presidencia y otros tantos de cura…; o Juanjo, callado por un estratega y manipulador Anastasio, que poco a poco ha ido entrando en todos y cada uno de los órganos de gobierno de todas las redes de trabajo y/o asociaciones laicales de misión, hasta el punto de “dirigir” indirectamente todo lo que se haga al respecto.  Me pregunto si vale la pena todo esto, si de verdad esto es lo que esperamos para estos 4 años.

En noviembre, sin ir más lejos, Tere Ruiz presenta su dimisión en un Consejo algo movido, y la respuesta como asociación fue dejarla ir e insistir en que todo era algo así como responsabilidad suya. O un coordinador de Madrid que dice en secretas reuniones con la presidencia, que su zona le estaba obligando a dimitir. O Susi en Catalunya, que dirige las reuniones como quiere, se queda corta al criticar y hablar sobre lo bien que lo hacen todo y lo malos que somos los otros; que le da grima el sentarse a pensar-evaluar lo que estamos haciendo, y que no duda en insultarte delante de todo un Consejo.

Asambleas donde no se ha presentado en 4 años un informe de la gestión ni de la presidencia ni de secretaría, ni mucho menos de las reuniones con Anastasio y otras redes. Una sede donde tenemos una persona técnica obsoleta, innecesaria y que piensa desde su posición como asalariado, no como asociativo, y que se pule toda la subvención de la Iglesia que tanto defienden algunas/os y que no da respuesta a las situaciones actuales.

Una permanente de 2 personas, que ha quemado y utilizado al resto que ahora mismo, no quieren saber nada de ese equipo. O unos compañeros jóvenes que a su vuelta de misión en Dominicana, siguen pensando que lo primero es arrodillarse ante un Jesús encarcelado en la Eucaristía.

Por no hablar de gente estupenda, válida y con un compromiso/cariño por OCCS que más quisiera Ramiro sentir o experimentar, y que poco a poco se han ido alejando del proyecto de OCCS porque ya no encontraban respuestas en aquello que había sido un camino ilusionante…nadie ha hecho o dicho nada. Personas que incluso han desaparecido como asociadas, o personas que aun asistiendo a sus zonas o estando presentes, buscan en otros espacios lo que OCCS ya no nos ofrece. Y permitidme que me incluya en esa lista de “sacrificados, repito por la asociación.

Un proceso de formación totalmente controlado por la presidencia, donde no se respeta ni el trabajo ni la opinión de las compañeras de formación, ni mucho menos de la persona acompañante (a no ser que sea de la “confianza” de Ramiro). Proceso formativo donde todo el mundo vale para la misión, donde se envía a gente inmadura o con procesos contrapuestos y que después acarrean una gestión de conflictos (viajes de visita, acompañamientos exprés, problemas con las contrapartes etc). Una comisión de proyectos que camina de la mano de Anastasio, que no ha buscado proyectos nuevos en este último año y que se queda con el de Mario en Dominicana, por ser el que más “garantías” presenta, después incluso de la experiencia negativa sufrida por nuestra compañera Inma.

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