Ensayo De La Meiosis
Enviado por consue_gaete • 10 de Junio de 2013 • 395 Palabras (2 Páginas) • 457 Visitas
Brevísima relación de la destrucción de las Indias
Fray Bartolomé de las Casas
Descubriéronse las Indias en el año de mil y cuatrocientos y noventa y dos. Fuéronse a poblar el
año siguiente de cristianos españoles, por manera que ha cuarenta y nueve años que fueron a
ellas cantidad de españoles; y la primera tierra donde entraron para hecho de poblar fue la grande
y felicísima isla Española, que tiene seiscientas leguas en torno. Hay otras muy grandes y
infinitas islas alrededor, por todas las partes de ella, que todas estaban y las vimos las más
pobladas y llenas de naturales gentes, indios de ellas, que puede ser tierra poblada en el mundo.
La tierra firme, que está de esta isla por lo más cercano docientas y cincuenta leguas, pocas más,
tiene de costa de mar más de diez mil leguas descubiertas, y cada día se descubren más, todas
llenas como una colmena de gentes en lo que hasta el año de cuarenta y uno se ha descubierto,
que parece que puso Dios en aquellas tierras todo el golpe o la mayor cantidad de todo el linaje
humano.
Todas estas universas y infinitas gentes a todo género crio Dios los más simples, sin
maldades ni dobleces, obedientísimas y fidelísimas a sus señores naturales y a los cristianos a
quien sirven; más humildes, más pacientes, más pacíficas y quietas, sin rencillas ni bullicios, no
rijosos, no querulosos, sin rencores, sin odios, sin desear venganzas, que hay en el mundo. Son
asimismo las gentes más delicadas, flacas y tiernas y que menos pueden sufrir trabajos y que
más fácilmente mueren de cualquiera enfermedad, que ni hijos de príncipes y señores entre
nosotros, criados en regalos y delicada vida, no son más delicados que ellos, aunque sean de los
que entre ellos son de linaje de labradores.
Son también gentes paupérrimas y que menos poseen ni quieren poseer de bienes
temporales; y por esto no soberbias, no ambiciosas, no codiciosas. Su comida es tal, que la de los
santos padres en el desierto no parece haber sido más estrecha ni menos deleitosa ni pobre. Sus
vestidos, comúnmente, son en cueros, cubiertas sus vergüenzas, y cuando mucho cúbrense con
una manta de algodón, que será como vara y media o dos varas de lienzo en cuadra. Sus camas
son encima de una estera, y cuando mucho, duermen en unas como redes colgadas, que en
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