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Los Huitotos


Enviado por   •  27 de Mayo de 2014  •  2.661 Palabras (11 Páginas)  •  668 Visitas

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Introducción

En el trabajo se investiga acerca del grupo indígena huitoto, se investiga acerca de sus costumbres, su ubicación geográfica, su lenguaje y se hace una breve reseña histórica para comprender aún más sobre el surgimiento y desarrollo a lo largo del tiempo. Se hace un breve enuncia miento de sus costumbres y de su mitología con la que explican sus orígenes.

Objetivos

Introducir, desarrollar y concluir la temática, problemática y conceptos claves del grupo indígena huitoto, para permitir una apropiación del mismo y así empaparnos un poco de la diversidad de culturas en el territorio colombiano.

Justificación

La investigación y realización del trabajo acerca de los huitotos la realizamos porque creemos necesario poner a disposición de las personas algo de información acerca de grupos indígenas como los huitotos para que se cree un sentido de pertenencia de nuestra diversidad cultural, y se trabaje para conservar dicha diversidad adquiriendo este conocimiento.

Grupo indígena Huitoto

Familia Lingüística: Huitoto. Se conoce con el nombre de Huitotos y en algunos casos murui-muinane, a los integrantes de una gran nación, que se dividía en cuatro segmentos en función de los diferentes dialectos: Bue, Mika, Minika y Nipode.

Ubicación Geográfica: Se encuentran dispersos en múltiples localidades en los ríos Orteguaza, Caquetá, Putumayo, Caraparaná, Igara Paraná y en las cercanías de Leticia

Síntesis Histórica: La región habitada por los Huitotos se vio envuelta, desde los comienzos de la conquista, dentro de los ciclos colonizadores que en general caracterizan a toda la Amazonía. Inicialmente, a partir de las predaciones de los asentamientos españoles y mestizos del piedemonte oriental andino desde el siglo XVI y de las razas de los portugueses en procura de esclavos, quienes llegaron desde el bajo Amazonas hasta la región del Araracuara. La extracción de fuerza de trabajo hacia el Brasil no sólo causó pérdida de independencia y de estabilidad demográfica sino que generó cambios significativos en la estructura social y en los sistemas culturales. El "boom del caucho" significó para los indígenas una tragedia de enormes proporciones. A partir de la llegada de los primeros comerciantes, a finales del siglo XIX, la vida se transformó produciendo cambios cuyos efectos se sienten aun hoy día en los grupos sobrevivientes. Algunos ancianos relatan que los primeros compradores de caucho bajaron del Caquetá a comienzos de siglo, haciendo contacto con los indígenas, comerciándolo e intercambiándolo por machetes, hachas, ropa, espejos y baratijas. Él sistema tradicional del endeude se implantó en la región y rápidamente la producción del caucho se destinó para pagar los espejos en los que vieron cómo los caucheros se apropiaban de sus territorios. Las hachas y los machetes se destinaron no para mejorar sus chagras sino para abrir los canales por donde manaban las resinas, ninguna baratija compensó la violencia que se desató en la región. Los primeros en montar enclaves importantes de explotación fueron Benjamín Lagarraña (un pastuso) y Crisóstomo Hernández, quienes fundaron La Chorrera o Colonia Indiana en el Alto Igara-Paraná. Posteriormente fue fundado El Encanto en el Bajo Caraparaná, por Gregorio Calderón, otro comerciante. A partir de estos sitios se explotó el caucho durante más de treinta años. A comienzos de siglo apareció en el Putumayo Julio C. Arana, comerciante peruano que mediante el establecimiento de la célebre Casa Arana, una compañía transportadora y comercial facilitó a los caucheros colombianos el acceso al mercado de Iquitos y logró controlar gran parte de la producción del Putumayo. A partir de allí se abrió un espacio de terror que se prolongó durante más de treinta años. Las cifras estimadas por algunos historiadores no dejan duda: se calcula que sólo en la región del Putumayo y sus afluentes fueron exterminados alrededor de 4.0000 indígenas durante el período que duró el "boom del caucho”. Este "boom" afectó directamente a las comunidades indígenas tanto del Perú como de Colombia: fueron de esta manera sometidos a la explotación los mirañas y

boras del Cahuinarí, los Andoques en el río Aduche y nocoimanis, muruis y muinanes del Caraparaná e Igara Paraná; los nonuya, resigero y ocaina del Alto Cahuinarí, los Carijonas del Yarí y Alto Apaporis y los yure en el Alto Pure y Pupuha.Una de las etnias que con mayor rigor sufrió esta hecatombe fue la de los Huitotos (murui-muinane), quienes se constituyeron en la mano de obra más utilizada por los caucheros. En la memoria de los ancianos aún se recuerda esta época de terror:"Que mi abuelo contó que ahí llegaron unos señores, venidos por el Putumayo, dando la vuelta por el Amazonas, unos gomeros y los obligaron a trabajar siringa. Primero llegaron a darse cuenta a ver si había gente. Preguntaron a algunos en castellano guachapeado para hacer hablar indígena. No había camisa, hamaca. Pura hacha de piedra para arrancar los árboles Tumbaban un árbol a pura piedra. Ellos buscaban también el sitio en donde el viento había tumbado árboles grandes para allí sembrar la yuca, el chontaduro. Entonces ellos vinieron, hablaron y trajeron espejitos, ollitas y para pagar una olla había que trabajar dos años. Según dice mi abuelo que el que no sacaba sus kilos lo castigaban con un cuero de danta. Por dos fallas que no sacaran en la semana un kilo, con una madera pesada para meterle las manos y los pies en un hueco.Las mujeres limpiando potreros a puros macheticos corticos, amarrados con alambre de la cacha, limpiaban como veinte hectáreas. Muchos se volaron y hartos se murieron.Los métodos violentos empleados por la Casa Arana para mantener la producción y controlar los indígenas trascendieron las fronteras de la Amazonía, pero paradójicamente sólo encontraron eco en el exterior y en algunos políticos y periodistas peruanos.El genocidio de la Casa Arana no era desconocido para las autoridades colombianas. El mismo general Rafael Reyes, que gobernó el país entre 1903 y 1909, sabía de los métodos de explotación del caucho gracias a su experiencia como empresario. Su cónsul en Manaos era socio de Arana y durante su gobierno se firmó el famoso convenio de 1906, denominado Modus Vivendi, que entre otras cosas acordó el retiro por

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