La controversial figura de Hernán Cortés para el mexicano

Los pueblos latinoamericanos han construido su identidad y han forjado una cultura en común a partir de diversos factores, tales como la lengua y la religión, pero es principalmente la herencia post-colonial del mestizaje la que  se ha convertido en un rasgo definitorio entre países latinoamericanos. Sin embargo, el proceso del mestizaje inevitablemente trae a la memoria el violento desarrollo de la conquista europea en el continente americano y la herida que aún algunos pueblos latinoamericanos sienten.

Particularmente, la figura de Hernán Cortés representa una arista controversial en la configuración del pueblo mexicano como tal, ya que ésta crea un conflicto de identidad al ser el punto originario del 'nuevo' mundo en el cual el mestizo está constantemente dividido entre el pasado y el futuro. En el texto asignado, se explica el fenómeno en contraste con la cultura norteamericana: "In [North] America, where the conquerors wiped out most of the past, the place of arrival is celebrated with the pride of victory; in Mexico, where the settlers mixed with the indigenous people, it is regarded as the starting-place of a painful conquest, best ignored". Es así como los mexicanos viven el conflicto de la identidad mestiza.

Una razón que podría explicar el resentimiento hacia Cortés es el hecho de que la conquista de México no fue exclusivamente llevada a cabo por los españoles, fue una guerra de indígena contra indígena, (Martinez) que solo pudo ocurrir gracias a la ambición y manipulación por parte del español. La alianza formada por Cortés y los indígenas del actual estado de Tlaxcala contra los aztecas, sumado a la ayuda recibida por la Malinche, deja a los mexicanos desencantados, ya que el verdadero enemigo los ha puesto en contra de si mismos permitiendo que la conquista sea más fácil.

Otra hipótesis que puede esclarecer la animadversión generalizada del mexicano hacia la figura del conquistador es lo sanguinaria y destructiva que fue la conquista con la población indígena y con su cultura respectivamente. Primeramente fueron las enfermedades traídas del viejo continente por los españoles como la viruela  y el sarampión, desconocidas para los nativos americanos, las que mermaron considerablemente la población indígena. Esto último, sumado al brutal exterminio llevado a cabo por los españoles y a la destrucción generalizada de la cultura prehispánica en Mesoamérica, lo que forma esta esta imagen negativa de Cortés en la idiosincrasia mexicana.

En definitiva ambas conjeturas son determinantes a la hora de abordar la controversial imagen que se tiene de Hernán Cortés en la identidad mexicana. Sin embargo, el segundo supuesto parece más apto para explicar el desafío que presenta la figura del conquistador para el mexicano. Esto se da en gran parte gracias a la ambigüedad que produce la persona de Cortés. Por una parte, marca el principio del mestizaje y por tanto la génesis del pueblo mexicano al unificar dos culturas. Por otro lado, representa la destrucción de la cultura indígena y la opresión sufrida a manos de extranjeros. Así pues, el mexicano reniega de cierta forma su origen español, al mismo tiempo que  aborrece la traición cometida por  la Malinche y los  tlaxcaltecas. La sociedad no se muestra orgullosa de su propia historia por lo que se entra en un conflicto identitario fuerte. En palabras de Octavio Paz: “El odio a Cortés no es ni siquiera el odio a España. Es el odio hacia nosotros mismos”.

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