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De entender el origen y cuidar la casa


Enviado por   •  2 de Marzo de 2018  •  Informe  •  1.351 Palabras (6 Páginas)  •  303 Visitas

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De entender el origen y cuidar la casa.

Por: Katherine Muñoz

 

El planeta tierra no solo se rige por principios naturales o por ciclos bióticos y abióticos: más allá del entramado natural que rige los caminos del planeta esta uno que, tras lo procesos de evolución y de involución acelerados, está cambiando drásticamente la organización terrestre en distintos niveles. Este entramado es el social, y sus distintas interrelaciones, del cual depende el orden económico mundial y cual resulta afectando distintos aspectos, como el cultural, ecológico, natural y el mismo social a nivel mundial.

En el orden económico mundial actual se plantea una categorización de los países en cuanto a condiciones de pobreza y riqueza, de desarrollo y subdesarrollo; lo cual desde  el punto de vista de la clasificación como tal no es negativo, pues es clara la tendencia que se tiene a clasificar todo, el problema de la situación radica en que esta categorización va más allá de pertenecer a la lista A o a la lista B, se trata es de que el pertenecer a tal o cual está aumentando o diezmando las posibilidades de subsistencia de quienes pertenecen a la lista. 

​La globalización, positiva quizá en algunos aspectos, es una de las causas de que este orden económico mundial este cambiando tan drásticamente y que por ende, la organización social de los países este sufriendo las consecuencias. Si volvemos al planteamiento anterior, el de las listas A y B, tenemos como una de estás a la lista donde pertenecen los países desarrollados o del primer mundo, y como la otra a los países tercermundistas o subdesarrollados, donde la problemática es que los primeros, dados sus objetivos de desarrollo mercantilizados y dependientes en gran medida de la explotación de los recursos naturales de los países en vías de desarrollo terminan acabando a estos,   en muchos aspectos, pues merman su capacidad política, educativa, cultural, económica y ecológica. Vivir en un país tercermundista es el equivalente para muchos a volver a la época de la esclavitud, donde para el caso los amos son los países desarrollados, no se sabe si esa expresión pueda ser extremista en alguna medida, o realista en otra, lo que sí se sabe es que el dominio de potencias como Estados Unidos o algunos países europeos están minimizando las expectativas de desarrollo de países en vías de este; lo que termina en un crecimiento de la brecha entre pobres y ricos que parece no tener manera de parar. 

​La existencia de países ricos y pobres, por tanto, está enmarcada en la ausencia de exigencias éticas en lo referente al orden económico mundial, con su consecuente tendencia a la corrupción y el robo descarado de los bienes comunes de los pueblos. Aunado a lo anterior se encuentra el hecho de que la globalización marca una fuerte tendencia a la homogenización de los pueblos, en cuanto a modelos culturales, económicos y sociales; lo cual no tiene  en cuenta la riqueza de lo diverso y minimiza las potencialidades de los mismos mientras potencia las debilidades. Un caso particular es el presentado cuando un país se adueña de las riquezas de otro u otros pero aun así no sale de su estado de subdesarrollo, y esto está justificado en el mismo planteamiento anterior: modelos culturales, sociales y condiciones naturales no son los mismos y por tanto no garantizan la misma eficiencia en distintas situaciones, por ello tratar una riqueza con un modelo inadecuado puede minimizarla; o en otro caso, la deuda externa de los países es tanta, gracias a la aplicación de modelos económicos nuevos y dependientes del primer mundo, que la riqueza usurpada no alcanza a pagar y sigue en la condición de subdesarrollo preexistente. 

​La teoría económica mundial es obsoleta, en la medida que no tiene en cuenta la  diversidad de las condiciones actuales, y por tanto modelos económicos como el del libre comercio hacen proporcionan más daño que bienestar a aquellos países que elaboran tratados con tal fin, pues no es justo poner a competir países de primer mundo con tecnologías de producción estandarizadas e industrializadas de bajo costo con países en vía de desarrollo con altos costos de producción y tecnologías e infraestructura incipientes: se sabe desde un primer momento la economía de cual país es la que va a sufrir y por tanto donde el índice de pobreza seguirá creciendo aumentando la brecha y la división entre ricos y pobres. 

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