Las Fuerzas Armadas Y El Estado Autoritario En El Cono Sur
Enviado por renzo20 • 19 de Diciembre de 2013 • 1.334 Palabras (6 Páginas) • 936 Visitas
Guillermo O´Donnell.
Las fuerzas armadas y el estado autoritario del Cono Sur de América Latina
Implantación del estado autoritario: algunos antecedentes
En Brasil 1964, la Argentina 1966, Chile 1973, el Uruguay 1972-1974 y Argentina 1976, las fuerzas armadas pusieron su capacidad coactiva en momentos de profunda crisis para numerosos sectores sociales. Los golpes militares del sesenta tuvieron una intención preventiva y restauradora ante la “amenaza del comunismo”, que aparecía como una consecuencia del desorden y la demagogia. En cambio, en los golpes del setenta la sensación fue que el caos estaba siendo tan instrumentado por partidos políticos (en Chile) y por organizaciones guerrilleras (Argentina y Uruguay), que estaba en juego la supervivencia del capitalismo. Además, existía un temor en la burguesía y en muchos sectores medios, consecuente de la activación política de sectores populares, que aparecía como una amenaza al orden social. Esto, sumado a una profunda crisis económica, dieron lugar a golpes militares que tuvieron como orientación: detener un proceso de colapso social, económico y político.
Civiles
Existía la idea que si la crisis había llegado a tal punto, no podía tratarse de extirpar un “cáncer” localizado, sino de someter a severo tratamiento el conjunto del “cuerpo social”.
Para las fuerzas armadas, el desorden social, la crisis económica y la amenaza al conjunto de la sociedad, señalaban que no se podía tratar solo de las responsabilidades de los gobiernos que habían derrocado, sino de una larga historia de desintegración nacional. Esto convergía en lo que la derecha venía sosteniendo, que los males contemporáneos tenían origen en los procesos de la crisis del treinta. Fue entonces cuando se diluyó la economía y política de los estamentos agrarios (oligárquicos y señoriales), y se aceleró la expansión de la industria. Las clases bajas fueron apareciendo como “peligrosas”. En los sesenta, esos oligarcas pendularon, buscando lugar en lo que se había plasmado como la franja superior de la burguesía. En cuanto a lo viejo, existían grupos de gran capital nacional, en su origen ligados a la exportación de productos primarios, que se fueron asentando en sectores industriales, comerciales y financieros. En cuanto a lo nuevo, se notaba la gravitante presencia de filiales de empresas transnacionales dedicadas al mercado interno.
La velocidad con que se movía la arena política implicó que, al producirse los respectivos golpes, ya hubieran gobernado todos los partidos que controlaban algún gran porcentaje de votos. Teniendo en cuenta la crisis que precedió a los respectivos golpes, era toda la historia del pasado la que debía ser responsabilizada por la inminencia del desastre. Desde esta perspectiva debían ser responsabilizados los equipos de gobierno, los partidos y las ideas que los habían impulsado hacia el abismo. Los que podían salvarse de esta responsabilidad eran las fuerzas armadas (se explica más adelante) y aquellos que no habían tenido la posibilidad de gobernar, es decir, ciertos grupos de una derecha que no tuvo suficientes votos para asentarse en el gobierno. Eran voceros de viejas clases dominantes agrarias y sus tentáculos en actividades industriales, comerciales y financieras. Expresaban su añoranza por el período en que dominaron, en un discurso donde los componentes tradicionales oligárquicos se combinaban con la postulación de reactualizar el liberalismo económico vigente en la década del treinta. Entonces la derecha tradicional, confluía con una corriente tecnócrata.
En los años postreinta, la derecha tradicional conservó un importante peso ideológico a través de su prestigio social y de su control de importantes medios de comunicación. La derecha tecnocrática fue creciendo en institutos de investigación y empresas. Cuando se desató la crisis que llevó a los golpes, ambas confluyeron sobre las fuerzas armadas para argumentar que tenían la receta necesaria para afrontarla.
Esas corrientes comienzan por la imagen de que la salvación de sus respectivos países (cono sur) es retornar a la senda de los antepasados, para lo cual hay que eliminar las distorsiones que se acumularon. La idea de retorno, en esta ideología, otorga significado al presente, lo entronca con una visión del pasado y proporciona criterios para identificar al adversario actual. Este es el instinto reaccionario: reestructurar economía y sociedad para aproximarlas al espejo de la eficiencia
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