DON QUIJOTE

CONCLUSION DE DON QUIJOTE DE LA MANCHA

Don Quijote de la Mancha, trata de las aventuras vividas por el señor Alonso Quijano, un anciano entrado en años, enjuto de carnes y débil de entendederas, que tenía el seso absorbido por los libros de caballería, comunes en la época.

Este señor, flaco y largo, tenía por amistad a un campesino, llamado Sancho Panza, bajo y rollizo, lo que constituía un perfecto balance de tamaño y volumen entre ambos.

Con la creencia el uno de que lo que decían los libros era real, y con la creencia el otro de que iba a terminar su vida siendo gobernador de una isla, se lanzan a recorrer las tierras españolas, topándose con miles de situaciones cotidianas para los mortales, pero siendo vistas como increíbles aventuras por don Quijote. Sancho, mientras tanto, buscaba llamarle a la cordura, pero terminaba siendo víctima de las alucinaciones de su patrón, que de las más salía molido y maltrecho.

El caballero andante montaba un caballo tan flaco como él, y Sancho, para no desentonar, hacía lo propio en un borrico, orejón y barrigón.

Tenía además, para no decepcionar a la caballería, una armadura hecha de remiendos, piezas oxidadas y partes incompatibles, y nombró como su doncella a una mujer de no muy buena familia, llamada Aldonza Lorenzo, a quien llamó Dulcinea del Toboso, que era donde vivía.

Termina todo con la vuelta a la cordura del señor Quijano, la resignación de Sancho y una muy interesante moraleja, que era la intención de Cervantes, referente al perjuicio más que beneficio, que los libros de caballería hacían en el ánimo de sus lectores.

La importancia de este libro es que puso fin a la era de los que narraban las aventuras de innumerables caballeros andantes, inventados como en la mejor novela de ficción de nuestros tiempos, algunos hasta con poderes sobrenaturales... y todos con cantidades enormes de seguidores y enamoradas.

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