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Pensamiento de la emancipación


Enviado por   •  21 de Noviembre de 2013  •  1.925 Palabras (8 Páginas)  •  415 Visitas

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No es preciso de manera alguna exagerar, cuando constatamos que desde su

integración subordinada al sistema de dominación occidental (primero europeo

y después estadounidense-europeo) hace más de 500 años, las naciones y los

pueblos latinoamericanos no han podido tener soberanía política y mucho

menos económica.

Pero hablar de ausencia de soberanía en los países que integran América

Latina significa hablar de la expoliación de sus riquezas económicas

ocasionada por la violencia dominadora que estuvo siempre presente en la

historia, guiada por la rebatiña y rapacidad para apropiarse de los recursos

ajenos (sobre todo de los países que anteriormente fueron colonias y que hoy

son considerados "naciones subdesarrolladas").

Esta fue la lógica de los colonizadores ibéricos y es la lógica que atrae

ahora al Fondo Monetario Internacional (FMI) y a los marines a las costas

latinoamericanas.

El pensamiento de la emancipación de los pueblos latinoamericanos puede, por

ende, no significar otra cosa que el ideario de nuestros próceres

independentistas apoyado en los paradigmas de las revoluciones francesa e

inglesa, en aquella época donde se buscaba fervorosamente un camino para ser

independientes de los imperios español y portugués; pensamiento que hoy aún

está vigente, enriquecido por las ideologías emancipadoras y revolucionarias

de los siglos XIX y XX, y que lucha por la ruptura de la asimétrica

dependencia externa, así como por la transformación a fondo de las

estructuras represivas internas que son el legado de medio milenio de

evolución truncada.

En esta vía encaminada hacia el levantamiento de una sociedad fraternal,

participativa y democrática es menester guiarnos por la historia que mira

hacia adelante, como lo propone el historiador Eduardo Galeano. Los pueblos

latinoamericanos dependen de su identidad para determinar su propio destino,

es decir, de la comprensión de las tres dimensiones de nuestro ser

histórico: pasado, presente y futuro. La Identidad es lo que confiere al

cambio, la esencia de continuidad, autodeterminación y razón del sujeto,

mientras el cambio le permite a la Identidad, la permanencia de su esencia.

Un pueblo sin identidad es un cíclope, un gigante que mira con un solo ojo y

que además es miope. Por esa razón le es imposible discernir cuál es el

camino que ha de transitar para su liberación. Acabar con su identidad

significa dejar ciego al pueblo soberano y sujetarlo aún más a las cadenas

que le han sido impuestas por el imperialismo de ayer y el imperialismo de

hoy. Coadyuvar a la reedificación y al desarrollo de esta Identidad, es

decir, su disposición a la emancipación y autodeterminación es, por

consiguiente, exigencia de cualquier legítima aspiración emancipadora

latinoamericanista.

Es así como el pensamiento emancipador nace en Latinoamérica de la fusión de diferentes ideologías progresistas europeas, que a mediados del siglo XIX,

contribuyeron al derrumbe de los imperios europeos de la época.

Posteriormente esas ideologías se acrisolaron en el fragor de la lucha

independentista y fue tomando cuerpo un pensamiento propio emancipador,

adecuando el ideario revolucionario europeo a nuestra gesta emancipadora.

Será dentro de la magna idea de Bolívar sobre "América la Patria Grande",

reafirmada en el pensamiento de "Nuestra América" de José Martí, y la praxis

abnegada de millones de latinoamericanos, como se ha de crear el nuevo mundo americano, poblado por mujeres y hombres hermanados viviendo juntos como integrantes de una poderosa y única nación.

José Carlos Mariátegui La Chira (Moquegua, 14 de junio de 1894 - Lima, 16 de abril de 1930), fue un escritor, periodista, y pensador político marxista peruano. Autor prolífico a pesar de su temprana muerte, El Amauta (del quechua: hamawt'a; 'maestro', nombre con el que también es conocido en su país) es uno de los principales estudiosos del marxismo en Iberoamérica, destacando entre todas sus obras: 7 ensayos de Interpretación de la Realidad Peruana, obra de referencia para la intelectualidad del continente.[1] Fue el fundador del Partido Socialista Peruano en 1928 (que el cuestionado Eudocio Ravines, agente de la CIA, aprovechando la muerte de Mariategui, transformaría en Partido Comunista Peruano en 1930, a instancias de la III Internacional), fuerza política que, según su acta de fundación, tendría como herramienta axial al Marxismo-Leninismo, y de la Confederación General de Trabajadores del Perú, en 1929.

Para el sociólogo y filósofo Michael Löwy, Mariátegui es "indudablemente el pensador marxista más vigoroso y original que América Latina haya conocido”.[2] Así mismo, José Pablo Feinmann, filósofo y crítico cultural argentino, lo declara el "más grande filósofo marxista de Latinoamérica.

Eduardo Germán María Hughes Galeano (Montevideo, 3 de septiembre de 1940), conocido como Eduardo Galeano, es un periodista y escritor uruguayo, ganador del premio Stig Dagerman. Está considerado como uno de los más destacados escritores de la literatura latinoamericana.

Sus libros más conocidos, Memoria del fuego (1986) y Las venas abiertas de América Latina (1971), han sido traducidos a veinte idiomas. Sus trabajos trascienden géneros ortodoxos, combinando documental, ficción, periodismo, análisis político e historia.

Galeano nació en Uruguay en el seno de una familia de clase alta y católica de ascendencia italiana, española, galesa y alemana, su padre fue Eduardo Hughes Roosen y su madre Licia Esther Galeano Muñoz de quien tomó el apellido para su nombre artístico. En su juventud trabajó como obrero de fábrica, dibujante, pintor, mensajero, mecanógrafo, cajero de banco, entre otros oficios. A los 14 años vendió su primera caricatura política al semanario "El Sol" del Partido Socialista.

Eduardo Galeano entrevistando al guerrillero César Montes en la selva guatemalteca, a fines de los sesenta.

Comenzó su carrera de periodista a inicios de 1960 como editor de "Marcha", un semanario influyente que tuvo como colaboradores a Mario Vargas Llosa, Mario Benedetti, Manuel Maldonado, Denis y Roberto Fernández Retamar. Editó durante dos años el diario "Época".

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