Ensayo el viejo y el mar Ernest Hemingway
Enviado por Hector Castillo • 8 de Abril de 2017 • Ensayo • 1.639 Palabras (7 Páginas) • 9.640 Visitas
UNIVERSIDAD DE SAN CARLOS DE GUATEMALA
FACULTAD DE HUMANIDADES
SECCIÓN HUEHUETENANGO
Profesorado de Enseñanza Media en Pedagogía y Técnico en Administración Educativa
CURSO:
Comunicación y Lenguaje
CATEDRÁTICO:
Lic. Ingrid Magdalí Pérez Alfaro
Ensayo el viejo y el mar
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ESTUDIANTE
Héctor Rivaldo Castillo Hernández
CARNE
201706686
HUEHUETENANGO, 08 DE ABRIL DE 2017
Introducción
Esta historia fue creada por Ernest Hemingway en el año de 1951 en cuba y fue publicada en 1952, Esta historia nos narra la vida de un humilde viejo llamado Santiago, que durante 84 días no había tenido suerte de poder pescar, aun siendo considerado uno de los mejores en este oficio. Durante un tiempo la vida lo trato mal que llegaba a el punto de no tener nada que comer, al quedarse solo con la muerte de su esposa solo le queda el aliento y apoyo de un joven muchacho llamado Manolo, este era un gran amigo para Santiago ya que lo apoyaba para que no perdiera la esperanza y pudiese pescar un gran ejemplar; aunque después de tanto el viejo logro atrapar uno lamentablemente, solo llego la cabeza y el esqueleto de aquel gran pez.
El viejo y el mar es un libro que nos demuestra que la paciencia y la calma en momentos de crisis son importantes para poder salir adelante sea cual sea el problema. Al igual nos da a entender lo importante que es luchar por lo que uno quiere y no dejarlo a un lado por más difícil que sea, aferrarse a esa meta hasta lograrlo.
Ensayo del viejo y el mar
Este libro relata la vida que lleva un viejo pescador quien se lanza al mar a atrapar un pez, después de muchos esfuerzos y paciencia, un enorme animal muerde el anzuelo, empezando una lucha entre los dos, que dura tres días en la que finalmente el viejo logra vencer al pez; sin embargo esta victoria dura poco, ya que los tiburones y las barracudas van devorando al pez, que fue amarrado al costado de la barco por sus dimensiones tan grandes. El viejo con sus pocas fuerzas, intenta sin éxitos ahuyentarlos, llegando al puerto solo con la cabeza y la espina dorsal del pez que con tantas dificultades logra atrapar.
Esta obra nos da a conocer los sueños del hombre, y su constante lucha contra la naturaleza que lo derrota, pero sin embargo siempre se motiva para vencer y salir a un nuevo reto.
Santiago más conocido como el viejo, es un viejo pescador, hace 84 días que pesca en un bote en Gulf Stream, sin atrapar un pez, durante los 40 primeros días su soledad se mitigo por la presencia de un muchacho, su mejor amigo, quien no pudo acompañarlo más tiempo y lo dejó solo, en la mitad del mar. Todo en Santiago es viejo, su cuerpo, su rostro, su ropaje, el bote en que navega, los útiles de pesca. Cansado por su larga espera el viejo regresa a la playa y aguarda un tiempo. Entonces, de nuevo ayudado por su amigo se hace a la mar y tras unas cuantas horas, cuando ya ha perdido de vista la costa, un pez muerde el anzuelo. Santiago nunca pudo imaginarse el tamaño de su fortuna. Aquel pez no era un animal común y corriente de los que atrapan tantas veces los pescadores y mineros. En esta ocasión se trata de un hermoso pez espada más grande que el propio bote en que se desplazaba Santiago, dispuesto a combatir hasta la muerte y arrastrar consigo, si fuera necesario.
Arrastrado por el animal, Santiago recorre incontables kilómetros mar adentro. La decisión del anciano, sin embargo, sigue imperturbable. Jamás ha visto un pez así y tampoco ha oído hablar de él. De cualquier manera debe matarlo aunque por las energías del viejo se ven drásticamente menguadas y su propia circunstancia de la lucha, el poder insobornable de su contrincante y su propia naturaleza.
Santiago sabe que el pez lo está matando. Pero lejos del maldecirlo o maldecir su suerte, comprende la inmensidad del derecho que lo asiste. Ya no le importa cuál de los dos haya de morir. Cualquiera tendría derecho. Sin embargo, tras enconada lucha las fuerzas del pescador ganan, y ebrio de felicidad ata al gigante pez al constado de su barca y se dirige al puerto; ya aparecen las construcciones de la ciudad brumosas a lo lejos, cuando un terrible presentimiento hiela su sangre entre las venas. Han visto o creído ver ominosa figura de un escualo sobre el agua.
Sigue su rumbo, esperanzado en que aquella imagen no fuera otra cosa que su imaginación, pero ve cruzar frente a la proa las inequívocas y temibles aletas de varios tiburones, que olisqueando a kilómetros la pista de la presa, cerca por manadas el bote y se aprestan a la rapiña. La desilusión de Santiago es tan grande como fue su alegría. Bien sabe el viejo que el honor de un pescador, es llevar a la playa sus presas. No le basta pescarlas, no le basta haber luchado y vencido si el pez capturado no puede llegar a la arena. Todos los esfuerzos habían sido vanos. Así armado con la súbita determinación que pudo encontrar en medio de fatiga, arremete contra los depredadores con la única fuerza de sus remos. Pero es inútil. Las fieras conseguían su propósito y el viejo pescador alcanzaba tierra con el desolador espectáculo del bello pez completamente devorado. Solo la cabeza, la cola y el esqueleto atestiguan la dimensión de su batalla.
Desalentando profundamente, Santiago quisiera allí mismo morir para olvidar sus penas, pero las palabras juntas y cordiales de su amigo le devuelve en algo la alegría perdida. No fue el pez quien lo derroto. Frente a él, combatiendo contra sus enormes fuerzas, el viejo Santiago supo responder y vibrar. La comunidad entera reconoce entonces la grandeza de ánimo del viejo, campas de afrontar la desdicha y la alegra sin saber avasallado por ellas. No en vano Santiago ha sido siempre considerado ejemplar y magnifico. Enfrentando a su soledad soporta, como pocos, el peso abrumado de su pena y su esperanza.
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