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Los objetivos de OMC


Enviado por   •  20 de Noviembre de 2012  •  1.792 Palabras (8 Páginas)  •  928 Visitas

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Funcionamiento

La OMC sirve de foro para la negociación de acuerdos encaminados a reducir los obstáculos al comercio internacional y a asegurar condiciones de igualdad para todos, y contribuye así al crecimiento económico y al desarrollo. Asimismo, la OMC ofrece un marco jurídico e institucional para la aplicación y la vigilancia de esos acuerdos, así como para la solución de las diferencias que puedan surgir de su interpretación y aplicación. En la actualidad, el conjunto de acuerdos comerciales de la OMC comprende 16 acuerdos multilaterales distintos (en los que son parte todos los Miembros de la OMC) y dos acuerdos plurilaterales distintos (en los que sólo son parte algunos Miembros de la OMC).

Por lo general, las decisiones en la OMC son adoptadas por consenso de todos los Miembros. El órgano institucional de más alto nivel es la Conferencia Ministerial, que se reúne aproximadamente cada dos años. Un Consejo General dirige las actividades de la Organización en los intervalos entre reuniones de la Conferencia Ministerial. Ambos órganos están integrados por todos los Miembros. Se encargan de la administración y vigilancia de la aplicación por los Miembros de los distintos Acuerdos de la OMC órganos subsidiarios especializados (Consejos, Comités y Subcomités), también integrados por todos los Miembros.

En concreto, las principales actividades de la OMC son:

• La negociación de la reducción o eliminación de los obstáculos al comercio (aranceles de importación u otros obstáculos al comercio) y acuerdos sobre las normas por las que se rige el comercio internacional (por ejemplo, en las esferas de las medidas antidumping, las subvenciones, las normas sobre productos, etc.)

• La administración y vigilancia de la aplicación de las normas acordadas de la OMC que regulan el comercio de mercancías y de servicios y los aspectos de los derechos de propiedad intelectual relacionados con el comercio;

• La vigilancia y el examen de las políticas comerciales de sus Miembros y la consecución de la transparencia en los acuerdos comerciales regionales y bilaterales;

• La solución de diferencias entre los Miembros sobre la interpretación y aplicación de los Acuerdos;

• El fortalecimiento de la capacidad de los funcionarios públicos de los países en desarrollo en asuntos relacionados con el comercio internacional;

• La prestación de asistencia en el proceso de adhesión de unos 30 países que todavía no son miembros de la Organización;

• La realización de estudios económicos y la recopilación y difusión de datos comerciales en apoyo de las demás actividades principales de la OMC;

• La explicación y difusión al público de información sobre la OMC, su misión y sus actividades.

Triunfo del modelo desintegrador en el contexto imperial y neoliberal

Las experiencias americanas y europeas son concluyentes en torno a la necesidad de unir a todos y todas aquellos que, provenientes de entornos y realidad particulares y desde una perspectiva democrática, rechazan al lucro como principio ordenador de las relaciones sociales. Una unidad que pasa imprescindiblemente por la organización política popular.

Replantear la idea de progreso no sólo requiere de una propuesta económica y social alternativa, se hace necesaria la voluntad de alcanzar el poder y una estrategia política para obtenerlo. Los conceptos claves a este respecto son democracia radical y participación. Democracia radical que constituye la premisa de un proyecto de sociedad alternativo. Democracia radicalizada que significa ir mucho más allá de la “democracia estringida”, de “baja intensidad”, o como se le quiera denominar al proyecto político alienante del Capitalismo Global. Democracia radicalizada que implica acortar la distancia entre el poder y la gente, promover la tolerancia y la igualdad así como descentralizar y perfeccionar los instrumentos de representación.

Participación es el otro elemento de la mancuerna. El fundamento de la participación parte de la premisa que no sólo es posible (en términos de factibilidad económica y ambiental) una alternativa al neoliberalismo, sino que ésta es moral, ética y políticamente necesaria.

Participación que implica articular políticamente todas aquellas luchas que desde una perspectiva filosófica orientada por la democracia y la igualdad, comparten la aversión a la mercantilización de la vida social y el dominio del mundo por el capital.

Democracia radical y participación nos remiten al tema de la organización política; cómo las fuerzas progresistas se organizarán eficazmente en el marco de la globalización.

Si el replanteamiento político de la idea de progreso se articula en torno a los conceptos de democrática radical y participación, las divisiones, y animadversiones del pasado -en la mayoría de los casos- carecen ya de sentido. La división de la izquierda entre socialdemócratas y comunistas que se remonta al rompimiento de la II Internacional y que se mantuvo hasta el fin de la Guerra Fría, es anacrónica. A partir de esa división, el comunismo se convirtió en referente para millones de seres humanos que ilusionados por la construcción de un proyecto colectivista en la Unión Soviética, creyeron firmemente en la inminente caída del capitalismo y el triunfo del proletariado, que representaría según Engels “el salto de la humanidad del reino de la necesidad al reino de la libertad”. La socialdemocracia, que a partir de Eduard Bernstein ubica su horizonte político en el “movimiento” y no en la meta final, se transformó en una fuerza política limitada a “humanizar” al sistema, a través de una negociación entre el capital y el trabajo y la creación del Estado de Bienestar. Una estrategia que tuvo sentido y factibilidad en el siglo XX, como tercera vía entre el comunismo y el capitalismo manchesteriano.

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