Conservadores y liberales en Mexico

Secuencia (1985), 1, enero-abril, 136-149[pic 1]

ISSN: 0186-0348, ISSN electrónico: 2395-8464

DOI: http://dx.doi.org/10.18234/secuencia.v0i01.96

Conservadores        y liberales en Mexico*

Ensayo de sociologia y geografla politicas,

-de la independencia a la intervencion francesa.

Fran ois Chevalier

E scoceses y Yorkinos, Unitarios y Federalistas, Moderados y Puros, Machos y Chinacos. Verdes y Rojos. mas tarde Monarquicos y Republica­ nos... Con estos nombres y otros muches, diferentes partidos de tendencias

conservadoras o liberales (con bastantes variantes al principio) lucharon en­ tre ellos durante las cuatro o cinco decadas que siguieron a la independen­ cia; a veces mas coma facciones en armas que coma verdaderos partidos politicos.

Si los principios y las ideas que invocaban. en gran parte infundidas por Europa y las Estados Unidos. son conocidos (en mayor 9rado los de los libe­ rales), sus metas particulares, confesadas o no. y sabre todo los origenes so­ ciales de unos y otros, su distribuci6n geografica en el pais y los clanes loca­ les, se conocen mucho menos. Se tendran que estudiar sistematicamente para comprender mejor la historia confusa y turbia del Mexico de esa epoca, depurando la abundante prensa politica de la epoca, puesto que aqui solo se trata de dar un esbozo y una simple orientaci6n para tal estudio,

Los conservadores

Aunque el nombre no aparece en Mexico sino hasta 1846 (segun J. Bravo Ugarte), la tendencia politica es visible desde las guerras de independencia. Para esos conservadores  anticipados, en particular para las criollos y gente de Iglesia, el ideal era el regimen espariol previo a la independencia, pero sin Espana. dirigiendo  ellos mismos el gobierno  y ocupando las cargos antalio en manos de las peninsulares. Algunos de ellos deplorarian tambien las re­ formas de finales del siglo xv111. a juzgar par las revisiones, especialmente las relativas al trabajo de las haciendas (lpero son solo hechura de los conser­ vadores?). Una sociedad fuertemente jerarquizada, que ellos dirigirian en adelante, les pareda  el unico orden posible y deseable.  Par tanto. llevando su 16gica hasta el final, muches no se resignaban a un estado republicano. Sin hablar de las  tiempos que siguieron  a la independencia; desde  1840, una personalidad como  Gutierrez  Estrada  preconizaba  el establecimiento de la monarqufa en Mexico. La persistencia de los disturbios y la invasion de las provincias del norte crean un media favorable para esta tendencia, y una mente distinguida coma Alaman opina "Estamos perdidas sin remedio si Europa no viene pronto en nuestra ayuda" ( 1847). De ah, a que las tradi­ cionalistas desearan denodadamente el imperio de Maximiliano (que pensaban seda una monarqufa acorde a sus gustos) no hab,a mas que un paso, que se dio.

En el fondo. el partido conservador era el que mejor encarnaba el viejo es­

piritu criollo, del que el historiador mexicana A. Arnaiz y Freg ha llegado a decir que representaba "la cima de la escala eSJ?aflola de las valores medie­ vales". Marcel Bataillon ha encontrado, desde el siglo XVJ. sabre todo entre las sacerdotes, los orfgenes de la mentalidad de los "esparioles americanos" "que se inclufan en la sociedad colonial y adoptaban su mismo sentimiento

• Publicado en trances en La intervenci6n francesa y el imperio de Maximiliano. cien anos des­ pues, Mexico, Asociaci6n Mexicana de Historiadores / IFAL, 1965 (traducido por Ma. de la So­ ledad Alonso).

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ambiguo de solidaridad telurica y de superioridad respecto a las indios". Mostr6 vinculos entre estos curas y seglares de los siglos XVI y XVII que combinaban el sentimiento de que el establecimiento en America se debfa a la Providencia. con la reclamaci6n interesada de las priviligios politicos y so­ ciales y. par otra parte. los criollos de la independencia que formaban una so­ ciedad compenetrada par el espiritu del clero y que reivindicaban tambien una situacion privilegiada en America a la vez coma descendientes de los conquistadores espanales que coma americanos solidarios con las indios

-sin que a pesar de ello dejasen estos de ser una clase protegida.

Aun Fray Servanda Teresa de Mier. agresivamente republicano, estaba directamente influido par esas ideas cuanda pensaba que las privilegias con­ cedidos  a  los conquistadores a titulo hereditaria  y las leyes protectoras de las indios obtenidas por Las Casas y sus discipulos debian ser las fundamen­ tos de una canstituci6n o "carta magna de los americanos" ( 1813). En su tiempo. el "mestizaje honorable" nose rechazaba. coma se hacfa en el siglo XVII en raz6n de Ja pureza de sangre. pero existfan de todas maneras prejui­ cios en contra de los mulatos.1

Las guerras de independencia y la republica modificaran la situaci6n. am­ pliando la penetraci6n de las "luces" en la mentalidad criolla yen el conjunto del pais. tanta mas cuanta que a ajos de los mexicanos. no habian sido com­ prometidas. coma en Espana. par las "afrancesados" que pactaban con la invasion napole6nica de 1808. Mas aun: las necesidades de la guerra y des­ pues las del gobierno habian impuesto a las criollos alianzas con mexicanos de modesta extracci6n. mulatos y mestizos, principalmente militares y gue­ rrilleros cuyas reacciones estaban lejos de ser ortodoxas. Lorenzo de Zavala nos informa coma, con Iturbide, generales y coroneles eran los miembros mas influyentes de una secta mas6nica  "de  rito escoces antiguo" en la que se apoy6 la tendencia conservadora que lleg6 casi a identificarse con este "partido escoces", pronto violentamente opuesto a un "partido de York" o "yarkino" de tendencia liberal, que se deriv6 en 1825 de otro rito mas6nico. Estes defensares del antiguo regimen eran naturalmente "unitarios" o "centralistas" coma el antiguo gobierna espanol, y enemigos de las "federa­ listas liberales" que se inspiraban en las Estados Unidos del Norte. Conti­ nuando con la tradici6n mercantilista del estado protector. el gobierno debia seguir controlando las intercambios y regulando toda la vida del pais. En esa saciedad jerarquizada, ocupaban su lugar todos las cuerpos tradicionales, con todos sus estatutos especiales y sus fueros, desde la Iglesia omnipre­ sente hasta las comunidades indigenas (protegidas coma hijos menores), pasando par un cuerpo re/ativamente nuevo: el ejercito cuya organizaci6n permanente databa de finales del siglo XVIII y sabre todo de las guerras de independencia. pero que. con sus excepciones y privilegios. se insertaba con

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