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Nuestros Años Verde Olivo


Enviado por   •  1 de Octubre de 2014  •  1.387 Palabras (6 Páginas)  •  295 Visitas

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La Segunda Guerra Mundial, en Europa, le costó a la humanidad 34 millones de vidas humanas. El juicio de Núremberg, con las formalidades posibles para aquellas circunstancias, fue público y condenó a muerte a once dirigentes enemigos europeos. La Revolución cubana cobró un total de 183 víctimas y en los primeros tres años “de paz” se fusiló a 1.892 personas. Por cada soldado batistiano o guerrillero que murió mientras se enfrentaban a tiros, los castristas fusilaron a diez personas cuando ya había terminado la guerra. Las muertes extrajudiciales sumaban 20.400 a principios de siglo. María Werlau y el doctor Armando Lago las han documentado con fecha, nombre y apellido de cada asesinado.

Lamentablemente, cuando hay que referirse a la Revolución cubana nada es razonable. El debate más común solo conoce de argumentos reaccionarios o fundamentalismos. Según el lado en que estemos. Casi nunca dejamos lugar para la razón ni para lo verificable. En cuanto los reaccionarios formulamos una pregunta objetiva, de los fundamentalistas brota en automático una respuesta retórica. Es un diálogo de sordos. El balbuceo de los demás siempre repite algún mito sobre las hazañas deportivas, la salud, que “no hay limosneros en Cuba” o lo alegres que son las cubanas. ¿Por qué tantos fusilamientos y asesinatos arteros cuando dos años de Revolución costaron, relativamente, tan pocas vidas? ¿Por qué tantos balseros arriesgan su vida si aquello es “como debieran ser las cosas”? (77.833 personas de todas la edades han terminado en las fauces de los tiburones; documentados por Lago y Werlau. Solo uno de cada tres balseros logra su objetivo de escapar de Cuba). ¿Por qué La Habana se está cayendo a pedazos si ha recibido subsidios tres veces superiores al Plan Marshall (de la desaparecida URSS principalmente), y con un tercio de ese dinero se pudo reconstruir Europa? ¿Por qué los alimentos están racionados desde hace cincuenta años? (cada ciudadano que no es dirigente, claro, tiene “derecho” a una dieta menor a la que España estableció como mínima para los esclavos del siglo XIX). ¿Por qué los dogmáticos de izquierda justifican los abusos de Fidel Castro contra su población? Después del criminal desastre comunista del siglo XX, que le costó la vida a unos cien millones de disidentes; después de la sangrienta tragedia cubana, ¿cómo defender el comunismo? ¿Por qué callan fuera de Cuba muchos de quienes conocen las atrocidades de Castro? ¿Por qué un mojito, un habano y un apapacho ensordecen la conciencia de tanta gente?

El novelista chileno Roberto Ampuero (Valparaíso, 1953) se hace en el fondo las mismas preguntas en todas las páginas de su novela autobiográfica Nuestros años verde olivo. “La publicación de esta novela irritó de tal manera al régimen que desde entonces tengo prohibido el ingreso a Cuba. ¿A veces en política conviene más callar que expresar verdades dolorosas?”, nos dice en el epílogo. Según la novela, el narrador se casa con la bellísima hija de un dirigente cubano que aparece bajo el nombre de “Comandante Cienfuegos”. Los personajes históricos aparecen con su nombre real, nos dice el autor al iniciar la novela. Como a cualquier hijo de vecino que se casa con la hija de un magnate, al narrador, en su carácter de yerno, le espera lo mejor o lo peor, según baje o no la cabeza frente a su suegro primero, y luego frente a su temperamental mujer. Aunque el narrador no sea tan consciente de ello por causa de sus escasos veinte años, obtendrá lo mejor si se convierte en un arribista y lo peor si decide inconformarse ante los abusos que atestigua. Sin que haya de por medio una rosada epifanía ni mucho menos unheroico despertar, el narrador termina por obedecer a su conciencia de joven idealista. Y así le va. La epifanía o elvaliente despertar habrían estropeado sin remedio la novela. No es así y Ampuero hábilmente logra la peripecia de su personaje de manera gradual, verosímil, muy simpática e interesante.

El personaje que aparece en la novela bajo el nombre de “Comandante Cienfuegos” no es el hermano de Camilo, Osmany, como sugeriría el apellido. Se trata, creemos, de Ramiro Valdés (79 años), el cerebro dirigente del aparato represivo de

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