Distorsión De La Imagen

Distorsión de la Imagen

Género, Etnia, y el deseo en una telenovela mexicana

(El vuelo del águila)

Francie R. Chassen-López

En 1994, la cadena de televisión poderosa de México, Televisa, salió al aire una telenovela biográfica, que pretende rehabilitar al dictador Porfirio Díaz (1830-1915) como parte de la revisión de la historia neoliberal. Los primeros episodios destacados relación de Díaz con un vendedor de cigarrillos indígena joven, Juana Catarina Romero (interpretado por Salma Hayek). Papel histórico de Romero fue casi completamente borrado, y ella apareció principalmente como el agresor sexual exótico en una de devaneos románticos de Díaz. En realidad, ella arriesgó su vida como espía Liberal en la lucha contra los ejércitos conservadores. En décadas posteriores, surgió como el comerciante más rico, refinador de azúcar, y filántropo en su región. Este estudio sostiene que la representación de Romero es emblemático del tratamiento de las mujeres y los pueblos indígenas en la historia de México, el borrado de su agencia no sólo por constructores de la nación del siglo XIX, sino también los neoliberales del siglo XX. Mientras que reconstruye papel real de Romero en la historia, que muestra cómo esta telenovela perpetúa de género, racial, de clase y los prejuicios étnicos que sirven a los intereses neoliberales y las crecientes desigualdades sociales que generan.

Un joven, delicado, cintas de la belleza, de color rojo y oro indígenas trenzados en sus trenzas cuervo, a juego flores rojas y doradas bordadas en su huipil negro (una blusa corta), una falda larga de color amarillo, una canasta de cintas en el brazo: tal es Televisa primera imagen de Juana Catarina Romero. Salma Hayek estaba perfectamente fundido, un vivaz y diminuta Istmeña sí misma. A medida que el apuesto joven capitán Porfirio Díaz llega a la plaza de Tehuantepec, sus ojos se suavizan, cautivados por su primera vista de ella. El guapo actor, Humberto Zurita, se parece mucho a la joven Díaz y transmite su disciplina y severidad. Sólo dos escenas más tarde, cuando apenas han hablado dos frases el uno al otro, Juana Cata roba en la habitación de Porfirio en la noche. Ella se desnuda mientras ella se acerca a la cama donde él está dormitando, pieza tras pieza de Tehuana galas de caer al suelo. Ella se suelta el pelo y se sube a la cama con el Comandante Liberal sorprendido, pero satisfecho de Tehuantepec. El año es 1858.

Así lo hizo El vuelo del águila (El vuelo del águila), una novela biográfica de la vida del presidente Porfirio Díaz, retrata los orígenes de la relación entre Juana Catarina Romero y Díaz (dictador de México desde 1876 hasta 1911). No fue una coincidencia que Televisa, monopolio de la red a favor del gobierno de México de la televisión comercial, produjo esta telenovela en 1994. Ese año fue programado para ser la culminación del proyecto neoliberal del gobierno cuando el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) entró en vigor en enero. 1 Inversión de la intervención directa del gobierno en las políticas de economía y bienestar social iniciado por la Revolución de 1910, se anunció un regreso a la supuestamente laissez-faire, las políticas liberales del régimen de Díaz. Por lo tanto, el tiempo también parecía derecho a reinscribir Don Porfirio en el panteón de los héroes de México.

Aunque la telenovela abarca toda la vida de Díaz (1830-1915), este artículo trata solamente con el segundo grupo de episodios identificados como "La Guerra 1855-1867" en el que aparece Juana Cata. Con el fin de examinar por qué Televisa revivió y representó Romero de esta manera, me tomo un enfoque de múltiples frentes para explorar no sólo las múltiples perspectivas históricas y el contexto discursivo de la representación, sino también la distorsión de su papel histórico. Yo sostengo que el papel de Romero es emblemático del tratamiento de la mujer en la historia de México, particularmente de la supresión de su agencia en la construcción nacional. Si bien la actuación deja mucho que desear, las distorsiones en la imagen televisada de la historia proporcionan un rico material para el análisis de las representaciones de las mujeres del siglo XIX y de los pueblos indígenas, especialmente en el contexto del neoliberalismo del siglo XX. Como se replica numerosos estereotipos de género, etnia y clase, esta telenovela revela tanto sobre las ideologías de la élite de la década de 1990, como lo hace de la década de 1850.

Juana Catarina Romero, un vendedor de cigarrillos de veintiún años de edad, analfabetas, conoció a veintiocho años de edad, Porfirio Díaz en 1858, en los primeros días de la Guerra de Reforma (1858-1860). Juana Cata (como era conocida popularmente) arriesgó su vida sirviendo como espía para la causa liberal. La tradición oral (tanto local como nacional) les ha vinculado románticamente y su vida en consecuencia, ha sido objeto de mito durante más de un siglo. Una historia afirma que Díaz corrió a su tienda y se escondió debajo de sus faldas al tratar de escapar del ejército conservador. Otra alega que él le construyó un magnífico chalet blanco y luego tuvo las pistas del ferrocarril nacional Tehuantepec establecidas directamente en frente de su puerta para su conveniencia. Los rumores decía que ella era una bruja y que la fuente de su riqueza era el oro que el coronel Remigio Toledo (su amante en la década de 1860) había enterrado antes de su muerte, o de una fortuna que le dio Díaz.

Incluso para un Istmeña, las mujeres valientes e independientes del Istmo de Tehuantepec (sureste de México), famoso por su destreza comercial, Romero fue excepcional. Ni casado ni una madre, por la década de 1890 este comerciante y el azúcar refinería se había convertido en la más poderosa fuerza económica y política en el Istmo. Ella patrocinó la construcción de la infraestructura, la introducción de la tecnología agrícola, y la expan108 Revista de Historia de la Mujer Verano sión del comercio internacional. Ella educación subvencionada (fundador de dos escuelas primarias gratuitas, una para niñas y otra para niños) y suscribió la reforma urbana, la salud pública, y de las instituciones culturales. Seis décadas antes de que las mujeres obtuvieron el voto o podrían ocupar cargos, Romero surgió como la cacica modernizador (jefe político informal) y benefactora de la ciudad de Tehuantepec. Su éxito a menudo se ha atribuido a enlaces con hombres poderosos, pero estas afirmaciones son falsas; Juana Catarina Romero adquirió poder político y económico en su propio derecho.

El vuelo del águila no sólo no reconoció la contribución de Romero para la historia de México, pero también redujo su papel a un mero coqueteo sexual de Díaz, un breve romance con una

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