Valiste Tres Atados

La discusión sobre objetividad, nacida por la década del cincuenta después de la segunda guerra mundial era muy propia del enfoque positivista de las ciencias, de la pretensión de llevar todas las disciplinas al grado de ciencia social y de eso no se escapó lo relacionado con la Comunicación hacia grupos sociales y que aún en algunas partes se enseña en escuelas de “Ciencias de la Comunicación” y en las universidades pertenece a las facultades o escuelas de ciencias sociales.

En ese entonces, se buscó algo cuantificable, que fuera posible “pesar” en iguales condiciones y siempre diera el mismo resultado. Donde el objeto no dependiera del sujeto y éste debiera condicionarse a cumplir unos derroteros que conducirían a la inmaculada objetividad como garantía de que se cumplía ese ideal periodístico y se aproximaría a la ética, al deber ser del humano con los valores.

En los años setenta fue más flexible esa posición y en Latinoamérica, donde había unos gobiernos militares con una línea determinada por los Estados Unidos, y por otro, unos teóricos de izquierda, inspirados en el socialismo y el comunismo de la Europa Oriental, se dio una discusión que daba a la objetividad un sentido utilitario en tanto sirviera a las causas del pueblo.

A finales del siglo, se dio un nuevo orden, casi un neo-renacimiento, donde expresiones como “Nueva Era”, daban especial validez a la subjetividad, a las emociones, a creencias, disciplinas, estudios o aficiones que no se ciñeran a la lógica cartesiana o kantiana. Se dejaba atrás dos siglos de tratar de moldear el rigor científico y se dio validez a lo que pareciera llevar al humano a lo que le hiciera la vida más llevadera, grata o feliz.

Así, el subjetivismo, bajo muchas acepciones, reemplaza la pretensión de objetividad que tuvo el periodismo cinco décadas atrás.

Por otra parte, la equidad proveniente de algún vocablo griego que significa igualdad, proviene del ordenamiento occidental en torno a los Derechos Humanos proclamados...

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