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El Holocausto


Enviado por   •  16 de Febrero de 2015  •  2.633 Palabras (11 Páginas)  •  283 Visitas

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El Holocausto

Adolf Hitler nació en Braunau en 1889, una localidad austriaca perteneciente entonces al Imperio austro-húngaro, cercana a la frontera con la región meridional alemana de Baviera. Hitler venía de una familia humilde; su padre, Alois Hitler, había tenido dos esposas antes de casarse con su madre, Klara Pölzl, con la que tuvo tres hijos más.

Adolf Hitler fue un buen estudiante de primaria y rápidamente quedó atraído por las artes plásticas, especialmente la pintura. La familia se desplazó a la también austriaca Linz en 1899, donde el joven sufrió junto a su madre y su hermana Paula numerosos arrebatos violentos de su padre, quien descargaba su ira contra la familia ante cualquier excusa. La muerte del progenitor repenti-namente en 1903 casi fue un alivio; en cambio, la de su madre en 1907 por cáncer de mama le afectó en gran manera e influyó negativamente en sus estudios artísticos.

Tras esos trágicos acontecimientos, Adolf se marchó a Viena para ingresar en la Escuela de Bellas Artes, pero no pasó las pruebas de selección. Desorientado y sin trabajo, anduvo desencantado en una sociedad en la que no encajaba, vivió dificultades económicas y llevó una vida bohemia, perdido, sin motivación ni retos. Su formación autodidacta se basó en la literatura y la filosofía de Johann Gottlieb Fichte, Friedrich Nietzsche y Arthur Schopenhauer. Y si su inspiración —tal y como él siempre proclamó— fue la música de Richard Wagner, Johann Strauss y Arnold Schönberg, sus ideales se asentaron en un fuerte nacionalismo étnico basado en la unidad de la cultura germánica entre Austria y Alemania.

Hitler, ya en aquellos tiempos de juventud, proclamaba un obsesivo odio a los círculos de poder judío, a quienes acusaba de controlar las principales escuelas y galerías de arte del país y a los que culpabilizaba de su ostracismo. Esta sensación personal la extrapolaría años después para señalar a los judíos como responsables de la derrota alemana y austro-húngara en la Gran Guerra y de la inestabilidad social y económica de ambos países. La educación recta y disciplinada que aplicó su padre, la cruel muerte de su madre, la frustración de su vocación artística o su inadaptación social fueron elementos que influenciaron al carácter fuerte, agrio, desafiante e histriónico de Hitler. Pero situémonos antes en los antecedentes de la Gran Guerra.

Hitler se marchó a Múnich en 1912 a la edad de veintitrés años, Alemania era para él la esencia de la patria germana cuando, en junio de 1914, empezó la Primera Guerra Mundial y el país entró en ella para defender los intereses del Imperio austro-húngaro. Adolf se alistó como voluntario en el ejército y fue destinado a Bélgica en octubre de 1914, donde vivió la dureza de las trincheras. Herido en batalla y condecorado por ello con la Cruz de Hierro de primera clase, consiguió diversas distinciones pero sólo llegó al grado máximo de caporal, ya que según sus superiores estaba falto de aptitudes para conducir a los hombres.

En 1918 resultó nuevamente malherido, esta vez por granadas de cloro gaseoso, y medio ciego tuvo que abandonar el frente. Fue atendido en el hospital de Pasewalk, en el nordeste del país, donde un mes después le informaron de la rendición de Alemania y el fin de la Gran Guerra. Hitler, que había abandonado el frente de batalla a pocos kilómetros de París, cuando las tropas luchaban aún en suelo extranjero, nunca entendería la rendición: fue para él una verdadera puñalada por la espalda al pueblo y culpó de todo ello a pacifistas, marxistas, socialdemócratas, comunistas y judíos.

EL PARTIDO NAZI ENTRA EN ESCENA

El 24 de febrero de 1920, como evolución política del DAP se fundó el Partido Nacionalsocialista Alemán de los Trabajadores (en alemán, Nationalsozialistische Deutsche Arbeiterpartei, NSDAP, conocido popularmente como el Partido Nazi, apócope del nombre). Drexler continuaba siendo el presidente pero Hitler se había convertido en el hombre fuerte, el jefe de propaganda y el gran ideólogo del renovado partido.

El programa inicial del Partido Nazi comprendía como puntos clave la exigencia de unión de todos los alemanes en una gran nación, la abolición del Tratado de Versalles, el requerimiento para poder establecer colonias y dominios territoriales que permitieran el desarrollo del país, la demanda para la nacionalización de las grandes compañías en interés del Estado y la formación de una gran Alemania con aquellos de sangre alemana, esto es, sin inmigrantes ni judíos. El apoyo social a los nazis crecía. El 3 de febrero de 1921 tuvo lugar en el Circo Krone de Múnich el mitin hasta entonces más multitudinario del Partido Nazi. Tras un discurso entusiasta, apocalíptico y provocativo, Hitler fue aclamado por más de seis mil seguidores, de tal forma que su carisma le catapultó al liderazgo del Partido Nazi en julio de 1921 y se convirtió en el nuevo y verdadero führer (‘líder’, en alemán) del partido. Las sensaciones de aquella noche inducirían al partido a creerse con suficiente fuerza como para dar en el futuro un golpe de Estado o putsch y cambiar la dirección de un país que transitaba a la deriva. La admiración creciente que sentía Hitler por Benito Mussolini y su ideología fascista, que triunfaban en Italia, acabó de ajustar la doctrina nacionalsocialista.

La esvástica es el emblema más elocuente del nazismo. Se trata de una cruz negra que tiene los brazos doblados en ángulo recto, también conocida como cruz gamada (ya que los brazos de la cruz se asemejan a la letra griega gamma). El icono nacionalsocialista que impulsó Hitler en 1920 tiene su origen en un monograma sánscrito milenario que utilizó el hinduismo. Otras religiones indias como el jainismo o el budismo también la han usado. El símbolo de la esvástica a menudo se asociaba con augurios de buena suerte.

EL CAMBIO ESTRATÉGICO DEL PARTIDO NAZI

El prestigio del Partido Nazi quedó dañado tras el fracaso del putsch de 1923. Mientras estaba en prisión, Hitler abandonó lógicamente la política activa y dejó voluntariamente el liderazgo del partido, que pasó a manos de Ludendorff. Cuando obtuvo la libertad se retiró a la residencia Berghof en Obersalzberg, una tranquila región montañosa de Baviera, donde pasó unos meses alejado de la vida pública. Allí acabó de escribir su libro y recibió la visita de su hermanastra Angela y su sobrina Angelika Maria Raubal (Geli). La joven Geli se convirtió a partir de ese momento en la niña de los ojos de Adolf Hitler. En un principio ella quedó fascinada con las habilidades oratorias de su tío, los caprichos que le daba y el poder que desprendía, pero luego se vio prisionera de él. Hitler se obsesionó con su sobrina; a partir de entonces nunca la dejó sola, viajaba

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