La Era De La Ecomienda. Comentario De Juan Carlos Solòrzano De Este Libro De Claudia Quiròs
Enviado por ldmadrig • 8 de Julio de 2014 • 16.196 Palabras (65 Páginas) • 489 Visitas
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LECTURA # 1
LOS PRIMEROS COSTARRICENSES
FRANCISCO CORRALES ULLOA
Museo Nacional de Costa Rica
PRESENTACIÓN
La historia de Costa Rica no se inicia con la llegada de los europeos, sino mucho tiempo antes. Vestigios arqueológicos indican que el territorio actual de Costa Rica fue ocupado por grupos humanos desde aproximadamente 12 000 años. Desde esa época hasta el arribo de los españoles, en el siglo XVI, se produjo un largo proceso de desarrollo local. Con la llegada de los españoles, a partir de 1502, se dio una dolorosa transición que implicó la desestructuración de la mayoría de las sociedades indígenas, pero de esa cruel confrontación surgió un nuevo habitante: el costarricense actual. Los costarricenses somos producto del mestizaje entre indígenas, blancos, negros y otras etnias. El componente indígena sigue vigente en nosotros a pesar de las miopes caracterizaciones de que somos blancos o de mayoritaria ascendencia europea. Además, junto con los mestizos, persisten grupos indígenas en línea directa con las poblaciones precolombinas. Nuestra historia arranca con los primeros pobladores de este territorio quienes dieron una continuidad a la ocupación del espacio, estableciendo así una sola historia. Rechazamos el uso del término prehistoria para designar la época precolombina por ser peyorativo y eurocéntrico. Además, establece una división inadecuada e ignora otras fuentes de información histórica, como los registros arqueológicos y la tradición oral. En contraste, favorecemos términos como historia antigua o historia precolombina para establecer un continuo de ocupación y desarrollo entre los grupos indígenas iniciales y los costarricense actuales. Los grupos indígenas de hoy son descendientes de grupos precolombinos que habitaron la zona durante miles de años. Así lo demuestran los recientes estudios genéticos, lingüísticos, etnográficos y arqueológicos. La llegada de los europeos marcó un hito importante en este continuo, pero de ningún modo fue el punto departido de nuestra historia. Aunque se pueda argumentar que técnicamente es incorrecto denominar a los habitantes precolombinos que ocuparon este territorio como costarricenses o centroamericanos, no podemos entender nuestra realidad sin el antecedente que ellos establecieron. Ellos son nuestros primeros ancestros; hasta ellos trazamos nuestra ascendencia. Estudiamos el pasado precolombino para entender nuestra identidad actual. Nuestras raíces como costarricenses se encuentran en esa época y es necesario reivindicarlas, apropiarnos de ellas, en este mundo cambiante y masificador. En Costa Rica, al contrario de otros países donde se ha glorificado o manipulado el pasado prehispánico en función de los intereses oficiales, el legado precolombino ha sido ignorado o minimizado. Los que se propone es una revaloración de ese pasado que sea congruente con los otros aportes que conforman la Costa Rica de hoy. La historia antigua de Costa Rica debe verse, además,
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en el contexto del Sur de América Central (Nicaragua, Costa Rica y Panamá) que, junto con el Norte de Sudamérica, conforman la denominada Área Arqueológica Intermedia. Compartimos regiones arqueológicas con los países vecinos. Las fronteras actuales son recientes; en tiempos pasados tuvimos territorios y costumbres comunes con Nicaragua y Panamá. Esta es una situación que debe ser recordada ahora en que insistimos tanto en nuestras diferencias por encima de nuestras semejanzas. El Sur de América Central es una estrecha franja de tierra entre dos mares, con altas cordilleras, fértiles valles, amplias llanuras y una gran biodiversidad que, al contrario de lique ha sido propuesto por algunos especialistas, no funcionó simplemente como una zona de paso entre Mesoamérica y Sudamérica para grupos como los mayas, los incas y los aztecas, por mencionar sólo algunos. Existió un proceso de desarrollo local con diversidad regional de similar antigüedad a los del resto de América. La zona no fue el producto periférico de las grandes culturas de Mesoamérica y la Región Andina, sino que hubo un proceso propio y aportes a nivel regional. Por supuesto, hubo relaciones de intercambio e incluso migraciones desde esas áreas, pero siempre predominó la base local de desarrollo. La interpretación del pasado precolombino del territorio que hoy conocemos como Costa Rica ha ido variando conforme se obtienen nuevos datos. El viejo esquema que pretendía asociar toda la evidencia arqueológica a las ocupaciones chorotega, brunca y huetar encontradas por los españoles en el siglo XVI se desactualizó por varias razones. En primer lugar porque ignoraba a los otros grupos que existían en esa época. Pero también porque, antes de ellos y por más de diez mil años, la región fue habitada por otros pueblos que, si bien fueron antecesores de aquellos, tuvieron modos de vida y cultura material diferentes. De la mayoría no conocemos sus nombres, ya que no tenían escritura y la tradición oral no los perpetuó, pero sí conservamos vestigios materiales los cuales nos ayudan a reconstruir su historia. Otro esquema consistió en dividir la Costa Rica precolombina en dos áreas: la de influencia mesoamericana y la de influencia suramericana. Se pretendía así destacar la asociación de las ocupaciones precolombinas locales con otras áreas culturales de América. Pero este modelo se distorsionó en la práctica, al punto de asumir que el desarrollo precolombino local fue mero producto de otras grandes culturas de Mesoamérica y el Área Andina. Si bien es cierto que se recibieron influencias, éstas se incorporaron a la sociedad local y adquirieron características propias. Las teorías actuales postulan que en el Sur de América Central, y en general en el Área Intermedia, existieron desarrollos autóctonos de gran antigüedad. En este trabajo se presenta una descripción del desarrollo de las diferentes regiones arqueológicas, durante extensos períodos. Para facilitar la visión general, se ha limitado el detalle del desarrollo de zonas específicas y se ha simplificado la explicación de algunos de los procesos. Es éste un resumen de una serie de publicaciones producidas por diversos investigadores que, con su trabajo paciente y acumulativo, han aportado información para reconstruir e interpretar el pasado. De ellos es el mérito de la información generada. Al final de cada capítulo se incluye una lista de referencia con las obras que sirvieron de fuente y, en las páginas finales, una bibliografía general, que puede ser consultada en busca de información más amplia. El pasado precolombino comprende una larga etapa de la historia de Costa Rica, de hecho la más larga, y al igual que las otras, se caracteriza por su diversidad y complejidad. Constituye, además, el
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punto de partida de la actual sociedad costarricense.
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