Sintesís del Hanal Pixán
Enviado por JonAlvarado • 16 de Febrero de 2017 • Biografía • 3.671 Palabras (15 Páginas) • 306 Visitas
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INSTITUTO TECNOLÓGICO DE CONKAL
Ingeniería en Agronomía
Tercer semestre, Grupo: C
Botánica Sistemática
Síntesis de Investigación: Hanal Pixán
Responsable: Br. Alvarado González Jonathan Andrés
Profesor: M.C. Juan Rodríguez Sánchez
Conkal Yucatán, noviembre de 2016
INSTITUTO TECNOLÓGICO DE CONKAL
Ingeniería en Agronomía
Tercer semestre, Grupo: C
Botánica Sistemática
Síntesis de Investigación: Hanal Pixán
Responsable: Br. Alvarado González Jonathan Andrés
Profesor: M.C. Juan Rodríguez Sánchez
Conkal Yucatán, noviembre de 2016
Historia 4
Alimentos 7
Elementos del altar 8
Bibliografía 11
Introducción 14
Antecedentes 14
Justificación 15
OBJETIVOS 17
General: 17
Específicos: 17
Historia
El Hanal Pixán es una fiesta donde se repiten como en el principio gestos y palabras de los Dioses, el hombre anula el tiempo y el espacio y, purificados sus pecados, regresa a los tiempos míticos de la creación, a una época en la que aún no se cumplía ningún ciclo, cuando no existía la muerte. Alfeñique (1995).
Por su parte Tirado (1982) dijo que a pesar de la influencia del catolicismo, los mayas en gestos y acciones simbólicas vuelven a crear el espacio disponiendo de una mesa con sus cuatro lados y esquinas para el altar de los muertos, donde colocan las cuatro jícaras de los puntos cardinales y tres más para representar el fogón, el primer hogar.
En el centro, sobre el mantel blanco del norte, colocan una cruz de madera color verde en representación de la ceiba y 23 jícaras con alimentos sólidos, nueve para los Bolontikú,trece para los Oxlahuntikú y una para el nivel terrestre. Los siete montoncitos de trece tortilla que en total son 9, representan los días de una stación, los de la cosecha, o sea del renacimiento del maíz, el alimento y sustancia del hombre. Vilela (1996).
Además Cortez (1975) opina que con la cancelación del tiempo y de la muerte, cumplido el rito de la erección de los altares, los seres desaparecidos llegan en forma de ánimas o Pixán. De hecho, la anulación del tiempo hace que los difuntos no hayan muerto, simplemente existes como animas que regresan a sus casas, como si no hubiesen salido de ellas. Debido a que ya no se sepultan en sus casas, las ánimas deben ser guiadas desde el cementerio hasta su hogar con velas que les muestran el camino.
Si bien la cristianización de los mayas destruyó todas las manifestaciones públicas y comunitarias de sus antiguas creencias, aquellas reservadas a la vida privada, al hogar, a la milpa o a la selva, han perdurado, ignoradas y despreciadas por los evangelizadores franciscanos que las consideraban simples supersticiones similares a aquéllas que, perduran en el pueblo europeo. Lagarriata (1977).
Fray Diego de Landa y Cogolludo, aseguran, -estudiando costumbres de la raza aborigen,- que entre los mayas no existían cementerios en sus ciudades. El maya,-dice el cronista-, sepulta sus muertos en su propia morada. El entierro de sus deudos lo hacía cada habitante a espaldas de su casa, en un recinto o patio libre de malezas y bien barrido, donde era abierta una fosa y en la misma tierra, sin ataúd, colocaban el cadáver introduciéndole en la boca cierta cantidad de masa de maíz bien cocida, llamada "keyem" para que pudiera alimentarse mientras reposaba. Hecho el entierro, colocaban una señal para identificar la tumba. Generalmente consistía ésta en un corralejo de dos metros en cuadro, hecho de varillas o palos: "coloc-ch,". Y en tiempos de la colonia marcaban aquellos sitios con una tosca Cruz de madera que colocaban dentro del cuadro.
La comida de las ánimas, es una tradición del pueblo maya que se lleva al cabo para recordar a los amigos y parientes que se adelantaron en el viaje eterno. Es un acontecimiento especial para los deudos de los difuntos, pues saben que en estos días, del 31 de octubre al 2 de noviembre, las ánimas "reciben permiso" para visitar a sus familiares. Anaya y Rodriguez (2000).
Vargas (1998) dice que el primer día se dedica a los niños y le llaman U Hanal Palal. El segundo día, 1 de noviembre, está dedicado a los adultos muertos y le llaman U Hanal Nucuch Uinicoob, y el tercer día es el U Hanal Pixanoob llamado en algunos lugares "misa pixán" porque ese día se aplica una misa dedicada a las ánimas, por lo general en el cementerio de la población.
Se acostumbra, que los niños usen durante esos días una cinta de color rojo o negro en la muñeca derecha, a fin de que las ánimas no se los lleven. También se acostumbra amarrar a los animales de la casa, porque podrían ver a las ánimas e impedirles el paso hacia el altar. La tradición incluye varios ritos, pero el principal consiste en poner una mesa que funciona como altar, donde se coloca comida típica de la temporada: atole nuevo, mucbipollos, jícamas, mandarinas, naranjas, dulce de papaya, coco y pepita, tamales de espelón y "vaporcitos", todo eso adornado con veladoras, flores, ramas de "ruda" y las fotografías de las personas fallecidas. Cook y Leonard (1949).
Las ofrendas para los niños difuntos se colocan en un altar decorado con un mantel bordado en tonos alegres, juguetes y comida de su preferencia, como chocolate, tamales, "pibes", dulces, frutas de la temporada, atole nuevo y yuca con miel, y se adorna con flores de "xpujuc" , "xtés" en color rojo y "virginias". Lilian Scheffler (1949).
Las casas deben estar siempre limpias y sin trabajo pendiente (como hacer las tortillas, por ejemplo). Se cree que si algo faltó por hacerse, lás ánimas llegarán y realizarán el trabajo pendiente, lo que sería una descortesía. Martinez (2002).
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