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A La Costa


Enviado por   •  13 de Septiembre de 2014  •  2.488 Palabras (10 Páginas)  •  665 Visitas

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A LA COSTA

Don Jacinto Ramírez y Doña Camila eran padres de Salvador, de carácter manso y pasivo, su hermana Mariana era el reverso de su hermano ambos criado con la moral católica.

La amiga más íntima de doña Camila era doña Rosaura Valle, vieja solterona, una figura repulsiva en la que sin dificultad se adivinaba la enemiga acérrima de la belleza, de la alegría y de la juventud, acabada por los malos tratos de la vida.

Salvador ya en la universidad conoce a Luciano Pérez con quien hizo la primera y única amistad de su vida. Luciano pronto en su corazón joven sintió el nacimiento de una verdadera pasión por Mariana el instinto le advirtió que Mariana también lo amaba, ambos estaban persuadidos de su mutuo cariño y con todo, nunca pudieron tener una conversación a solas en la que pudieran decirse lo que ambos sentían, eran amantes vergonzosos. Así estaban las cosas cuando la beata hizo la denuncia de las pretensiones de Luciano hacia Mariana

Mariana reconoció estar enamorada del joven Luciano, y enfrentó a su madre; Doña Camila muy rabiosa prohibió a su hija volver a hablar con Luciano e igual hizo con su hijo Salvador obligándole al joven romper la amistad. Pero sin embargo Mariana y Luciano en un encuentro clandestino, venciendo todos los obstáculos que les ponía esa sociedad cruel, se entregaron ese amor infinito, fugaz, inmortal.

Un día el doctor Ramírez regresó de la hacienda de Guayllabamba, y sintiéndose repentinamente enfermo muere. Dejándola a doña Camila y a sus dos hijos en orfandad

Mariana lloraba desconsolada en su cuarto, por la muerte de su padre y también porque se sentía impura, manchada, era una de tantas sacerdotisas del amor prohibido, sin hogar, sin virginidad.

Rosaura iba de tarde en tarde a tratar de convencer a Doña Camila para que obligue a su hija Mariana a dedicarse completamente a los asuntos de la iglesia. Poco a poco la muchacha se creó una gran ilusión con el padre Justiniano.

La beata y en complicidad con el cura Justiniano, llevó a Mariana a una solitaria casa, adecuada para albergar borrachos, rateros y prostitutas. Mariana sudando de angustia y vergüenza inexplicable, atravesó los sucios patios y entró al cuarto. Allí estaba esperándola, sentado en un sillón el padre Justiniano. La beata encontró algún pretexto los dejó solos y cerró la puerta por fuera con llave; dejando al cura realizar sus más bajos instintos de lujuria.

Años después Salvador y Luciano se reencuentran, teniendo este una gran curiosidad por su amada Mariana; Salvador le cuenta que Mariana se había convertido en una pérdida y lo peor; corrompida por un fraile que tenía de santo y que andaba por las calles sucia llevando en sus brazos a un niño, hijo del fraile infame.

Pero el reencuentro dura muy poco porque Luciano debía viajar a Europa y Salvador debía refundirse en una hacienda donde consigue trabajo. Ahí se gana la confianza de don Roberto, el amor de su hija Consuelo y el odio de Fajardo que pretendía desde hace mucho tiempo a la joven. Pasado el invierno llegó el dueño de la hacienda, el señor Velásquez, se enteró de todas la maldades que hacia Fajardo a Salvador, y enterándose del romance ayuda a los jóvenes para unirse en matrimonio. Siete mese habían pasado todo era dicha y felicidad, Salvador no se había sentido más feliz en su vida y a hora tendría otra dicha, pronto iba a ser padre, pues Consuelo le había confesado que llevaba en su vientre el fruto de su amor.

Pero una mañana de febrero, Salvador le cuenta a Consuelo que estaba enfermo, acostado en una cama poco a poco fue agravando. Consuelo, amor mío, decía Salvador, perdóname si te hago sufrir, pero debo decirte que muero. De la ventana se divisaba el ancho Guayas, y el majestuoso Chimborazo, eran las cuatro de la tarde cuando abrió la puerta un hombre alto, musculoso y bien vestido, era su amigo Luciano.

He averiguado por ti. Y ahora vengo a verte, pero en que estado, ¡Dios santo¡

Esta es mi mujer, dijo Salvador a Luciano, abrázala, te recomiendo a mi madre…Si ves a, a...a Mariana, dile que...le perdono ...no la maldigo… pobrecita, Me aho …Me ahogo… Consuelo... estoy…

No concluyó la frase...

FIN

Época

A la Costa es una novela de tendencia costumbrista, testimonio de la realidad social y política del Ecuador a finales del siglo XIX y comienzos del XX

Social

Se aborda el tópico de la prostitución y se anuncia el drama de las migraciones y del esforzado trabajo en las plantaciones costeñas.

Político

En A la Costa se habla de los conflictos políticos, de identidad social a partir de las luchas entre liberales y conservadores

Económico

La novela pretende describir el conflicto económico entre la sierra y la costa

Opinión

Es interesante ya que es una lectura del sentido de la vida y una reflexión sobre el porvenir del hombre cuyo alcance va más allá de la defensa de un proyecto ideológico.

Escenario

Se desarrollo en las regiones Costa y Sierra.

Personajes Principales

• Luciano Pérez.

• Salvador Ramírez.

• Mariana Ramírez.

• Rosaura Valle.

Personajes Secundarios

• Doña Camila.

• Don Jacinto.

• Padre Justiniano.

• Don Roberto.

• Consuelo.

• Señor Velásquez.

FABULAS DE ESOPO

001 - El águila, el cuervo y el pastor

Lanzándose desde una cima, un águila arrebató a un corderito.

La vio un cuervo y tratando de imitar al águila, se lanzó sobre un carnero, pero con tan mal conocimiento en el arte que sus garras se enredaron en la lana, y batiendo al máximo sus alas no logró soltarse.

Viendo el pastor lo que sucedía, cogió al cuervo, y cortando las puntas de sus alas, se lo llevó a sus niños.

Le preguntaron sus hijos acerca de que clase de ave era aquella, y les dijo:

- Para mí, sólo es un cuervo; pero él, se cree águila.

Moraleja

Pon tu esfuerzo y dedicación en lo que realmente estás preparado, no en lo que no te corresponde.

002 - El águila y el escarabajo

Estaba una liebre siendo perseguida por un águila, y viéndose perdida pidió ayuda a un escarabajo, suplicándole que le salvara.

Le pidió el escarabajo al águila que perdonara a su amiga. Pero el águila, despreciando la insignificancia del escarabajo, devoró a la liebre en su presencia.

Desde entonces, buscando vengarse, el escarabajo observaba los lugares donde el águila ponía sus huevos, y haciéndolos rodar, los tiraba a tierra. Viéndose el águila echada del lugar a donde quiera que fuera, recurrió a Zeus pidiéndole un lugar seguro

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