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Enviado por   •  18 de Abril de 2013  •  2.960 Palabras (12 Páginas)  •  612 Visitas

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Cuestión social y quehacer profesional en Trabajo Social

Prof. Adriana Clemente (UBA). [1]

Esta presentación reflexiona sobre el reposicionamiento de los profesionales del Trabajo Social (TS) en el marco de la transformación de la sociedad Argentina, con más de la mitad de la población bajo línea de pobreza. Hoy la ruptura con el sistema de bienestar que dio lugar a los altos niveles de integración de la sociedad Argentina, se expresa en altos niveles de fragmentación social derivados de la pérdida de los mecanismos de movilidad que caracterizaron a este país en el contexto regional.

El TS por su inserción laboral dentro del Estado está sujeto a la dinámica que éste se da para cumplir su función reguladora del bienestar. Las herramientas que se utilizan para esta función son las políticas públicas en general y las políticas sociales en particular. Este es el campo de inserción del TS y de ahí su situación de proximidad con el aumento de la pobreza y sus múltiples derivaciones. De ahí la importancia de compartir observaciones sobre la cuestión social y el quehacer profesional.

En esta exposición se establece una implicación necesaria entre cuestión social, conflicto social y crisis. La crisis remite al contexto en el que se está definiendo la cuestiona social y el conflicto a los escenarios concretos en los que se disputa el acceso a los recursos y se juega la exclusión/inclusión de unos y otros. En un segundo momento se esbozan los puntos más polémicos de la nueva cuestión social, para terminar con observaciones sobre las nuevas capacidades que se deberían desarrollar para una participación activa del trabajo social en una agenda de reivindicaciones para la inclusión social.

¿De que cuestión social hablamos?

El concepto de Cuestión Social y su evolución tiene íntima relación con la profesionalización del TS. Tanto las rupturas como los avances de la profesión se pueden relacionar a la centralidad que ha tenido el Estado, a través de las políticas sociales, en la atención de la cuestión social. Siguiendo a Pablo Netto (2002), la cuestión social y el TS se emparentan recién cuando el estado comienza a intervenir a través de sus instituciones, es decir cuando la cuestión social es objeto de un trato específico por parte del estado.[2] Es en el cruce entre políticas sociales, derechos sociales y reconocimiento de la cuestión social que emerge el Trabajo Social, desde una idea claramente conservadora y moralizadora. Esto se evidencia en la historia del TS y en el lugar subsidiario que ocupa la profesión en la orientación de las políticas sociales.

Tomando el componente transformador de la cuestión social, nos inclinamos por el enfoque de Robert Castell (1995) que la define como “una aporía (incertidumbre) fundamental en la cual la sociedad experimenta el enigma de su cohesión y trata de conjurar el riesgo de su fractura...” En este sentido, hablar de cuestión social es hablar de conflicto social. [3]

La afirmación precedente se fundamenta en qué la participación del Estado en la cuestión social surge de la necesidad de atenuar o neutralizar el conflicto que deriva de los estados de necesidad. A su vez, el TS define su objeto en torno a las interacciones sociales que la sociedad en su conjunto genera para atender las necesidades sociales. En esta línea argumental es posible establecer que la profesión configura su perfil según la brecha que se establece entre la cuestión social y el desarrollo del EB, entendiendo por tal al conjunto de respuestas estructuradas que el estado brinda para atender las necesidades sociales para el conjunto de la sociedad.

Desde la perspectiva del conflicto, el campo de las políticas sociales supone una tensión permanente entre necesidades y satisfactores, tensión que se debería retroalimentar en dirección ascendente en busca de nuevos umbrales de bienestar. Estas interacciones sociales implican a su vez relaciones de fuerza que se resuelven según la dinámica que cada sociedad es capaz de concebir. En ausencia de conflicto, las relaciones de ajuste entre la demanda y los satisfactores terminarían en subordinación y no en acuerdos. (Mack y Zinder, 1974).[4]

La relación de subordinación que tiene el Trabajo Social con el Estado tiene influencia en la evolución de su perspectiva futura. Actualmente el Estado está tratando de emerger de un proceso donde por omisión o por complicidad actuó como productor de pobreza y exclusión facilitando las reformas que desestructuraron el sistema de bienestar y los medios para la regulación de la producción y trabajo.

¿Por qué vinculamos conflicto y crisis en torno a la cuestión social?

El conflicto social alude a una situación de interacción en torno a la satisfacción de intereses, involucra actores, posiciones y un capital que se disputa con posibilidad de encontrar algún tipo de convergencia para resolver el conflicto.

Por su parte una crisis surge cuando la estructura de un sistema social admite menos posibilidad de resolver problemas que las requeridas para su conservación. El alcance o no de nuevos equilibrios tendrá que ver con el avance que se pueda producir en modificar las causas que producen la crisis. En la medida que no se actúa sobre las causas se entra en un estado pro cíclico de nuevos y precarios equilibrios que se pierden ante nuevas demandas. Entonces crisis y conflicto se potencian en escalada y no dejan reconocer la verdadera cuestión social, aquella que efectivamente erosiona la integración social.

Enrique Marí (2003) propone diferenciar entre una ideología de la crisis y una teoría de la crisis. La ideología no se compromete con fuerzas explicativas, argumentos testeables y predicciones confiables. Por el contrario, adquiere un carácter mitológico y por lo tanto difícil de controlar y mucho menos de revertir atacando causas. En cambio la teoría de la crisis nos propone un abordaje analítico que nos ubica en la comprensión de la crisis Argentina en el marco de la crisis del capitalismo tardío. En el caso de países como Argentina, dice este autor, la crisis es en consecuencia del nexo descompensado entre economía periférica y los mercados internacionales de consumo financieros.

Entonces se debería indagar y describir causas para su posterior modificación como condición para la ruptura de la lógica de crisis permanente que conlleva pérdida de autonomía, dilución de responsabilidades entre el estado y la sociedad y la naturalización de los problemas sociales.

La ruptura con el pensamiento único y la lógica de crisis permanente es lo que nos permite reconocer los conflictos principales para analizar

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