¿ENCUENTRO DE DOS MUNDOS... O, EXTERMINIO DE UNA CIVILIZACIÓN?

¿ENCUENTRO DE DOS MUNDOS... O, EXTERMINIO DE UNA CIVILIZACIÓN?

Autor: Cruz Acosta Romero

Mamporal, Enero 2006

¿Encuentro de Dos Mundos... o, Exterminio de una Civilización?

Afortunadamente, esta interrogante comienza a ocupar las mentes de muchas personas en América Latina; y es que, hasta hace muy poco, a los latinoamericanos se nos venía inculcando, desde los inicios de nuestra escolarización hasta bien entrados los estudios universitarios, la idea de que fuimos “descubiertos” por gente perteneciente a una cultura o civilización superior que nos vino a salvar de nuestra propia incivilidad. Es decir, si no es por el favor que nos hicieron de descubrirnos, hoy en día seríamos unos indios incivilizados vistiendo guayuco y comiendo yuca amarga.

Afortunadamente, insisto, se cuestiona si la historia que nos han contado y según la cual nos han educado, es todo lo verdadera y exacta como para seguir creyendo que debemos celebrar y dar gracias a Dios por el Día del Descubrimiento. Es bueno recordar que la historia siempre es contada por los vencedores, y por supuesto lo harán cuidando siempre sus propios intereses, lo cual me hace pensar que la historia que debían contar los vencidos ha de ser muy diferente de la anterior. Y no es que quiera a la fuerza poner en entredicho la de los primeros, pero me resulta inaceptable pensar que unos seres humanos, tan racionales como cualquier otro, sean incapaces de labrar su propio destino, agruparse de la forma que más convenga a sus intereses y formar una civilización conforme a su modo de pensar. Quién dice que la cultura occidental es más avanzada, por ejemplo, que la cultura oriental, cuando ésta tiene una historia de miles de años más que la primera.

Es cierto que muy poco se conoce de la cultura de algunas poblaciones indígenas de América, aunque se sabe de otras que exhibieron una cultura muy avanzada. Pero, ¿acaso el desconocimiento en el presente de testimonios que sustenten la presencia de cultura en esas poblaciones es motivo suficiente para negar la existencia de algún tipo de civilización?. La necesidad de buscar respuesta a esta interrogante sirve de base para profundizar en el análisis de la conferencia dictada por la Dra. Elizeth Payne Yglesias y que lleva por título: El impacto de la conquista española en las sociedades indígenas de América Central (1502-1569). En esa conferencia se hace una cronología de los acontecimientos que rodearon la conquista llevada a cabo por los españoles en el Golfo de Nicoya, en la costa Caribe y en el Valle Central de Costa Rica.

Refiere la Dra. Payne que “Hacia la primera mitad del siglo XVI las regiones que circundan el Golfo de Nicoya y sus islas sufrieron el impacto de la llegada hispana”. En verdad, la sola presencia de naves diferentes a las embarcaciones que utilizaban los indígenas para navegar, tripuladas por seres humanos con color de piel diferente a la de ellos, debió causar una gran impresión en los indígenas, como también debieron impresionarse los españoles al ver por vez primera a aquellos seres. Sin embargo, el impacto a que se refiere la autora se debe a los avatares sufridos por los indígenas debido al saqueo de que fueron víctimas por parte de los españoles, además del aprovechamiento indebido de sus rutas comerciales, por cuanto el Golfo de Nicoya constituía una entrada segura al mar en la costa pacífica de Centroamérica.

No les bastó a los españoles robar el oro que poseían los indígenas, sino que, además, los utilizaron como esclavos para explotar los recursos naturales que abundaban en estas tierras. Por si fuera poco, el vasallaje de los indígenas incluía la imposición de una nueva religión como una forma sutil de dominación, todo esto con el fin de lograr que los esclavos aceptasen su condición como un mandato divino.

Al respecto, señala Payne que los españoles hacían uso de un instrumento legitimador de la conquista denominado Requerimiento, según el cual los indígenas debían someterse a los designios del Rey español, por cuanto éste contaba con la aprobación de Dios para acometer cualquier tipo de amenazas. Pero, obviamente, no existía un lenguaje común que permitiera a los españoles comunicar tales pretensiones a los indígenas, por lo que resultaba imposible que los indígenas entendieran las indicaciones estipuladas en el Requerimiento. En consecuencia, la única forma de dominarlos era por la fuerza; de allí que resultan inaceptables los escritos de los conquistadores en los que alegaban que “los indios se tornaron cristianos por su voluntad”.

Lamentablemente, como dice Payne, “…es por medio de la documentación creada por los propios hispanos que podemos contar, y a menudo inferir, sobre la situación del indio”. Esto, sin duda, deja un profundo vacío informativo acerca de la forma en que los españoles lograron convertir al cristianismo a los indígenas. Seguramente, no fue un proceso pacífico porque, como señala Fernández de Oviedo: “…llámense cristianos desde que Gil González anduvo por allí, pero yo creo que hay pocos de ellos que lo sean. Son idólatras e tienen muchos ídolos de barro e de palo” . Es decir, estas poblaciones eran politeístas y les debe haber resultado sumamente complicado aceptar la creencia en un solo dios.

Por otra parte, cuando los conquistadores deciden fundar poblaciones en estas tierras, los indígenas vieron afectado su modo de vida por cuanto se les modificó su hábitat natural y su relación con otros grupos nativos, además del desarrollo de nuevas formas de explotación de los recursos humanos y naturales.

En tal sentido, Payne cita al historiador Luís Fernando Sobaja, quien señala tres (3) mecanismos conocidos para obtener esclavos:

a) Por medio de la guerra justa, según la cual cualquier indio rebelde al ser avasallado sería convertido en esclavo.

b) Por la vía del rescate, los caciques que hubieran aceptado el vasallaje debían proveer a los españoles de indios esclavos hechos prisioneros en las luchas entre tribus rivales.

c) Vía encomienda, lo que permitía a los españoles vender sus indios encomendados a comerciantes esclavistas.

Según se puede apreciar, la explotación de los indígenas llegó a tal punto que pronto se vieron, no sólo esclavizados puestos al servicio de los conquistadores, sino también vendidos como cualquier mercancía para trabajar como esclavos y servir a otros inescrupulosos. Por supuesto, al ser esclavizados sufrían cualquier tipo de vejaciones, como: ser marcados con hierros calientes para identificarse como propiedad de tal o cual español.

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