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Comentario de "el encubrimiento del otro".


Enviado por   •  2 de Mayo de 2017  •  Síntesis  •  3.124 Palabras (13 Páginas)  •  1.200 Visitas

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INTRODUCCION

El presente informe, se basa en la lectura del texto historiográfico de Enrique Dussel[1] “1492 El encubrimiento del otro:  hacia el origen del mito de la modernidad”, el cual es escrito en 1994, reuniendo un ciclo de ocho conferencias realizadas por el autor en 1992 en Frankfurt. El texto realiza una revisión sobre el periodo de conquista latinoamericana, refiriéndose al origen de la modernidad o edad moderna, sin dejar de lado los conceptos de descubrimiento, encubrimiento, alteridad, etc. Esta revisión es realizada inicialmente con un enfoque europeo, para luego mostrar la perspectiva del hombre americano.

El objetivo principal del informe, es lograr realizar la argumentación de las ideas centrales del autor, a través de la utilización de los conceptos claves que son tratados dentro del texto, para luego realizar un análisis temático, basado en el eurocentrismo en la explicación de la existencia del Nuevo Mundo; la invención del Nuevo Mundo y la problemática de la modernidad y alteridad.

Los últimos pasos del informe presentado corresponden a conclusiones personales en base a las temáticas antes mencionadas, junto con una contextualización del tema en la realidad nacional contemporánea, relacionando el contenido del texto con el currículo educacional chileno.

ARGUMENTACIÓN

El texto de Enrique Dussel, es el resultado del ciclo de conferencias realizadas por este, donde el sentido principal es la discusión respecto a la superación de la Modernidad, avanzando a la tesis de la Transmodernidad, siempre tomando en consideración la “razón del otro” como un factor fundamental dentro de la construcción de la tesis. La finalidad o motivo por el cual el autor escribe el texto, es aportar a la construcción de la liberación racional[2] en la comprensión de la modernidad, considerando los factores ocultos entre los cuales encontramos la violencia, opresión, esclavitud, alienación y sacrificio del otro, bajo el rol civilizador autoimpuesto por el europeo de forma irracional, lo cual es atribuido a los conceptos propios de modernidad.

El texto es escrito estratégicamente con la contraposición entre la visión eurocéntrica y la indígena respecto al proceso de conquista iniciado en el siglo XV, con el fin de comprender el sentido eurocentrista con el cual se ha abordado el estudio de los acontecimientos y de la modernidad en sí.

Dussel abre el debate, respecto al inicio de la modernidad, ya que considera como momento originario el siglo XV, específicamente en 1942, año en que se produce el contacto europeo-americano. Debido a este enfoque teórico, el autor resta validez al siglo XVIII como fecha de inicio de la modernidad. En este contexto, el autor  toma en cuenta la visión de Hegel[3] respecto a los países destinados a tener un gran destino, considerando a España y Portugal (los grandes descubridores y conquistadores) dentro de esta lista, debido a que fueron ellos los iniciadores de la época moderna.

El contacto entre el europeo y el nativo americano también llega a derribar el mito del eurocentrismo y desarrollismo, que considera Asia como el inicio de la historia universal y Europa como continuación y fin. El rol del nuevo continente como otro (no encubierto), es derribar la idea de la Santísima trinidad entre Europa, Asia y África.

Respecto al americano, a pesar de existir vestigios de su existencia, como lo evidencia Martellus a través de sus mapas geográficos, se le desaparece como otro, se considera parte de algo ya conocido (Asia), designando la tarea de asemejarse al europeo, hombre que poseía la civilización, lo cual inicia el proceso de pérdida de identidad de la comunidad, es decir la alteridad. En otras palabras y como se presenta en el texto, América no es descubierta, es encubierta. “De todas maneras, ese Otro no fue "des-cubierto" como Otro, sino que fue "en-cubierto" como "lo Mismo" que Europa ya era desde siempre”.[4]

Respecto a la acción del hombre europeo en América, poniendo de ejemplo principalmente a Hernán Cortez, Pedro de Alvarado y Francisco Pizarro, el texto muestra como su misión civilizadora tuvo un carácter “modernizador” y exterminador con el otro, a través de la utilización de la más pura violencia como método de dominación en el ámbito social, económico, político, cultural, pedagógico, sexual, etc. Este punto es clave al concebir la América Latina posterior como una raza mestiza, hibrida, altamente sincretizada y participe de un estado colonial, que posee una economía capitalista.

Dussel rescata y contrapone la visión de tres autores sobre el encontró, en primer lugar, Ginés de Sepúlveda con la modernidad como emancipación, que avala el actuar del europeo en América, culpando al indígena de la violencia ejercida; en segundo lugar, Gerónimo de Mendieta, quien considera al otro y su carga sociocultural, buscando una mediación religiosa en su teoría de “la modernización como utopía”; y finalmente Bartolomé de las Casas, con “La crítica del mito de la modernidad”, quien no justifica violencia y considera el dialogo con el otro por sobre la dominación.

Lo visto demuestra como el otro no es considerado para ejercer su propia racionalidad argumentativa, sino que el método utilizado para dominar es la barbarie, lo que finalmente convierte a la modernidad en un mito.

La parte restante del texto muestra como vivió el hombre americano el mismo proceso relatado anteriormente. Cabe señalar que el autor destaca la capacidad de fundamentar los sucesos por parte del hombre americano, su mentalidad conceptual y la racionalidad específica que estos poseen, interpretando la llegada de los invasores como un acto predeterminado por su religiosidad. Este es el motivo que pone a los invasores como superiores ante sus ojos al principio de la avanzada militar de Cortés y que detonan incluso decisión de ceder el imperio por parte de Moctezuma. Las acciones del hombre europeo significaron para el indígena un desconcierto total en su actuar, por lo que comprenden que se enfrentan a humanos guerreros, no a seres mitológicos. Esta situación destruye la visión propia de su mundo, detonando la refundación del imperio como el “servidor de la existencia y de la vida del sol”.        
A pesar de la fiereza del soldado azteca, la superioridad tecnológica en cuanto a armamento de guerra, como también otros factores biológicos
[5] provoco el sometimiento del hombre indígena, dejando de lado su visión mística de la existencia, su dialogo lógico y argumentativo, para dar paso al adoctrinamiento por parte del europeo ante sus costumbres. Durante la época colonial continua el dominio, pero a través dela incorporación de los elementos religiosos, el arte, un nuevo método de escritura, lo que significa un quiebre en su concepto de tiempo y espacio, conjugando estos elementos para armar nuevamente su realidad. Respecto a la dominación criolla, se explica como esta se consideró una nueva gran ruptura, al volver a experimentar la “modernización”, sin embargo, se vivió de una manera totalmente diferente, ya que a estas alturas la modernidad era un mito fundador que iba a subsistir en el ejercicio del poder. Los indígenas fueron claves en la construcción de los Estado-Nación latinoamericanos, a pesar de la complejidad para incluirlos, fue clave, ya que en el intento de inclusión no se continuo la destrucción del otro, sin embargo, estos mismos se excluyeron estando dentro, lo cual fue detonante de la elaboración de otro diferente, que posee una cultura propia que genera impacto en la una modernidad que ignora su propia historia, y convirtiéndose en una “otra cara” de la modernidad.

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