A finales del siglo XVII Hispanoamerica se había emancipado de su inicial dependencia de España.

A finales del siglo XVII Hispanoamerica se había emancipado de su inicial dependencia de España. La riqueza mineral era un patrimonio decreciente y las sociedades americanas fueron adquiriendo gradualmente identidad, desarrollando mas fuentes de riqueza, reinvirtiendo en la producción, mejorando su economía de subsistencia de alimentos, vinos, textiles y otros artículos de consumo. Cuando la injusticia, las escaseces y los elevados precios del sistema de monopolio español se hicieron mas evidentes, las colonias ampliaron las relaciones económicas entre si, y el comercio intercolonial se desarrollo vigorosamente. El crecimiento económico fue acompañado de un cambio social, formándose una elite criolla de terratenientes y otros, cuyos intereses no siempre condicionan con los de la metrópoli, sobre todo por sus urgentes exigencias de propiedades y mano de obra.

El nuevo equilibrio del poder se reflejo en la notable disminución del tesoro enviado a España, lo cual significaba que ahora las colonias se apropiaban en una mayor proporción de su propio producto, y empleaban su capital en su administración, defensa y economía.

Los hispanoamericanos tenían poca necesidad de declarar la independencia formal  porque gozaban de un considerable grado de independencia de facto. Un siglo mas tarde la situación era diferente. El peso del imperialismo era mucho mayor, precisamente como resultado de la renovación del control imperial después de 1765.

Detener la primera emancipación de Hispanoamerica era el objetivo del nuevo imperialismo de Carlos III. España estaba preocupada por el equilibrio del poder colonial en las Americas y por la penetración y expansión británica. La reforma colonial era una parte de un designio mas amplio en el que se intentaba rescatar a España del peso del pasado y restaurar su poder y prestigio. En el curso de su reinado, Carlos III condujo a España a un renacer político, económico y cultural, y dejo a la nación mas poderosa de lo que la había encontrado. El principal objetivo, sin embargo, no era expulsar a los extranjeros sino controlar a los criollos.

En un momento dado de principios del siglo XVII, periodo de gran crisis económica, la corona realmente dejo de pagar el salario a sus principales funcionarios en America. En lugar de pagarles les permitió comerciar con los indios que estaban bajo su jurisdicción. Los mercaderes (alcaldes) garantizaban salarios y gastos a los funcionarios que llegaban, quienes luego obligaban a los indios a aceptar adelantos de dinero y equipos para extraer productos agrícolas destinados a la exportación o simplemente a consumir excedentes de mercancías. De este modo se satisfacían los diferentes intereses de los grupos. Como contrapartida, se disminuía el control imperial sobre la política y los intereses locales, es decir, el imperio estaba administrado por hombres que dependían, no de los salarios del gobierno, sino del comercio y de los financiadores de este. En interés de una administración humana y racional abolieron el sistema entero por decreto en 1786, introduciendo la paga a funcionarios y garantizando a los indios el derecho a comerciar libremente con quienes quisieran.

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