Ensayo De Los Mayas

La inmensa mayoría de guatemaltecos no siente mayor interés por la historia patria, grave es el problema, porque en el conocimiento y arraigo de la tradición histórica radica esencialmente la fuerza que perfila y define a una nación. Nadie podrá negarlo. Por eso mismo nos debemos de preocupar por el desinterés más de nosotros los jóvenes por la historia nacional y el casi total desconocimiento que el pueblo tiene por ella. Apenas los conocimientos recientes o aquellos que la fuerza del gobierno impone como de recordación obligatoria, viven en la mente de pocas personas y no en la de todas. Generaciones tras generaciones han desfilado por escasos bancos escolares sin haber aprendido amar a nuestro país y otras han carecido de conocer las riquezas que poseemos en nuestra bella Guatemala.

Pocas veces analizamos los cambios que ha sufrido la cultura con el paso del tiempo y suele confundirse el término maya agrupando en un solo círculo a los mayas antiguos, constructores de las pirámides y templos, y a los mayas actuales que aún viven en el territorio guatemalteco.

Se sabe bastante por medio de la historia y arqueología, pero se desconoce el porqué de su desaparición y detalles de su historia en general. Se especula sobre sequías, agotamiento de la tierra, fenómenos ambientales, e igual a factores combinados como clima, guerras y una sociedad cansada de mega construcciones para sus gobiernos. Sin duda fueron grandes matemáticos, políticos y artistas, pero el conocimiento era privilegio de la realeza y de los altos grupos religiosos

Don Pedro de Alvarado y sus soldados vinieron a conquistar Guatemala, pero antes de explicar cómo sucedió eso, contaré algo de lo que era nuestra querida Patria en aquel entonces. Primeramente diré que en todo su territorio sólo los indios vivían; no había, como hoy chinos, negros, gente de piel blanca, etc. Únicamente existían los tatarabuelos de nuestros indios actuales y estaban repartidos en el país con los nombres de “mames” “quiches”, “kakchiqueles”, “tzuhuhiles”, “quecchíes”, “pocomames”; etcétera.

De todos ellos los más poderos eran los quiches e inmediatamente seguían los kachiqueles. Tenían reyes que vestían lujosas telas de algodón y plumas. El de Quiché usaba adornos pendientes de la nariz y orejas, y se sentaba sobre pintorescos petates en un trono adornado con cuatro primorosos doseles de oro.

Aunque hablaban todos lenguas distintas, eran descendientes de la antigua raza maya, que hace miles de años vivió en los terrenos de Guatemala y parte de México, Honduras y El Salvador. Fueron los mayas unos de los primeros pueblos del mundo y los primeros en América que llegaron a un notable grado de civilización. Fueron también de los primeros que usaron el cero en sus cálculos matemáticos. Supieron calcular muy bien el tiempo que tarda un calendario mejor que el que trajeron los españoles a América.

• Tuvieron tejedores, escultores, pintores y alfareros magníficos.

• No usaron moneda como la nuestra: cambiaban un objeto por otro o pagan con granos de cacao, pieles, plumas finas, etcétera.

• En las paredes de sus palacios, en estelas, monolitos y libros dejaron escrita parte de su historia, pero nadie ha podido descífralos enteramente.

• Adoraban a la Naturaleza, de ahí que sus dioses fueron El Corazón del Mar, El Corazón de los Lagos, El Cajete Azul como llamaban al cielo, el agua, el fuego, las montañas, etc. y algunos animales como el coyote, el tacuazín y el jabalí. Había también uno que casi nunca sabía definir, pero que era considerado como el más poderoso de todos, y le llamaban “Kukulcán”.

Los mayas fueron dueños de un poderoso imperio que duró muchísimos años, y comprendía cuatro reinos llamados Culhiacán; Yucatán, Tuhla y Chiquimula en los cuales florecieron las ciudades de Nachá o Palenke, Chichén Itzá, ruinas entre la espesura de las selvas, lo mismo que las demás ciudades edificadas por ellos.

Las costumbres, trajes, arquitectura, ciencias, etc., que tenían los mayas, existían en Guatemala un poco modificadas cuando vino don Pedro de Alvarado, pero en materia religiosa,

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