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Batalla de churubusco


Enviado por   •  27 de Febrero de 2017  •  Tarea  •  2.418 Palabras (10 Páginas)  •  350 Visitas

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Recuerdo que eran los meses de junio, julio y agosto cuando el gobierno norte americano nos empezó a declarar la guerra para esto cruzaba la presidencia de Antonio López de Santa Anna el cual combatió con gran fuerza, yo estuve presente en varias de ellas, esto porque al saber del problema me fui a enlistar para combatir; ya que era un joven de tan solo 16 años que se había quedado solo al perder a su padre a los 8 y a su madre hace unas cuantas semanas de que esta maldita guerra empezara.

 Después de perder la batalla en el Alamo contra el ejército estadunidense el general santa Ana nos pidió a dos batallones que nos regresáramos a defender la ciudad al mando de esto iban los generales Manuel Rincón y Pedro María Anaya, regresamos montados en caballo y yo portando un fusil de percusión y yendo al lado del general Anaya.

Después de varias noches de camino llegamos a lo que es el convento de Churubusco el cual estaba habitado por monjes, pero entre mayo y julio ya habían sido saqueados de ahí para que el lugar se convirtiera en una fortaleza militar la cual a pesar de no ser tan altas como otra lograba tener unas paredes extremadamente duras. Llegamos al lugar apenas para que los generales nos dictaran como colocar los parapetos que consistían en grandes montes construidos con adobe y en medio agua esto solo se pudo colocar en el flanco izquierdo dejando el derecho totalmente descubierto después de poner esto y preparar el poco parque que teníamos en el cual estaban incluidos fusiles de percusión, sables con vaina los cuales solo tienen los dos generales que eran Manuel rincón y Anaya , también contábamos con fusiles recortados fusiles con bayoneta y pistolas de chispa, después de dejar todo prepara sobre uno de los cuartos que estaba en el convento el cual era el primero a la izquierda nos dirigimos al comedor donde sobre las mesas largas que ocupaban los monjes nos sentamos a comer la comida la sirvieron sobre platos de cera muy adornados pero tuvimos que comer con las manos ya que por una extraña razón no tenían cubiertos, después de cenar me di a la tarea con un par de compañeros que eran enlistados de ahí mismo de Churubusco de recorrer los pisos del convento el cual solo contaba con dos pero demasiado grandes esto lo hicimos para maso menos saber entradas y salidas para en caso de una retirada salir lo antes posible, también recorrimos sus dos grandes patios uno que era el que se encontraba al entrar y otro que estaba ubicado a un costado del principal el cual era más grande en lo ancho pero de largo era lo mismo, luego de acabar de hacer esto y ya bajo la luz de varias estrellas y una luna llena que brillaba como nunca nos vamos a dormir el lugar que nos dieron para permutar fue en el siguiente pasillo al fondo del comedor ya estando todos dormidos note que una luz provenía de afuera así que me dirigí a ver que era cuando llegue al punto vi que era en general Anaya al cual le pregunte que ocurría a lo que él me contesto

-nada hijo regresa a dormir

Yo le dije que por favor me confesara que ocurría y fue tanta mi insistencia que él me respondió:

-me acaban de dar un comunicado de que el ejército norte americano al mando del teniente David Tiwggs se aproximan por la ruta que siguió cortes asi que los tenemos que detener aquí como se tenía planeado, pero hay un gran problema el cual es que el parque no será suficiente para detener las dos divisiones que vienen que son la de Tiwggs y Whort así que esto será una misión suicida

