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Los Chorotegas


Enviado por   •  28 de Noviembre de 2014  •  7.966 Palabras (32 Páginas)  •  454 Visitas

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1. Territorio

El pueblo de Totogalpa es poseedor de 17,987.005 manzanas de tierra (diecisiete mil novecientas ochenta y siete manzanas, con cinco milésimos de manzana) el territorio tiene la forma de un polígono irregular de veintidós lados que terminan en los mojones nombrados: Terrero Colorado, Apasonate, La Guayaba. El Capulín, Jícaro Mocho, El Guásimo, El Güiligüiste, La Cruz de Yalagüina, El Jicote, Sasacalí, un mojón sin nombre que es esquinero de los terrenos de Palacagüina y del sitio del Jicote, La Lomita Colorada, Las Trancas, El Quebrachal, en la altura de El Cuje, Chagüite Grande, Veinte Robles, Amucayán, El Quebracho, los Robles, Las Chachaguas, Tutuscayán, Pisbalí, el de los Mejía, El Portillo del Jicote, cerrándose el polígono en el mojón de Terrero Colorado.

El municipio de Totogalpa está limitado al norte por los municipios de Nueva Segovia: Ocotal que es la cabecera departamental y Macuelizo; al sur con Yalagüina, al este con Telpaneca y al oeste con Somoto, los tres pertenecientes al departamento de Madriz, del cual Somoto es la cabecera departamental.

Antiguamente de las montañas de Totogalpa se extraían oro y plata y con sus rocas se elaboraba cal, en sus bosques se procesaba la resina de pino. De estas actividades sólo quedan algunas geonimias como testigos, en las comunidades: Las Minas (que fueron extracciones de oro y plata), El Horno (comunidad en donde antiguamente se procesaba la resina de pino) donde aún se pueden reconocer los vestigios de una instalación reciñera y el Hornito, donde se elaboraba cal.

Los accidentes hidrológicos son escasos y se limitan a corrientes que se manifiestan sólo en época lluviosa. El río Coco, que es el único con corriente permanente, está perdiendo aceleradamente su caudal debido a la deforestación indiscriminada que se ha dado en la zona y a los cambios climáticos que están llevando al territorio a un proceso acelerado de desertificación, sirve como límite entre Totogalpa, Ocotal y Macuelizo, ambos en el departamento de Nueva Segovia.

2. La vida religiosa de los Totogalpa:

En 1543 se fundó la ciudad de Nueva Segovia, en cuyos linderos incluye la etnia de los Totogalpa, pero estuvo siempre asediada por las incursiones de indios apoyados por los piratas, lo cual impidió que se convirtiera en un centro dinámico de proyección económica, política o incluso religiosa.

El historiador Germán Romero Vargas, autor de “Las Estructuras Sociales de Nicaragua en el siglo XVIII” anota que: Refiriéndose a la Taguzgalpa y a la Totogalpa, el cronista Vázquez, a principios del siglo XVIII, atribuía a la Real Cédula de Monzón del 30 de octubre de 1547, dirigida al licenciado Cerrato, presidente de la Real Audiencia de los Confines, la “causa de haberse retardado tanto la cristiandad de tantos infieles”. Fue hasta principios del siglo XVII que se intentó la propagación del cristianismo al este del país, partiendo de Trujillo, en Honduras y de la Nueva Segovia, en Nicaragua. Por Real Cédula de Felipe III, fechada en Madrid el 17 de diciembre de 1607, se encomendó a Fray Esteban Verdelete, la conversión de los Jicaques, nombre genérico de varios grupos humanos de las regiones al este y al norte de la Nueva Segovia, grupos entre los que se encontraba, por su ubicación geográfica, el de los Totogalpa.

Según tradiciones de Toakas y Lencas, desde 1604 habrían entrado Fray Esteban Verdelete y Fray Juan de Monteagudo a predicar el Evangelio. La segunda entrada de Verdelete, esta vez acompañado del capitán Daza y de tres otros frailes, la hizo por el río Guayape, cerca de Guampao. La tercera y última entrada la hizo por el valle de Olancho, Honduras, en abril de 1611, muriendo al año siguiente a manos de los indios.

La actividad misionera se estancó por mucho tiempo. La última etapa en este esfuerzo misionero en el siglo XVII partió de la Nueva Segovia. En 1667, fray Fernando Espino, nacido en la ciudad, fue comisionado para tratar de convertir a los indios cuya lengua él conocía y de la que hiciera un diccionario, hoy perdido.

En 1674 llegó a la ciudad fray Pedro Lagares que entró a Bocay ”y sus montañas”. En 1675, Lagares fundó varios pueblos cuyos nombres hoy todavía recoge la toponimia de la zona, pero los resultados fueron prácticamente insignificantes en su conjunto. El este de Nicaragua permanecía refractario a la conquista militar y a la catequización misionera.

El Ilustrísimo Mons. Nicolás Antonio Madrigal, quien atendió pastoralmente a los Totogalpa a partir de la década de 1950, como a otros pueblos de Nueva Segovia, refiere en una de sus notas históricas que los habitantes indígenas adoraban a los ídolos pero no hace comentarios de otras expresiones religiosas. La nota de Mons. Madrigal tiene su asidero en los hallazgos de la región en los que se han encontrado diversos idolitos.

Con la evangelización fundante se promovió la especial veneración al Señor de los Milagros, a la Santísima Virgen de las Mercedes y otras devociones propias de nuestra religiosidad popular: San Francisco, San Antonio, Santo Domingo etc. Con la práxis religiosa de muchos años de evangelización se fue desplazando la cultura idolátrica al mismo tiempo que crecía la devoción al Señor de los Milagros la cual llegó a ser como el centro de todas las devociones.

A partir de la década de los cincuenta surgió otro Centro de Veneración que cautivó religiosamente el corazón de centros. Fueron siempre los lugares de fomento y conservación de la religiosidad popular, lugares para dar gracias a Dios por los favores o milagros recibidos y para cumplir las promesas ofrecidas. los segovianos, fue en Dipilto Nuevo donde estos alimentaron la especial veneración a la Virgen de Guadalupe debido a una serie de milagros recibidos por su intercesión cuando eran atacados por la epidemia del cólera.

En torno a estos dos centros, Ciudad Antigua y Dipilto Nuevo, se organizó y se cultivó un dinamismo religioso en el que los Totogalpa participaron y todavía participan activamente a través de visitas o peregrinaciones.

Con la desmembración de la nueva Diócesis de Estelí de la antigua Diócesis de León y con la implementación de nuevos proyectos pastorales, la estructura base de las parroquias fue modificándose y adquiriendo la nueva modalidad de “Comunidad de comunidades”. Surgieron las pequeñas comunidades eclesiales donde se multiplicaron los animadores religiosos y los distintos ministerios pastorales.

Totogalpa con una estructura antropológicamente comunitaria le dio cabida fácilmente a una estructura religiosa más fraternal y más solidaria. Sigue, sin embargo, enraizada en sus festividades

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