Guachimontones

INTRODUCCIÓN

Éste trabajo va a tratar acerca del viaje que se hizo por parte de la Preparatoria no. 9 a Teuchitlán (Guachimontones) y a Tequila; dos sitios muy característicos del estado de Jalisco.

A éste viaje fueron cuatro grupos de tercer semestre, entre los cuales estuvieron 3D, 3G y 3C.

Voy a empezar narrandoles cómo estuvo este paseo que se hizo, qué hicimos y cómo se me pareció.

Bueno, para empezar, todos los grupos que fueron, nos quedamos de ver en la prepa como a las 7:30 de la mañana para irnos acomodando en los camiones. Hubo dos camiones en el que nos trasladamos; en el que yo fui, se llenó casi todo por alumnos del grupo 3D, que es el grupo en el que yo estoy, pero también fueron algunos alumnos de 3G, ellos se acomodaron hasta adelante del camión.

Partimos a las 8:00 am de Preparatoria directo hacia los Guachimontones, en el transcurso del camino, en el camión veníamos platicando todos, cantando, gritando, viendo la película del Titanic… En fin, a mí me gustó mucho el traslado porque desde el comienzo estuvimos conviviendo mucho como el bien grupo que somos.

Al final llegamos a los Guachimontones como después de las 9 de la mañana para empezar a hacer el recorrido por toda esa zona arqueológica.

DESARROLLO

Al llegar a los Guachimontones, nos bajamos del camión y aprovechamos para ir al baño los que quisieran, de igual manera para que se despejaran un poco. Ya que pasaron 5 minutos, empezamos a subir un cerro por un camino de piedra que habían hecho.

Al ir subiendo se veía una vista increíble, llenos de vegetación, árboles, otros cerros, y un cielo nublado pero lindo por la mañana.

Al terminar de subir, llegamos a una pirámide donde nos reunimos todos con un guía llamado “Chava”. Ya que estábamos todos, él nos empezó a hablar acerca de la civilización étnica que pobló esa zona arqueológica, que fueron los Huicholes (wirrarikas).

La pirámide en la que nos situamos al principio tenía 10 metros de altura, su arquitectura es circular y concéntrica.

El guía nos mencionó que la restauración del lugar se inició en 1999 y las investigaciones en el 69.

En 1958 se hizo la presa de la Vega.

El guía mencionó que las pirámides se usaban para hacer rituales a sus dioses, esencialmente al Dios del Aire, porque era al que más adoraban.

Su ritual consistía en colocar un tronco alto en la punta de la pirámide, danzar en él alabando y haciéndolo hacia el Dios del aire y al final aventarse del tronco girando alrededor de éste, y eso se lograba por que estaban amarrados de un pie al tronco.

Casi al final de la pirámide hicieron un “descanzo” como ellos le llamaban, y luego hacían los cuatro últimos escalones que tenían varios significados, como los cuatro puntos cardinales o las cuatro estaciones del año.

Ellos tenían una agricultura basada en el maíz, chile, frijol, amaranto y calabaza principalmente. Era lo que ellos se enfocaban a cultivar.

El guía nos platicó que el maíz de antes no era el mismo al que todos estamos acostumbrados a ver y comer ahora, porque antes la tierra no estaba muy dominada por el hombre y por lo tanto, el maíz era mucho más pequeño que el nosotros conocemos y había de varios tipos de colores, como morado, rojos, negro y entre amarillo y beige, a estos se le llamaba “teozintelantes”.

A los chiles mexicanos se les llamaba “capsiconancum”, a los frijoles paseolus bulgaris.

Los wirrarikas podían identificar cuando un fruto se podía comer si algún animal lo ingería. Esto por el peligro de que pueda ser venenoso o dañino para el organismo.

Pero los huicholes no solo se dedicaban a la agricultura, sino también al comercio.

Ellos trabajan la piedra obsidiana, que de ella existen entre 25 y 30 colores, pero el más gustado por la gente es el negro, ya que cambia de color en la sombra a gris.

En el potrero “El Pedernal” se encuentra obsidiana.

Los huicholes le hallaban muchos usos a esta piedra, como por ejemplo hacían puntas de proyectiles, proyectiles bifacal, navajas, raspadores de hueso, y joyería hermosa y cara.

Se le llama obsidiana ya que hay un griego que le puso ese nombre, era investigador en “nayualt”, se le llama “itzi”.

Los huicholes de igual manera que muchas civilizaciones prehistóricas de nuestro país, jugaban el juego de pelota; un juego muy característico aquí en México practicado por nuestros antepasados.

Pero éste juego cambiaba de acuerdo al lugar y a la civilización en la que se practicaba.

En éste caso, en los Guachimontones, ellos lo jugaban por 12 horas.

Consistía en lanzar una pelota al aire que pesaba varios kilos; estaba hecha por fibras de árboles, de hule, de varios materiales y por eso es que pesaba mucho.

Y para ellos se les hacia casi imposible pegarle con el pie o con el brazo a la pelota porque era muy pesada y se iban a lastimar muy fácilmente. Entonces ellos lo que hacían era pegarle con la cadera y tratar de meter un gol.

Éste juego se juagaba para adoración a su Dios, por sacrificio hacia él.

Ahí en los Guachimontones existen dos canchas del juego de pelota; una está más grande que otra.

Otro punto importante que aprendí en este paseo fue que ellos creían que cuando alguien moría, existían dos lugares a los que podrías

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