La Construcción De Un Sistema Escolar público En Los Estados Unidos A Lo Largo Del Siglo XIX.

La construcción de un sistema escolar público en los Estados Unidos a lo largo del siglo XIX.

El surgimiento de la educación pública como tal, se dio a la par de otros sucesos importantes para este país, tales como política democrática, la industrialización, la urbanización y la creación de una clase trabajadora, además del surgimiento de otras instituciones enfocadas al bien común y la redefinición de la familia. Fue hasta la segunda mitad del siglo XIX cuando la instrucción dio un giro completo, estableciéndose como instituciones formales, se torno importante establecer la graduación por edades, haciéndola gratuita y obligatoria, siendo dirigida por maestros preparados.

En esa época los problemas predominantes eran la pobreza, la salud pública, la criminalidad, insalubridad, enfermedad, las condiciones de trabajo; que en un principio fueron atendidos por asociaciones de caridad y posteriormente por el estado, formándose así hospitales mentales, penitenciarías, reformatorios y escuelas públicas.

Se esperaba que estas instituciones jugaran el rol de familias sustitutas, pero los opositores afirmaban que ninguna institución podía imitar a una familia real. Estas instituciones serían subsidiadas por los impuestos otorgados al estado y administrado por expertos.

Los altos índices de criminalidad eran asociados con la pobreza, por lo que al crear escuelas buscaban erradicar este mal, además de proporcionar herramientas para crear una fuerza de trabajo urbana e industrial, además de aminorar la preocupación que tenían los padres por sus hijos, pues al asistir a ellas estarían en contacto con otros ejemplos y modelos a seguir, ampliando sus posibilidades de crecimiento en la vida. El gasto de las escuelas sería alto pero finalmente se convertiría en una inversión.

También acusaban a la diversidad cultural de los males de la sociedad, pues traían consigo la inmoralidad y desviación. Esta discriminación hizo que planearan homogeneizar al país, moldeando a niños inmigrantes con ideas nativas, además los maestros debían ser norteamericanos en simpatías, ideales, preparación y lealtad, para educar en un espíritu nacional.

Con la industrialización se separó el hogar y el lugar de trabajo, así la familia tuvo un papel más especializado en la formación de sus hijos, quienes dejaban un papel económico por uno de afectividad. Las familias tomaron conciencia de que si tenían menos hijos podrían dar más amor y estar mejor económicamente, así se fortalecieron los lazos emocionales entre padres e hijos.

Durante la etapa de transición muchos jóvenes permanecieron ociosos, pues al desaparecer la costumbre de seguir las ocupaciones de los padres, ser sirvientes, aprendices o vivir con otra familia hasta el matrimonio y al no asistir a la escuela, no tenían nada que hacer.

La escuela les brindó la posibilidad de permanecer en casa mientras estudiaban y encontraban un empleo para luego casarse. Muchos alumnos estaban en la escuela por no tener trabajo, cuando hubo puestos en fábricas, los hombres dejaron la escuela (necesidad).

Sólo las mujeres jóvenes y hombres de un status social mayor permanecieron en ella.

Los padres que no enviaban a sus hijos a la escuela eran vistos como villanos, pero en realidad no eran consientes de la importancia de la instrucción y de lo que les permitiría lograr, tal vez aun aferrados a viejas costumbres, como continuar con el oficio familiar.

Al aumentar la demanda de estudiantes, y al no disponer de suficientes maestros varones, pues la mayoría habían decidido buscar otras oportunidades de trabajo, el estado comenzó a contratar mujeres, quienes al ser víctimas de la discriminación recibían un salario mucho menor, lo cual permitió ocupar más plazas por el mismo dinero. Esto no fue un impedimento para ellas, era el inicio de otras expectativas

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