Resumen De Mesoamerica Y El Area Intermedia
Enviado por callo9 • 17 de Diciembre de 2012 • 394 Palabras (2 Páginas) • 765 Visitas
Juan el Sarnoso
Categoría : HISTORIAS 2
Publicado por Admin el 2008/11/30
No se acordaba desde cuándo era "el sarnoso". Siempre lo despreciaron, desde muy pequeño.
Tampoco recordaba si tenía papás. Siempre mendigando para alimentarse. No se podía quejar, los
aldeanos se aprestaban a darle alimentos con tal de verlo lejos. Muy lejos.
Hacía unos años, se había acercado a escuchar un violinista quien, asustado, por alejarse de Juan,
dejó su instrumento. Juan lo persiguió para entregárselo, pero aquél prefirió perder su violín antes
de correr el peligro de infectarse.
Juan comenzó, entonces, a tocar el violín. Torpemente, al principio; pero, como disponía de tiempo,
cada vez fue más hábil hasta convertirse en un verdadero virtuoso. No faltaron las personas que
quisieron acercarse encantadas, pero ganaban las gentes prejuiciosas e ignorantes decretando que
hasta su música podía contagiar la sarna.
Mientras, Juan tenía cada vez más sarna. La comezón se fue extendiendo a todo su cuerpo. Sólo
por milagro se salvaban las manos, con las que iba tocando melodías cada vez más dulces.
Y así, dulce y solitariamente transcurría su existencia cuando, por lo que los aldeanos pregonaban a
gritos, se enteró que alguien había nacido en un portal. Suceso común en la época, sólo que parecía
que este era un personaje importante. Algo comentaban de una reina que no había alcanzado a dar
a luz en otro lado. Pero también escuchó que el padre era un carpintero (¿?). El caso es que era tan
importante el pequeñito que, no conforme con lo que ya se anunciaba a gritos, el Cielo decidió
ponerle una estrella de anuncio (como los faros que ponen ahora para inaugurar las discotecas), lo
que hizo que Juan localizara fácilmente el lugar.
Olvidándose de la comezón y del miedo que le tenían los otros, a paso veloz y acompañado de una
hermosa marcha militar (en violín), Juan se decidió a alcanzar el portal tan publicitado. En el camino
escuchó que, además, este niño repartía milagros.
Por supuesto, en cuanto llegó, le intentaron bloquear el acceso. Acababan de irse unos reyes, que,
al parecer, traían importantes regalos. Y es que Juan no traía presente alguno, como no fuera el
riesgo de contagio.
Una pastora, caritativa, le susurró al oído:
-Hace unos días vino un muchachito con un tambor; le franquearon la entrada porque dijo no tener
más presente que su música-.
Juan, más impulsado por su curiosidad que por fervor alguno, tocando el violín cada vez más fuerte,
se abrió paso como columna de granaderos, apartando a cualquiera con su decisión, aplomo y
contagio.
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