AMERICA LATINA Y LA GLOBALIZACION
Enviado por cypakd • 28 de Mayo de 2013 • 2.476 Palabras (10 Páginas) • 624 Visitas
LOS IMPACTOS DE LA GLOBALIZACIÓN NEOLIBERAL EN AMÉRICA LATINA
En los últimos años, se ha venido sucediendo en América Latina procesos nacionalistas, populares, democráticos, que hasta cierto grado, han roto con los esquemas más ortodoxos del pensamiento y la arquitectura económica-social y política que como camisa de fuerza impuso en la región la denominada "globalización neoliberal".
Estos procesos, que aun no están ciertamente consolidados como alternativas al capital trasnacional y el imperialismo, al menos han comenzado a fracturar el mito de la posmodernidad, del postdesarrollo y del pensamiento único, mostrando lo débil que es toda la concepción de la globalización y especialmente, de la superación histórica del Estado y sus políticas económicas y sociales para alcanzar el desarrollo.
Este trabajo aparece como apoyo a esos procesos de transformación, y su utilidad consiste especialmente en mostrar los verdaderos resultados de esta etapa neoliberal en la región, toda vez que aún muchos se aferran a tal época presentándola como de mejor resultados que los procesos actuales.
En ciencias sociales, es cuando los procesos y hechos comienzan a quedar en el pasado, cuando mejor puede analizarse la esencia, características, causas y consecuencias de los mismos y felizmente, el neoliberalismo comienza a quedar en el pasado de nuestros pueblos, en un proceso que el economista cubano Osvaldo Martínez define como la "compleja" muerte del neoliberalismo.
Desarrollo
El sistema de impactos neoliberales en América Latina es tan amplio y variado como mismo lo es la aspiración del modelo de imponerse como regulador de la sociedad, la economía y la política en su conjunto. De ahí que la cadena de impactos alcance lo económico, lo social, lo político, lo ambiental e incluso lo ideológico-cultural.
Desde el punto de vista sociopolítico, el analista norteamericano James Petras refiere que "El neoliberalismo en el poder, ha transformado la naturaleza de las políticas y las propias relaciones políticas e interestatales. El hecho político fundamental es la aparición de un sistema político neoautoritario, bajo el disfraz del proceso electoral. Los regímenes recurren a un estilo autoritario de gobierno-característico de regímenes militares-para poder implementar las políticas neoliberales antipopulares de privatización de empresas públicas, promover los intereses agro-industriales en desmedro de los campesinos y obreros rurales e incrementar el número de desempleados para bajar los sueldos urbanos.
1o Gobiernan por decreto: la privatización de las empresas públicas se decreta por el Ejecutivo sin consultar a la ciudadanía ni al Congreso.
2o Las decisiones las toman organizaciones no electas por la ciudadanía, como las instituciones financieras extranjeras y domésticas.
3o El aparato del Estado (judicatura, altos mandos militares, policía y agentes de inteligencia) permanece incambiado con respecto a la dictadura.
4o El régimen promueve una cultura de miedo: se usan amenazas de fuerza e intimidación para inhibir la movilización de masas y la oposición pública.
5o Las elecciones se controlan a través de la manipulación y el control de los medios de comunicación, vía fraude (como en México) o por la compra de diputados del Congreso (como en Brasil).
El neoliberalismo es compatible con las elecciones, pero depende de medidas autoritarias e instituciones para implementar su programa. El proceso electoral en sí, se devalúa porque los políticos neoliberales nunca hacen campaña para su programa real e incluso prometen corregir los abusos del neoliberalismo. Una vez electos, proceden a profundizar y extender el proceso de privatización.
(…) En resumen, el neoliberalismo corrompe el proceso legislativo, haciendo de los miembros del Congreso elegidos por los votantes, meros funcionarios del Ejecutivo. El nuevo autoritarismo de los neoliberales se manifiesta en su política hacia los trabajadores. Mientras los regímenes militares sencillamente reprimieron los derechos laborales, los neoautoritarios aprueban leyes laborales restrictivas, que facilitan el despido de los trabajadores, debilitan o derogan las regulaciones con respecto a la salud y al bienestar, y alientan a los patrones a intensificar la explotación a través de prácticas de "flexibilidad laboral" El crecimiento del desempleo y las nuevas leyes laborales, tienen el doble efecto de "fragmentar" los sindicatos tradicionales, debilitando su poder colectivo de negociación"2.
Sin lugar a dudas, décadas completas de práctica neoliberal tuvieron un impacto en las condiciones de organización de la clase obrera, el papel del sindicalismo y la fortaleza y dinámica de los vínculos sociales por un lado y en cuanto a la dimensión sociopolítica- institucional del Estado burgués por el otro.
En cuanto al primer aspecto, los cambios en la base económica sucedidos en los últimos treinta años han provocado situaciones como las siguientes: "..., en el modelo postfordista la cohesión social dejó de ser algo dado. La sociedad de nuestros días está dominada por el riesgo, por una absoluta falta de seguridad, por lo impredecible. ( ...) En esta sociedad el desarrollo industrial no puede seguir garantizando la reconstrucción de los vínculos sociales; estos vínculos, o se reconstruyen artificialmente de alguna manera o están ausentes"3.
Estos sucesos de asocian a la asimilación de un nuevo paradigma en la acumulación capitalista y sobre todo, a la pérdida de importancia relativa de la economía real, la demanda efectiva y con ella de los trabajadores como clase social4.
En esta misma lógica puede plantearse que "… los problemas de legitimidad política entran en franco conflicto con los problemas de la racionalidad económica"-al tiempo que "se privilegia la cuestión de los equilibrios macroeconómicos por encima de los mecanismos de integración social"5.
La segunda dimensión conlleva un análisis más detenido. Está claro que aún en las condiciones de un retraimiento del Estado en los asuntos económicos como el sucedido en los últimos treinta años, no debilita ni un ápice el carácter burgués de esta maquinaria y su naturaleza represiva de una clase social contra otra. El Estado sigue siendo burgués y sigue siendo represivo por naturaleza. Pero una pérdida real de poder económico, expresada en un debilitamiento de la capacidad reguladora, interventora y propietaria de esta institución, tiene por fuerza que afectar su dimensión
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