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Historia Mexicana


Enviado por   •  18 de Mayo de 2014  •  2.936 Palabras (12 Páginas)  •  334 Visitas

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xiAño 1960

*Escuela*

(Se escucha el timbre y salen todos los alumnos pero el maestro detiene a una alumna de nombre Susana)

Maestro: Necesito que hagas un trabajo, me he dado cuenta que faltas mucho a clases y te falta un trabajo para acreditar la materia, así que necesito que me traigas una investigación…

Susana:¡No, maestro! Eso es muy aburrido, prefiero pasarla a segunda, no se preocupe. En serio…

Maestro:¡¿Cómo se te ocurre decir eso?! Mejor te encargo este trabajo y así no dejas la materia a segundas.

Susana: Es que no, no quiero. Qué flojera investigar sobre gente que ni me importa, que ni conocí y que hicieron cosas de las que nadie se acuerda.

Maestro: ¡Cállate! Vas a investigar acerca de tu personaje favorito de la revolución. Lo traerás aquí, lo vas a presentar para pasar la materia y punto.

Susana: Pero--

Maestro: Nada de peros. Tienes un fin de semana entero para hacerlo.

*Susana sale enojada del salón* *Cambio de ambiente, Susana va entrando a su casa; gruñe, da pisotones y se sienta en la mesa de la sala; el abuelo pasa despistadamente y ve a su nieta sentada muy quejumbrosa*

Abuelo: ¿Qué tienes, mija? ¿Por quéestás tan enojada?

Susana: Abuelo, ¡estoy harta! Ese maestro me odia, por eso me puso un trabajo súper aburrido. ¡Imagínate! Me dijo que tengo que hacer una investigación sobre un personaje de la revolución ¡Qué flojera!

Abuelo: ¡¿Qué estás diciendo?! En mis tiempos era un honor hablar de alguien partícipe de la revolución, chamaca malcriada.

Susana: Abuelo, pero en sus tiempos era normal ver a Pancho Villa caminando por la calle.

Abuelo: ¡Chamaca insolente! En lugar de contestarme de esa manera, deberías hacer ese trabajo acerca de mí.

Susana: *Se le queda viendo y se ríe* Pero, abuelo... La verdad, no se sienta mal pero, usted no hizo nada importante en la época de la revolución.

Abuelo: ¿Y quién dijo que no? Yo era íntimo amigo de Díaz y de Madero…¡Mija, si yo te contara lo que este decrépito anciano ha vivido!...

Susana: *Pensativa*¿Y... Por qué no? ¿Hablaría conmigo acerca de lo que ha vivido, abuelo? ¿Me dejaría hacer mi investigación sobre usted?.

Abuelo: Está bien... *Se sienta a un lado de su nieta Susana, tose y comienza a hablar*

Cuando yo teníamás o menos como 20 años, y México era muy diferente a como tú lo conoces, yo trabajaba en la alcaldía de la capital. Era el mandadero de los hombres importantes de la región, daba recados, les ayudaba en todo, todos me conocían, pero rara vez me llamaban por mi nombre. Recuerdo que cuando comenzaban a tenerme confianza los hombres importantes del gobierno era el año de

1867

La mitad del pueblo quería a Juárez como presidente. Por otro lado, la otra mitad quería a Díaz. El resultado de esto fue que las elecciones favorecieron a Juárez, quien inició su mandato el 25 de diciembre.

Cuatro años después.

Las elecciones se volvieron a dar, Juárez y Díaz disputaban la presidencia, pero una vez más Juárez resultó triunfante.

A causa de esto, Díaz, apoyado por unos militares, proclamo el Plande la Noria. El cual consiste en la No reelección, afectando principalmente a Juárez, quien como ya había sido presidente dos veces, no podría serlo una tercera vez contínua. Me mandaron con el General Díaz a darle un recado, pero en eso escuché que hablaba, y decidí no entrar a su despacho así como así.

-DÍAZ: ¿Qué podré hacer para llegar a la presidencia? ¿Cómo podría quitar a Juárez? *Chasquea los dedos* ¡Ya sé! –Exclama–¡Haré un plan en el cual quien sea presidente, no pueda volver a serlo de nuevo!. *Risa malévola*

–Sirvienta: *Deja de limpiar*¿Qué te sucede? ¿A qué se debe esa risa?

–DÍAZ: ¡Ya sé cómo llegar a la presidencia!

–Sirvienta: ¿Cómo piensas hacerlo?

–DÍAZ: Tengo en mente proclamar un plan, el cual consista en la No reelección, de esa manera el siguiente presidente seré yo.

Y así es como surgió el Plan de la Noria, por la ambición de Díaz. Recuerdo perfectamente a esa sirvienta, de hecho no creo poder olvidarla nunca... Ella era joven y muy bella. Llevaba poco de trabajar ahí, pero todos le tenían confianza, al igual que a mí

Un año después

Juárez murió, por consecuente de esto, Lerdo pasó a dirigir los destinos de la Nación. Recuerdo que todo me trataban bien, pero el señor Díaz siempre me ignoraba, hacía como si no existiera, el muy mono se creía de la realeza.

–DÍAZ: ¡No puede ser! Tenía todo planeado para quedar como presidente, y ahora me quitan el puesto una vez más, ¡qué frustración! Tengo que idear algo una vez más… *Entra el abuelo joven al despacho y ve a Díaz pensativo*

Abuelo joven: ¿Qué le sucede, señor Díaz? *Díaz lo ignora*

–DÍAZ: *Pensando* ¿Qué podré hacer? *Silencio total* ¡Ya lo tengo! Haré otro plan, el cual consista en que desconozcan a Lerdo como presidente, quedando solamente yo como pretendiente a ese puesto. Al igual que tengo que hacer que reconozcan las leyes de Reforma, eso me vendrá bien. Y para finalizar, haré que me tomen como Jefe del Ejército Regenerador, ¡esto será increíble!.

Y así sucedió. En el año 1877, un día 5 de mayo, Díaz resultó presidente.

Solo que, Estados Unidos no reconocía a Díaz como presidente, y le exigían a Díaz unos requisitos para poder reconocerlo. Y Díaz sin más qué decir, terminó aceptando.

Siempre fui un joven muy tímido y nunca olvidare la primera vez que esa sirvienta me habló por su cuenta, aunque haya sido sólo para hacer un mandado, como siempre…

Sirvienta: ¡Hey tú, el mandadero! Te habla el señor Díaz, quiere que vayas a hablar con uno de esos hombres que manejan las... las... *Hace ademanes con las manos tratando de describir las máquinas* ¡ay, pues! ¡Las maquinotas esas de humo!.

Abuelo joven: ¿Los ferrocarriles? Claro, voy de inmediato… Y…¿a ti… no te agradan los ferrocarriles? *Le sonríe tímidamente a la sirvienta* A mí se me hacen máquinas muy interesantes.

Sirvienta: *Lo mira, suspira* Pues, yo sólo sé que esas cosas pasan por muchas ciudades y la mayoría por minas.

Abuelo joven: Y… ehm…¿Recuerdas al señor Manuel González?

Sirvienta: Pues la crisis que hubo fue su culpa, ayudó con eso de los fe...ferro…ferrocarriles, pero yo no lo extraño por estos rumbos.

Abuelo joven: Pues yo sí. Era un buen hombre, nos trataba bien, no como el señor Díaz… Bueno, tengo que irme, sino el señor Díaz estará enojado.

Sirvienta: *Actúa cortantemente* Ta' bien. Que le vaya bien.

Resulta

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