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Libro Sagrado De Los Mayas


Enviado por   •  28 de Agosto de 2013  •  999 Palabras (4 Páginas)  •  407 Visitas

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3) Todo estaba en suspenso, inmóvil, en calma, en silencio y vacía la extensión del cielo. No había todavía un hombre, ni un animal, solo el cielo existía. No había nada dotado de existencia, solo el creador. Vinieron juntos Tepeu y Gucumatz entonces dispusieron la creación y crecimiento de la tierra. Luego hicieron a los animales a los cuales se les otorgaba su morada y le designaban un destino a cada uno de ellos. Estos no lograron el lenguaje por lo tanto no veneraban a sus progenitores. Así, pues hubo que hacer una nueva tentativa de crear y formar al hombre por el Creador, el Formador y los Progenitores. Entonces se hiso la creación y la formación. De tierra, de lodo hicieron la carne. Al principio hablaba, pero no tenía entendimiento. Raídamente se humedeció dentro del agua y no se pudo sostener. Echad la suerte con vuestros granos de maíz y de tzite. Hágase así y sabrá y resultara si labraremos o tallaremos su boca y sus ojos en madera. Este es el hombre de madera, es el que no ha de sustentar y alimentar, cuando hablare, cuando amanezca. Existieron y se multiplicaron, tuvieron hijos, tuvieron hijas, los muñecos de palo; pero no tenían alma, ni entendimiento, no se acordaban de su Creador, ya no se acordaban del Corazón del Cielo. Y por eso cayeron en desgracia. Esto fueron los primeros hombres que en gran número existieron sobre la faz de la tierra.

Una inundación fue producida por el Corazón del Cielo, un gran diluvio se formó, que cayó sobre las cabezas de los muñecos de palo. De tzité se hizo l carne del hombre, pero cuando l mujer fue labrada por el Creador y el Formador, se hizo de espadaña la carne de la mujer. Estos materiales quisieron el Creador y el Formador que entraran en su descomposición. Pero no pensaban, no hablaban con su Creador, con su Formador. Y por esta razón fueron muertos fueron anegados. Y esto fue para castigarlos porque no habían pensado en su madre, ni en su padre, el Corazón del Cielo llamado Huracán. Y por este motivo se oscureció la faz de la tierra y comenzó una lluvia negra, una lluvia de día, una lluvia de noche.

Llegaron entonces los animales, y los palos, y las piedras les golpearon las caras y se pusieron a hablar, todos se levantaron y golpearon sus caras.

Desesperado corrían de un lado para el otro, querían subirse sobre las casas y las casa se caían y los arrojaban al suelo; querían subirse sobre los árboles, y los arboles lo lanzaban, querían entrar a las cavernas, y las cavernas se cerraban ante ellos. Así fue la ruina de los hombres que habían sido creados para ser destruidos y aniquilados: a todos le fueron destrozando las bocas y las caras. Y dicen que la desendencia de aquellos son los monos que existen ahora en los bosques estos son la muestra de aquellos porque solo de palo fue echa su carne por el Creador y el Formador. Y por esta razón el mono se parece al hombre.

Muchos sabios vinieron entonces del cielo.

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