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El golpe de Estado a Salvador Allende.


Enviado por   •  24 de Marzo de 2017  •  Ensayo  •  4.709 Palabras (19 Páginas)  •  461 Visitas

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Golpe de Estado a Salvador Allende

Introducción

Salvador Allende fue un recordado político y médico cirujano chileno cuyo sueño en la vida era unir a la izquierda chilena en un proyecto sin retorno a una revolución social que habría de mejorar las condiciones de vida del pueblo chileno, esto a través de un gobierno de carácter socialista.

Su sueño de una unión de la izquierda se realizó cuando, en 1969, logró juntar en coalición electoral a varios sectores de la izquierda que lo llevaron a la Presidencia de la República en las elecciones de 1970, por medio de la plataforma de Unidad Popular.

Sin embargo, su anhelo de una revolución social por medio del gradualismo reformista lo llevó a ser objeto de la reacción del sistema económico hegemónico en el país y fuera de él. Su corto período como presidente de Chile estuvo plagado de acciones de boicot y sabotaje a su gobierno, aunque para otros representaba una luz de esperanza para el pueblo.

Las reacciones en su contra le costaron a Allende mucho más que la presidencia, mucho más que su vida: una dictadura represiva y neoliberal que destruyó el sueño de quien fuera el primer presidente socialista elegido mediante sufragio de América Latina.

Este trabajo tiene como objetivo revisar, a grandes rasgos, uno de los hechos que marcó a Chile en el siglo pasado y que aún hoy es centro de interés de muchas investigaciones: el golpe de Estado de 1973. Así como también mostrar a grandes rasgos cómo se dio el ascenso de Allende.


La Unidad Popular

        En la década de los años sesenta, América Latina entera vivía una coyuntura histórica particular: las movilizaciones sociales estaban en auge en varios países y empezaron a emerger focos de vanguardia comunista armados y dispuestos a luchar por la “Liberación Nacional”. Chile era uno de estos países, pero su caso era diferente. Pues allí se dio una dicotomía entre los movimientos sociales de izquierda, que consistió el cuál de los caminos al socialismo: ¿revolución o reformismo? ¿La conquista del socialismo a través de las armas o a través de una serie de reformas constitucionales a las cuales se llega por medio de la vía electoral?

A pesar esta dicotomía, el 9 de octubre de 1969 se fundó la coalición electoral izquierdista de la Unidad Popular, liderada por Salvador Allende, como vanguardia del gradualismo, cuyo objetivo era ganar las elecciones presidenciales de 1970 y llevar a Chile hacia un socialismo progresivo. Este proyecto se formó en reemplazo del Frente de Acción Popular, e intentó abarcar los diferentes sectores de la izquierda chilena. Sin embargo, aunque la revolución socialista era un común denominador dentro de los diferentes sectores. La cuestión del método constituía un verdadero reto a la hora de plantear las estrategias para alcanzarlo (Pinto Vallejos 2005, 32).

Su programa político se plasmó con dificultad y sin mucha claridad en el Programa básico de la Unidad Popular y Las primeras medidas del Gobierno Popular, en el que prometían como primeras medidas del gobierno: Honestidad administrativa, salarios justos para los sectores obreros como para los servidores públicos, protección a la familia mediante un ministerio especializado, leche gratis para los niños, reforma agraria[1], vivienda, energía y agua potable para todos, becas estudiantiles, nacionalización de la banca, el cobre, entre otros.

Aunque la Unión Socialista Popular y el MIR no quisieron adherirse a este proyecto, se sumaron ideologías del marxismo, el socialismo, el comunismo, la izquierda democrática, el radicalismo y de la Teología de la liberación.

La Unidad Popular junto con Allende llevó a chile la novedosa idea de “La vía chilena hacia el socialismo”[2], que rompió con la ortodoxia marxista-leninista de la insurrección popular armada, y le dio a la U.P. su particularidad gradualista. Aunque esta iniciativa tuvo gran acogida dentro de varios sectores populares y pequeños burgueses, la brecha entre la teoría de una construcción político-ideológica y su práctica no demoró en hacerse evidente. Mientras el Partido Comunista de Chile (PCCh)[3] y el Partido Socialista de Chile (PS)[4] reformulaban sus estrategias, la U.P. carecía de una verdadera estrategia que contemplara la novedad de sus métodos. Por esta razón parecía estar a la deriva, pues no tenía –como en el caso de la revolución armada- un paradigma claro que le mostrara el paso a paso de cómo hacer la revolución social “pacífica” (Pinto Vallejos 2005, 45).

Movimientos populares de la época.

Aunque el M.I.R. distaba mucho de la revolución progresista de Allende por su extremismo en armas, este movimiento decidió suspender cualquier acción armada, al tiempo que apoyaba y organizaba varios movimientos sociales, entre ellos el Movimiento de Pobladores.

Las condiciones geográficas y económicas de Chile llevaron a engrandecer el Movimiento de los pobladores, que tuvo lugar en las ciudades y constituyó uno de los actores principales del movimiento social de la época. Se trataba de un grupo de personas que con el fin de buscar un trabajo estable, debían desplazarse de sus lugares de vivienda, lo que los llevaba a carecer de ella, y así llegaban a las ciudades en busca de mejores condiciones para vivir, y a precios que fueran asequibles a las condiciones de sus salarios. El derecho a la vivienda para evitar las “tomas” fue un reto en la administración allendista que terminó por aprobar el proyecto de viviendas adecuadas, mientras los pobladores entraban cada vez más en contacto con los sectores más radicales de la izquierda chilena (Eastman 1997, 37).

El Movimiento de Cristianos por el Socialismo mostraba una relación profunda entre la religión y el movimiento social. Se puso de “moda” la Teología de la Liberación, fundamentada en que el Evangelio daba prioridad a aquellos que vivían en la pobreza y no quienes se alimentaban de ella. La fe en la Religión extrañamente parecía surgir en el sueño de una transformación profunda de la sociedad, ya que ambas se encontraban en busca del bien común y en contra de la injusticia social., en donde el individuo se reconoce como parte de una sociedad y constituye el “cuerpo del pueblo” (Pinto Vallejos 2005, 63). De esta manera, puede incidir conscientemente sobre las decisiones políticas ciudadanas. Por otro lado, el movimiento sindical chocó ferozmente y se desarticuló casi por completo, mientras que los movimientos obreros pedían participación en el gobierno vigente.

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