CARTA DE JAMAICA
Enviado por • 24 de Septiembre de 2012 • 28.931 Palabras (116 Páginas) • 492 Visitas
Muy señor mío:
Me apresuro a contestar la carta de 29
del mes pasado que usted me hizo el
honor de dirigirme, y yo recibí con la
mayor satisfacción.
Sensible como debo, al interés que
usted ha querido tomar por la suerte
de mi patria, a�igiéndose con ella por
los tormentos que padece desde su
Contestación de un descubrimiento hasta estos últimos
americano meridional períodos, por parte de sus destructores
los españoles, no siento menos el com
a un caballero de esta isla
�
es conocida, me atrevo a asegurar que la
prometimiento en que me ponen las
mayor está cubierta de tinieblas y, por
solícitas demandas que usted me hace,
consecuencia, sólo se pueden ofrecer
sobre los objetos más importantes de la
conjeturas más o menos aproximadas,
política americana. Así, me encuentro
sobre todo en lo relativo a la suerte
en un con�icto, entre el deseo de corres
futura y a los verdaderos proyectos de
ponder a la con�anza con que usted me
los americanos; pues cuantas combi
favorece, y el impedimento de satisfa
naciones suministra la historia de las
cerle, tanto por la falta de documentos
naciones, de otras tantas es susceptible
y de libros, cuanto por los limitados
la nuestra por sus posiciones físicas,
conocimientos que poseo de un país tan
por las vicisitudes de la guerra y por los
inmenso, variado y desconocido como
cálculos de la política.
el Nuevo Mundo.
Como me conceptúo obligado a prestar
En mi opinión, es imposible responder
atención a la apreciable carta de usted,
a las preguntas con que usted me ha
no menos que a sus �lantrópicas miras,
honrado. El mismo barón de Humboldt,
me animo a dirigir estas líneas, en las
con su universalidad de conocimientos
cuales ciertamente no hallará usted las
teóricos y prácticos, apenas lo haría con
ideas luminosas que desea, mas sí las inge
exactitud, porque aunque una parte de
nuas expresiones de mis pensamientos.
la estadística y revolución de América
� �
Todos los imparciales han hecho justicia
“Tres siglos ha –dice usted– que empe
al celo, verdad y virtudes de aquel amigo
zaron las barbaridades que los españoles
de la humanidad, que con tanto fervor
cometieron en el grande hemisferio de
y �rmeza denunció ante su gobierno y
Colón”. Barbaridades que la presente
contemporáneos los actos más horroro
edad ha rechazado como fabulosas,
sos de un frenesí sanguinario.
porque parecen superiores a la perver
sidad humana; y jamás serían creídas
Con cuánta emoción de gratitud leo el
por los críticos modernos, si constantes
pasaje de la carta de usted en que me dice
y repetidos documentos no testi�casen
“que espera que los sucesos que siguieron
estas infaustas verdades. El �lantrópico
entonces a las armas españolas, acompa
obispo de Chiapa, el apóstol de la Amé
ñen ahora a las de sus contrarios, los muy
rica, Las Casas, ha dejado a la posteridad
oprimidos americanos meridionales”. Yo
una breve relación de ellas, extractada
tomo esta esperanza por una predicción,
de las sumarias que siguieron en Sevilla
si la justicia decide las contiendas de los
a los conquistadores, con el testimonio
hombres. El suceso coronará nuestros
de cuantas personas respetables había
esfuerzos; porque el destino de América
entonces en el Nuevo Mundo, y con los
se ha �jado irrevocablemente: el lazo que
procesos mismos que los tiranos se hi
la unía a España está cortado, la opinión
cieron entre sí: como consta por los más
era toda su fuerza; por ella se estrecha
sublimes historiadores de aquel tiempo.
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