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LA CRISIS DE 1982, JOSE LOPEZ PORTILLO - MIGUEL DE LA MADRID.-


Enviado por   •  5 de Mayo de 2013  •  2.030 Palabras (9 Páginas)  •  1.056 Visitas

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En su discurso de toma de posesión López Portillo no dejó entrever cuales eran sus futuras intenciones en cuanto al desarrollo de la industria petrolera.

Ya en otro lugar mencioné de que manera un humilde pescador mexicano llamado Rudesindo Cantarell, con su descubrimiento le otorgó a México uno de sus mayores tesoros, el sexto yacimiento petrolero más grande del mundo, sin pedirle nada a cambio. Fue al inicio del sexenio de Echeverría, 1971, cuando finalmente PEMEX prestó atención a las palabras de Rudesindo y pusieron manos a la obra para determinar de manera fehaciente la magnitud del descubrimiento. Para 1974 ya era del conocimiento de los norteamericanos la existencia de grandes reservas petroleras en aguas poco profundas del Golfo de México y se encontraba en proceso de perforación el primer pozo denominado Chac 1; pero aparte de ello la visita del presidente Gerald Ford a la frontera mexicana para entrevistarse con Luis Echeverría el 21 de octubre de 1974, propició que unos días antes, el 12 de octubre de 1974, el diario Washington Post hiciera del conocimiento público las gigantescas reservas petroleras de México, estimadas en 20,000 millones de barriles y la posibilidad de exportar hasta 2,000 millones de barriles diarios en los años 80.

Recuerdo bien que durante la reunión presidencial de aquellos días, cuando se le tocó el punto a Echeverría lo evadió, aduciendo que la solidaridad con la OPEP era de orden solamente enunciativo y que de momento México solamente exportaría lo necesario para cubrir el importe de sus importaciones petroleras.

La realidad era que ese año de 1974, resultaba de muy especial trascendencia para México, por primera vez y después de 53 años, se lograba superar la marca de producción petrolera que habían dejado las empresas extranjeras en 1921 (ANTES DE LA EXPROPIACION PETROLERA), que había sido de 193.4 millones de barriles anuales, llegando al nivel de 209.85 millones de barriles anuales.

Para 1974 el desarrollo petrolero en los estados de Tabasco y Chiapas, basado en la producción de los recientes campos de Cactus, Samaria, Cunduacán, Sitio Grande y otros, cubría ya el 50% de la producción nacional. Durante 1975 y 1976 la producción siguió creciendo para llegar a fines de 1976 a la impresionante cifra de 293.12 millones de barriles anuales, aún sin la aportación de pozos en aguas someras. Precisamente en ese mismo año se dio conclusión exitosa del pozo Chac-1 en la Sonda de Campeche, que vino a confirmar la existencia del gigantesco manto petrolero de Cantarell, sexto más grande en el Mundo, a 75 Km. al noroeste de Ciudad del Carmen.

Aparentemente PEMEX había solicitado desde 1976 la certificación de las reservas petroleras de México a la empresa De Golyer and Mac Naughton, las cuales fueron estimadas en 11 mil millones de barriles y este dato le daría sustento al proyecto de expansión de la producción petrolera, su exportación y el subsecuente financiamiento, que tenía planeado el nuevo Gobierno.

Para el primer Informe de Gobierno el 1o. de septiembre de 1977, el discurso de JLP comenzó a cambiar y fue allí en donde reveló de manera oficial y por primera vez, que las reservas probadas eran ya de 14,000 millones de barriles y se emprendía un basto plan de desarrollo petrolero, que consideraba duplicar la capacidad de refinación, triplicar la producción de petroquímicos y la construcción de un gran gasoducto desde Cactus, Chiapas hasta Tamaulipas. En esa ocasión pronunció la siguiente frase de corte triunfalista, la primera de muchas otras que diría después:

Como puede apreciarse, el futuro parecía en extremo promisorio, pues se hacía pública la cifra actualizada de las reservas probadas, que como dijimos antes, rebasaban ya los 14,000 millones de barriles y la posibilidad de continuar creciendo en el futuro. En la comparecencia del día 27, el tema se centró en la necesidad de construir un gasoducto troncal desde Chiapas a Tamaulipas, con sus correspondientes ramales para el abastecimiento de gas natural a la industria nacional, pero a la vez con la mira de exportar al estado de Texas.

Evidentemente el descubrimiento de las grandes reservas petroleras cambiaba totalmente el panorama y modificaba de manera radical las expectativas futuras. Habría grandes ofertas de créditos para el desarrollo, pero se olvidaría la promesa de controlar la espiral inflacionaria y regular el incremento de la deuda externa.

Dentro de las múltiples frases pronunciadas por JLP que causaron gran impacto, las relacionadas con la abundancia de petróleo quedaron muy grabadas en la mente de muchos mexicanos, fundamentalmente por los pésimos resultados obtenidos al final de su gestión. De los párrafos que siguen, el primero corresponde al III Informe de Gobierno pronunciado en septiembre de 1979 y el segundo al V Informe de Gobierno pronunciado en 1981:

Como era de esperarse, ante el auge petrolero el nuevo Gobierno optó por continuar la política económica expansionista y así vimos crecer las exportaciones petroleras que eran de 556.97 MDls. en 1976, a casi el doble en 1977 con 1,029.4 MDls., mientras que las importaciones de petrolíferos apenas fueron de126.53 MDls.

De allí en adelante el crecimiento de las exportaciones sería impresionante, llegando en 1982 a 16,447 MDls, contra 140.48 MDls. de importaciones de petrolíferos.

De igual manera, ante la oferta masiva de crédito, el Gobierno continuó el endeudamiento sin control, ni medida, llegando a triplicar la deuda que al inicio del período ya era exorbitante, pasando de 19,600 MDls en 1976 a 58,874 MDls en 1982, de acuerdo con cifras oficiales. Si en 1976 ya representaba el 28.59% del PIB, para 1982 llegó al 91.57% del PIB.

El desorden en el gasto público fue monumental y como nos prestaban en especie, nos llegaban equipos, materiales y maquinaria que se amontonaban y se echaban a perder en los muelles de nuestros puertos.

Sus principales características fueron la corrupción, la frivolidad y el nepotismo.

Por la importancia de las cifras que aporta, me permito reproducir un párrafo del libro Deuda, Inflación y Déficit que fue publicado en 1997 por la UAM, Campus Iztapalapa, bajo la dirección del Maestro en Economía Alcides José Lasa Crespo, en el que se muestra la crítica situación que alcanzaba el déficit en cuenta corriente para fines de 1981:

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