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Aborignes


Enviado por   •  22 de Julio de 2014  •  1.605 Palabras (7 Páginas)  •  545 Visitas

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Había pobladores repartidos a lo largo y ancho del continente americano.

Todos estos pueblos nos dejaron como herencia formas de vida que aún forman parte de nuestra cultura latinoamericana.

Diversidad política y social

En las sociedades prehispánicas existieron diferentes formas de organización y de gobierno. Hubo grandes unidades políticas, encabezadas por gobernantes que concentraban el poder político, militar, económico y religioso, como fue el caso de los incas y de los aztecas. Por otra parte, existieron pueblos que no alcanzaron una gran unidad política, como los chibchas.

En general, los pueblos americanos tuvieron una forma de gobierno jerarquizada en la cual había nobles, sacerdotes, pueblo llano y esclavos.

Nuestros indígenas manifestaron un gran amor a la tierra a la cual estaban unidos como un hijo a su madre. Supieron ver que de la tierra brota el fruto de la vida y, por eso, le dedicaron los medios y el tiempo necesario para cuidarla.

Muchos pueblos indígenas recolectaban lo que la tierra les daba directamente; pero otros aprendieron a cultivarla, para lo cual necesitaron quedarse en un territorio y vivir de una manera sedentaria.

Los pueblos sedentarios idearon sistemas de regadío y fertilización y formas de aprovechar la tierra. Organizaron la producción como una manera de asegurar el alimento de sus gobernantes, de sus sacerdotes, de las familias y de los más débiles y necesitados.

Un conocimiento técnico y científico

A pesar de la creencia, casi generalizada, que asegura que los pueblos indígenas de la América prehispánica no desarrollaron saberes de tipo científico o tecnológico, la verdad se impone a través de la grandiosidad de las obras que nos dejaron como herencia y como testimonio de su inquietud y vocación intelectual.

Los mayas, los incas y los aztecas, por ejemplo, alcanzaron adelantos en el conocimiento matemático, astronómico y médico. Estas mismas culturas y otras desarrollaron un preciso sistema de cálculo, que les permitió aplicarlo a la ingeniería y a la arquitectura para crear obras de gran belleza y esplendor, que han sobrepasado el rigor del tiempo.

El emperador Atahualpa

Atahualpa tenía una gran presencia y su aspecto era impresionante. Cuando recibió por primera vez a los enviados de Pizarro estaba rodeado de una corte de más de seiscientas personas.

Cualquiera que se le acercara debía estar vestido con sencillez, descalzarse, bajar la vista y, en las primeras ocasiones en las que la más alta nobleza se le presentaba, debían llevar una carga a la espalda en señal de sumisión: luego se hacía mocha, es decir, una profunda reverencia con los brazos extendidos y haciendo un sonido similar al de un beso.

Toda esta pompa se justificaba oficialmente por el hecho de que se consideraba al Inca como el hijo del Sol, pues este astro era el principal objeto del culto imperial.

Todos los pueblos americanos, a pesar de sus diferencias, compartían rasgos comunes y creencias similares; se organizaban y vivían intentando establecer una relación armónica con el medio que los rodeaba.

Unas formas no competitivas de hacer comercio

El comercio les sirvió a los indígenas hispanoamericanos tanto para intercambiar productos, como para compartir ideas, información y cultura de un pueblo a otro y, a veces, cumplían además, la función de espías de su gobierno.

Estos pueblos utilizaron el trueque para comerciar y, cuando unos productos eran mucho más valiosos que otros, completaban la diferencia con granos de cacao, plumas de aves bañadas con polvo de oro y otros productos de menor valor. En los pueblos andinos que sobreviven aún, como los aimaras, el trueque sigue siendo una forma de intercambio habitual.

Los pueblos que poseían ciudades tenían mercados que funcionaban, generalmente, en una plaza. Los aztecas, por ejemplo, tenían un gran mercado en el que se podía encontrar mantas de colores, cuchillos de metal, joyas de oro y plata, piedra dibujada y herramientas de hueso y cobre.

Una alimentación variada y nutritiva

La base de la alimentación americana fue el maíz, el cual acompañaba casi todos los platos. En lugar del pan, se comían los tradicionales panes hechos con harina de maíz. Otros alimentos típicos eran, y siguen siendo entre nosotros, la papa, la mandioca, el tomate, el ají y diversas hortalizas. Las frutas completaban la nutritiva dieta indígena, con bananos, papayas, magos, piñas, maní y miel.

Además, los indígenas se alimentaban de carne de animales, de la caza y la pesca. Cocinaban sus alimentos y los aliñaban con sal y hierbas. También tomaban toda clase de jugos de frutas, chichas y vinos; la bebida preferida era la chicha.

Un sentido religioso profundo

El sentido religioso de los pueblos de América Latina actual nos viene de la sensibilidad religiosa de nuestros antepasados.

La mayoría de los pueblos indígenas era politeísta. A sus divinidades les ofrecían dones, aun vidas humanas, con el fin de obtener sus favores, representados en buenos tiempos para las cosechas. Los encargados de los ritos eran sacerdotes, que ocupaban un puesto importante en las sociedades indígenas.

Médicos y enfermedades en la América indígena.

Muchos pueblos indígenas, como los

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