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Enviado por danielpinkfloyd • 7 de Agosto de 2018 • Resumen • 2.454 Palabras (10 Páginas) • 353 Visitas
Bender
El texto que trabajamos para analizar la independencia de Estados Unidos, “Historia de los Estados Unidos. Una nación entre naciones” de Thomas Bender, instala la idea de la revolución estadounidense como una triple competencia. La primera como parte de una guerra global entre las grandes potencias europeas, segundo como la lucha propiamente de la independencia norteamericana y por último es este planteo como un conflicto social dentro de las colonias.
Respalda y desarrolla la primera idea como una transversalidad a lo largo de la historia y citando a personajes contemporáneos señalando que estas grandes potencias habían procurado destruirse recíprocamente, a menudo para beneficio de otras naciones más débiles.
Madison, quien es utilizado por Bender para iluminar este concepto, plantea que la historia de la independencia de las colonias británicas en américa del norte fue constantemente movilizada por la casi infinita tensión que genera la lucha entre Francia e Inglaterra por lograr la hegemonía en Europa.
La rivalidad franco-británica se hace presente en los asuntos locales y extranjeros de la nación que estaba naciendo influyendo en la política y economía del país.
Fue en ese contexto en el que Estados Unidos concreta una alianza con Francia, ya que esta potencia tiene sus motivos bien marcados para brindar el apoyo a esta independencia luego de la guerra de los Siete Años buscando recuperarse de las perdidas que les genero este conflicto, querían además reparar el desequilibrio de fuerzas naciente de Europa.
Cabe aclarar que este apoyo francés se dio principalmente por el aborrecimiento a los ingleses, los españoles al ser aliados de Francia dieron su apoyo pero no formalmente; y al finalizar la guerra en el año 1783 fue cuando festejaron no por el logro estadounidense sino mas bien porque Inglaterra había sido humillada.
Se plantea a través del texto que esta guerra fue un hito en la historia de los imperios globales, si bien ninguna potencia alcanzo los objetivos bélicos planteados inicialmente, gran bretaña concluyo esta guerra siendo el dominador de los mares, aún mas poderoso que antes.
Fue en el siglo XVIII, posterior al tratado de Westafalia, donde lo que pasaba en América empezaba a repercutir en Europa. Los imperios globales implicaron, a partir de este siglo, guerras globales y políticas también globales. Se empieza a pensar que el equilibrio del comercio de las naciones de América es como el equilibrio de poder en Europa.
El ministro de asuntos exteriores franceses a mediados del siglo XVIII declaro que: “el verdadero poder esta realmente en el comercio y en Norteamérica. Debilitar a Gran Bretaña en Norteamérica conllevara un considerable desplazamiento del equilibrio de poder”.
Por esto explica el autor es que Francia apoya a Estados Unidos y expresa como hipótesis que la revolución de los Estados Unidos llego a ser parte de una guerra mundial que duro mas de un siglo.
En un segundo momento en el texto relaciona las diferentes realidades de los imperios globales, donde explica que Inglaterra se hizo del dominio de los mares, tanto del comercio como del poderío naval, que antes había pertenecido a Portugal y luego a Holanda; en tanto Francia y España eran dos potencias terrestres con imperios territoriales bien marcados, el español estaba mucho mas extendido y distribuido por todo el mundo.
Mediante las palabras de Sir Walter Raleigh establecía el poderío ingles declarando: “quien mande en el mar dominara el comercio del mundo; y quien domine el comercio del mundo, comandara a los ricos del mundo y en consecuencia al mundo mismo”.
Estos imperios se vieron obligados a realizar una enorme y continua inversión en el plano militar, ya sea para defender los territorios o las rutas comerciales marítimas. A estas muy altas inversiones le cabió un reajuste en las burocracias imperiales que intentaron y lograron trasladar a sus colonias algunos costos del nuevo estado fiscal militar.
Esta creciente crisis fiscal fue global y provocada por estos aumentos progresivos en los gastos militares debidos a la mayor integración mundial y a los desarrollos de la tecnología militar.
Allí surgieron las tensiones, tanto internas como coloniales, que desembocaron según plantea Bender en diferentes revueltas tanto en África, India, en la América española y portuguesa, y la revolución francesa así como la de Santo Domingo también.
En esta realidad el sistema colonial dependía de la cooperación de las elites locales, y la dinámica que se instauro en estas sociedades radicaba en que estas elites buscaban su autonomía, y los funcionarios de las metrópolis locales ejercían alguna flexibilidad de las reglas imperiales, otorgándoles mas poder a estas elites que a la Corona en si. Recordemos que debido a las vastas zonas donde alcanzaba el poder imperial era indudablemente necesario el consentimiento tácito y la cooperación de las elites locales.
Mas allá de cual fuera la estructura del centro, todos los imperios eran débiles en su periferia, en todos los casos era inevitable reconocer un alto grado de autonomía local.
Bender vuelve a resumir en pocas palabras un contexto global: “A fines del siglo XVIII los pueblos de todos los continentes experimentaron con variados grados de intensidad, una transformación histórica multidimensional. Todos ellos sentían los efectos del comercio de larga distancia que la revolución oceánica había hecho posible; la alteración de las relaciones económicas, los cambios en la vida cotidiana, la inestabilidad de las prácticas sociales tradicionales, las jerarquías y las pautas de prestigio. La nueva movilidad y la mezcla de pueblos provocaban efectos similares. Gracias a la circulación de personas, conocimiento y mercancías se desarrollo una nueva universalidad; estos cambios crearon los motivos –y también los espacios- para que surgieran nuevos tipos de conflictos que exigieron respuestas”
Lo que ocurría en las metrópolis podía encender y sustentar la resistencia colonial y, a la inversa, la resistencia colonial podía aumentar las tensiones políticas en la capital.
Alexis de Tocquevile dice: “la Revolución Francesa y la democracias de Norteamérica, parten de una historia mas amplia del individualismo moderno que reivindica los conceptos de igualdad y autonomía”.
Se vio replicado en varias revueltas que los manifestantes no pretendían una independencia, como se desenvolvió mas adelante en la historia del continente, sino que eran leales al rey pero estaban en contra de la tiranía administrativa.
Casi finalizando el extracto del texto, Bender asegura que la guerra que llevo a la independencia de las
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