La Revolucion Mexicana Alan Knight
Enviado por feder95 • 7 de Junio de 2015 • 4.345 Palabras (18 Páginas) • 514 Visitas
CAUDILLOS Y CAMPESINOS EN EL MÉXICO REVOLUCIONARIO 1910-1917 / Alan Knight
El proceso del desarrollo económico y la centralización política caracterizó la evolución del México moderno durante el siglo pasado.
Dos características del régimen porfiriano que originaron la revolución: 1) el modelo de desarrollo económico, que afecto al sector agrícola y 2) la nueva forma de centralización política que intentó la dictadura de Díaz.
El México de Díaz, como la mayoría de los países de América Latina contemporánea, tuvo una fase de crecimiento dinámico orientado hacia las exportaciones basadas en la inversión extranjera y una integración al mercado mundial. La clase media evolucionó.
Bajo el gobierno de Díaz los incentivos y las oportunidades para dividir las tierras comunales aumentaron en gran medida. Los FF.CC. les permitieron a los productores terminar con las limitaciones de los mercados locales. Necesitaban recursos adicionales de tierra y mano de obra. A medida que las tierras pasaron de las aldeas a las haciendas, de los pequeños propietarios a los caciques, las cosechas comerciales tendieron a reemplazar los productos básicos, dejándole su lugar al algodón, el azúcar, el café, el hule y las frutas tropicales. El valor de la tierra se elevó. Para las masas de la población rural el proceso de despojo de la tierra significó aumentar la mano de obra disponible y que disminuyeran los salarios. La combinación de la depresión económica, el desempleo y las malas cosechas contribuyó a fomentar el descontento popular.
Los FF.CC. que habían unido el mercado nacional sirvieron a los intereses del régimen en el conflicto con el individualismo local, y volvieron la represión más rápida y barata. En 1910 muchas regiones permanecían relativamente fuera del alcance del brazo del gobierno central. Esto fomentó las protestas y las rebeliones.
La respuesta popular representó una protesta básicamente rural, contra el doble proceso de desarrollo económico y de centralización política. Los jefes de la “clase media” o de la “burguesía” iniciaron y terminaron el drama. Pero el movimiento popular, que se derivó del campo y que fue impulsado por el resentimiento agrario de manera significativa era el corazón de la rebelión y sin el cual la revolución sólo habría constituido una forma de protesta política de la clase media, antioligárquica, propensa a ser asimilada y a cooperar.
“La mayoría de los campesinos no participó mayormente en la revolución de 1910-1920. Si bien el zapatismo no se considera único, el villismo, se describe como una bellaquería mercenaria y sin metas”. El logro máximo de la revolución se encuentra en su creación de un Estado poderoso.
El movimiento popular fue un fenómeno esencialmente rural. El proletariado participó en la retaguardia. La represión fue muy vigorosa, los trabajadores eludieron las tácticas revolucionarias. Los obreros industriales siguieron las tácticas clásicas “economicistas”: sindicalizándose y haciendo huelgas. En el frente político, los obreros industriales tendieron a seguir el liderazgo de la clase media y prefirieron a los maderistas liberales ante que a los anarcosindicalistas.
Los artesanos desempeñaron un papel más importante en la revolución. Ofrecieron una buena cantidad de jefes revolucionarios. Ofrecieron contingente para los Batallones Rojos. El populacho de las ciudades no pudo generar un movimiento político persistente. Su violencia a menudo fue más expresiva que instrumental.
El peso de la revolución cayó sobre los hombros de los grupos rurales. Dos grupos principales pueden distinguirse: 1) el campesinado medio y 2) el periférico. El campesinado medio corresponde toscamente al “campesino medio propietario de tierras”. Su rebelión tenía un claro motivo agrario: su meta era recuperar las tierras que habían pasado de manos de los campesinos a las de los grandes terratenientes. Es la transferencia de la tierra de la aldea a los hacendados y a los caciques.
En Sonora, los yanquis hicieron una importante contribución a la revolución, sirviendo como reclutas en los ejércitos maderista y constitucionalista, y como revolucionarios más o menos sin afiliación definida. En Sinaloa fue un movimiento indígena. Un poderoso movimiento agrario se desarrolló en La Laguna, donde los indios ocuelas habían sufrido “un grave despojo de sus tierras”.
Según el cónsul de EEUU, la cuestión agraria ha sido siempre la causa de la mayoría de la inquietud de México. A los indios no les interesa quien pueda ser presidente, con tal de que puedan recobrar la libertad que tenían sus antepasados.
El proceso de despojo de las tierras que se encontraba detrás de estos movimientos era de dos tipos. 1) En algunos casos las haciendas expansionistas se encontraban en conflicto con las aldeas libres. Allí los aldeanos hicieron la revolución social en defensa propia. 2) Pero también hubo casos importantes en los que el proceso de diferenciación económico dividió a las comunidades, incitando a la lucha a los aldeanos contra los caciques o hasta a una aldea contra otra. Cuando estalló la revolución los caciques fueron expulsados del pueblo, pero pronto regresaron. El monopolio de los recursos de la tierra coincidió con la actividad revolucionaria. Las aldeas indígenas se veían dominadas por los caciques mestizos, quienes acumulaban tierras, capital y poder político. Donde las quejas agrarias eran graves y abundantes, era probable que estallara un movimiento revolucionario prolongado y con una amplia base. La demanda del reparto de tierras se extendió más allá de los grupos originales de “campesinos” que iniciaron la rebelión.
La mayor parte del noroeste permaneció tranquilo; lo mismo sucedió en Aguascalientes donde la parcelación de la tierra y la presencia de la industria aliviaban las tensiones agrarias. El sur de México era otra región clave. La explotación era dura y cruel. Pero el peonaje en el sur, reforzado y ampliado para satisfacer las necesidades de mano de obra de los hacendados en una región de población escasa y elusiva, y despojada de las características paternalistas que tenían las haciendas en la meseta central, no pudo producir movimientos rebeldes eficaces. Por ser deportados, enganchados, disidentes políticos y vagabundos, los peones no tenían una identidad corporativa, ni una tradición de protestar, ni libertad de movimiento, ni ningún punto claro de referencia. Los peones del sur se parecían más a los esclavos que a los peones acapillados del centro de México.
No todos los funcionarios locales eran tiranos. El jefe político local podía no ser malo, pero siempre tenía que estar del lado de los ricos. Los movimientos
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