Después de oír esto regrese a dormir lo cual no pude hacer muy bien por los nervios que invadieron mi cuerpo, al día siguiente el cual era un 20 de agosto de 1847, aún recuerdo que yo me encontraba en uno de los patios del convento meditando sobre todo lo que había vivido en el periodo de esta guerra, cuando de repente se escuchan  las cornetas sonando anunciando la llegada del enemigo rápidamente todos nos dirigimos a tomar nuestras respectivas armas y hacer una formación para que los dos generales nos dividieran en dos batallones que llevarían el nombre de bravo e independencia, en las instrucciones que nos habían dado estaba que el batallón bravo defendería el frente y el independencia defendería el flanco derecho totalmente descubierto por falta de parapeto. El general Anaya me pidió a mí y a otros 5 compañeros que nos quedáramos a su lado y fuéramos al frente con él, nosotros acatamos sus órdenes, para esto las cornetas volvieron a sonar pero en esta ocasión su velico asentó se acompañó con los estruendos de balas y el grito de fuego del general Manuel rincón con esto corrimos al frente del convento con el general cuando de repente se escucha un estruendo, lo que yo sentí fue un gran empujón que me envió varios metros así atrás, la vista la tenía nublada y no la podía centrar en un solo punto, no sabía lo que estaba pasando solo como un eco escuchaba hombres caídos, recarguen cañones, fuego, así como los múltiples sonidos de las balas que caían a unos cuantos centímetros de mí. Después de unos minutos los cuales para mi sentí que eran horas logre reponerme del impacto el cual después me entere que había sido el primer ataque del ejército enemigo, después de ponerme de pie note que todos los que acompañaban al general Anaya y hace unos minutos corrían junto a mi ahora se encontraban tirados con falta de alguna extremidad y sin vida, al buscar una arma para volver a la batalla vi que el general estaba en el suelo así que me dirigí a ver que paso con el afortunadamente solo me dijo que había quedado algo ciego pero que ya estaba reponiéndosele la vista, así que le extendí mi mano para ponerlo de pie, ya estando de pie los dos tomamos un arma y el general me dijo que me incorporara al batallón bravo así que di media vuelta para subir las escaleras y desde la azotea disparar, en mi camino a la azotea me topé con ya varios cuerpos de los hombres de nuestro lado tirados yo seguí mi camino y al legar comencé a detonar mis municiones a un lado mío se encontraba uno de los hombres con los que había recorrido la noche anterior el convento, eso fue de gran ayuda para mí porque me dio algo de alivio el estar acompañado de alguien conocido así que pude combatir con más coraje, al asomarme para darme una idea de a que nos estábamos ateniendo me fui de espaldas ya que eran demasiados hombres, nosotros a lo mucho éramos 1000 y ya llevamos unos 100 caídos lo que me dio algo de esperanza fue el ver los 7 cañones con los que contábamos pero estas señales pronto se desvanecieron cuando las municiones se acabaron en la zona que estaba combatiendo así que yo fui el que tuvo que bajar por mas y al llegar al cuarto donde estábamos almacenando todo el parque me di cuenta de que estaba a nada de agotarse, pero aun así regrese con las municiones y seguí combatiendo ya llevábamos varias horas de combatir los soldados que yo ya habría logrado acabar eran más de 17 ya que en este número perdí la cuenta todo marchaba bien hasta que otra horda de tiroteos sonó pero en esta ocasión las balas se dirigieron asía donde nosotros estábamos matando al sujeto que había conocido la noche anterior y dejándome lesionado de un brazo por el rosón de una bala, lo que hice fue cortar mi playera y usarla como torniquete para parar el sangrado y seguir tratando de combatir solo que ya no con las mismas energías que al principio, después de haber sucedido esto tuvimos un gran respiro al ver llegar al batallón san patricio formado por desertores del ejército norte americano los cuales venían a apoyarnos y consigo traían parque pero resulto ser de 19 ornes y ninguna de las armas que teníamos eran de ese calibre así que solo les sirvió a ese batallón esto nos ayudó para darnos un descanso pero al ver caer a varios del batallón que ahora nos apoyaba tome una de sus armas y volví al combate solo que esta vez me postre a defender el frente y ya no el flanco derecho el cual ya estaba perdido; pasado ya algún tiempo como era de suponerse notamos que ya solo contábamos con municiones para unas cuantas cargas más y que los enemigos aún eran demasiados así que los generales dieron la orden de acabarnos el parque y ya no hacer nada más y fue lo que hicimos, al notar el parque agotado me sentí más cerca de la muerte nunca antes me había sentido tan acabado como en esa ocasión pero lo que me daba fuerzas para seguir sonriendo después de todo lo que había pasado era que yo sabía que habíamos luchado con honor y valentía y que esa batalla era nuestra solo que ya no pudimos hacer nada por falta de armas, ya que hombres a pesar de ser menos que los gringos se notaba que teníamos mucho más aberración a las cosas y eso era lo que me hacía saber que lo que pasara conmigo que lo mas probable seria mi muerte seria con mucha dignidad, orgullo y pasión.

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